Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Análisis

Hércules: un 2019 con mucho dolor y ninguna gloria

El conjunto alicantino cierra otro año de fracaso en el que pasó en seis meses de la ilusión al espanto: de la final por el ascenso a la amenaza de bajar a Tercera y desaparecer

El delantero del Hércules Carlos Martínez, el 22 de septiembre, en la derrota en el Rico Pérez ante el Orihuela. Jose Navarro

El peor Hércules que se recuerda vuelve hoy al trabajo para preparar el último partido de la primera vuelta -el próximo sábado (17.30) en casa ante el Ejea- y para despedir 2019, «annus horribilis» en el que ha pasado en apenas seis meses de la ilusión de la final por el ascenso ante la Ponferradina a la angustia de la amenaza seria de descenso a Tercera con el consiguiente riesgo de desaparición.

El «brote verde» de la última victoria en Tarragona (0-2) ante un rival directo por la permanencia alivia pero no maquilla la sensación general de alarma y desencanto de la afición blanquiazul, hastiada de malos resultados tras seis temporadas en el pozo de Segunda B y del maltrato de la directiva, como sucedió recientemente con el partido de Copa ante el Recreativo de Huelva y la pretensión inicial de que pagaran los abonados.

En el vigésimo aniversario de la llegada al club del empresario Enrique Ortiz, el Hércules cierra el año con mucho dolor y sin ninguna gloria tras dos décadas de gestión marcadas por la improvisación, los bandazos y la falta de proyecto y de una estructura profesionalizada.

La mitad de puntos y más del doble de goles encajados que el curso pasado en la 18ª jornada

La mitad de puntos y más del doble de goles encajados que el curso pasado en la 18ª jornada1. Las cifras hablan por sí solas del desplome sin precedentes de este Hércules: a una jornada para el final de la primera vuelta, el conjunto que ahora entrena Vicente Mir es antepenúltimo y en posición de descenso a Tercera con 16 puntos, 20 goles a favor y 25 en contra. En la misma jornada del año anterior, el ilusionante equipo de Lluís Planagumà era tercero con el doble de puntos (32) y menos de la mitad de goles encajados (10), aunque su producción ofensiva también era menor (16 dianas anotadas). Con un máximo aprovechamiento de sus goles y un gran trabajo táctico, anímico y defensivo, el Hércules del técnico catalán creció progresivamente hasta disputar la final por el ascenso, en la que cayó con estrépito frente a la Ponferradina, pero consiguió reactivar la ilusión del herculanismo con más de 29.000 fieles en las gradas del estadio blanquiazul.

De un Rico Pérez a reventar a un estadio semivacío con un millar de espectadores en la Copa

De un Rico Pérez a reventar a un estadio semivacío con un millar de espectadores en la Copa2. La desastrosa marcha del equipo en la temporada 2019-20 y la errática gestión de la directiva están vaciando el Rico Pérez, justo en la temporada con mayor número de abonados de las seis consecutivas en esta etapa de Segunda B (algo más de 7.000). Del campo abarrotado de finales de junio en la ida de la malograda final por el ascenso hemos pasado a la desoladora imagen de un Rico Pérez semivacío, con apenas un millar de espectadores, el pasado día 17 en el partido de Copa ante el Recreativo de Huelva. En este vaciado del coliseo herculano tuvo mucho que ver el desconcierto causado por el nuevo hombre fuerte de la entidad y socio de Ortiz, el empresario Juan Carlos Ramírez, que decidió inicialmente cobrar a los abonados por el encuentro copero en plena crecida de la indignación de la afición por la pésima trayectoria del equipo en la Liga. Por entonces ya habían rodado las cabezas de los entrenadores Planagumà y Jesús Muñoz y del director deportivo Javier Portillo, responsable de la confección de la plantilla, pero la decisión revocada a última hora de que los socios pasaran por caja en el torneo del KO terminó por distanciar a la gente aún más del club, del equipo y del estadio. Por lo pronto, la media de afluencia esta campaña ya ha caído en 2.000 seguidores respecto a la anterior.

Chechu, Yeray, De las Cuevas, Mir, Paquito,... El club del eterno retorno y los escasos horizontes

Chechu, Yeray, De las Cuevas, Mir, Paquito,... El club del eterno retorno y los escasos horizontes3. La apuesta del nuevo entrenador Vicente Mir por el retorno al Hércules en enero del añorado Chechu Flores, camino de los 38 años, vuelve a confirmar la política de «luces cortas» de un club escaso de horizontes y anclado a su pasado. Incapaz de mirar más allá de su entorno inmediato, la entidad recurre por sistema a jugadores y técnicos que ya han pasado por el vestuario del Rico Pérez: además del jienense, son muy recientes los retornos del centrocampista Yeray -muy lejos este curso de su mejor versión-, del propio Mir, de Paquito a la renovada comisión deportiva o el interés por el exherculano De las Cuevas... Lastrado por la falta de contactos, agenda y de una estructura seria, el Hércules languidece a marchas forzadas, atrapado por su propia historia reciente.

El nepotismo y la endogamia como formas de gestión

El nepotismo y la endogamia como formas de gestión4. Las circunstancias del fútbol y la vida han querido que el peor momento en la historia casi centenaria del Hércules coincida con el vigésimo aniversario de la llegada de Ortiz al mando de la nave blanquiazul. La efeméride se cumplió a finales de noviembre, una semana antes de la dimisión de su yerno, Javier Portillo, como director deportivo para dejar paso a Ramírez, enemigo íntimo del anterior. La familia siempre ha sido prioritaria para el dueño del club y en estas dos décadas siempre le ha hecho hueco en los despachos. Y fuera del círculo íntimo y personal, el dueño ha buscado aliados -Ramírez, Paco Roig, Juanjo Huerga o Valentín Botella- más por interés para reducir los costes propios que por un criterio deportivo y de gestión profesional. Así le va al club: mucho dolor y ninguna gloria tras 12 temporadas en Segunda B y sólo una en Primera durante los 20 últimos años.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats