Tercer entrenador en cuatro meses de temporada y nuevo ridículo de un Hércules, que se aleja cada vez más de la permanencia y pide a gritos la llegada del mercado de invierno para buscar un milagro en forma de revolución en la plantilla.

El estreno de Vicente Mir frente al Badalona en el Rico Pérez (1-2) confirmó todos los males de una plantilla deshecha, que se ha llevado ya por delante a los entrenadores Jesús Muñoz y Lluís Planagumà y al director deportivo que la confeccionó, Javier Portillo.

Cansada de tanto despropósito, de tanta ineptitud en los últimos 20 años de mandato de Enrique Ortiz, la afición ha estallado contra el empresario y ha exigido la dimisión de la directiva en una protesta que no se recordaba desde 2012, justo cuando el equipo cayó a los infiernos de la Segunda B.

Ha tomado el mando de la secretaría técnica el socio de Ortiz, Juan Carlos Ramírez, pero su apuesta por Mir se ha estrellado en el debut contra un rival que empezó la jornada por detrás del Hércules.

Y el panorama aún puede ser peor si mañana gana otro equipo que lucha por la salvación, el Nàstic de Seligrat, próximo rival del Hércules el domingo en Tarragona. Si los catalanes ganan este domingo al filial del Levante, la permanencia directa se alejará a siete puntos de los blanquiazules, es decir, a más de dos partidos. Todo un "himalaya" para este equipo roto.

Camino del centenario, el Hércules atraviesa el momento más crítico de su historia y cada semana lo empeora aún más. El estado es de máxima emergencia y la afición del Rico Pérez así lo detecta. Por eso se revuelve contra el palco, donde a Ortiz cada vez le quedan menos cortafuegos en este dramático rumbo hacia Tercera División.