Otro año frenético. Quién da más. El Hércules despide al 2019 tras 365 en los que ha habido de todo. Bueno, buenísimo, y malo, malísimo. En ese orden. En picado. El club blanquiazul recibe el año nuevo en una situación drásticamente opuesta a la última vez. En diciembre de 2018 el Hércules estaba tercero, en puestos de ascenso a Segunda y ahora es tercero por la cola, en puestos de descenso a Tercera. Entre medio, un carrusel de sensaciones.

Tras el azote del mes de enero, en el que el Hércules cosechó dos derrotas seguidas, el equipo fue rearmándose y asentándose en los puestos de promoción a las órdenes de Planagumà, que devolvió la ilusión a una afición que respondió con creces. El club, siempre con un revólver en la nuca, respiró más aliviado que nunca en un mes de marzo marcado por la exención de pago de la multa de 7 millones de euros a la Comisión Europea por las ayudas ilegales de Estado que el Hércules recibió en 2010. Además, Carlos Parodi regresaba a la presidencia tras varios meses sin nadie en el cargo.

La alegría se extendió hasta finales de junio, lo que duró la aventura del equipo en el «play-off» de ascenso, del que fue apeado definitivamente en El Toralín, pese a que el desastre se había consumado siete días antes en el Rico Pérez ante la Ponferradina. El golpe fue durísimo, directo a las entrañas del club. Y sigue pagándolo. El verano se enturbió, Planagumà renovó sin el respaldo de Portillo y la gestación de la 19-20 dejó que desear. El proyecto nacía muerto. El técnico aguantó en el banquillo cuatro jornadas y el seno de la entidad era un polvorín. Llegó Jesús Muñoz, sin experiencia previa, como entrenador salvador (paso interino de Végar mediante), pero duró 11 jornadas. Su fin vino ligado al de Portillo como director deportivo. El proyecto saltaba definitivamente por los aires. El Hércules estaba por méritos propios atornillado en el descenso directo a Tercera. Y sigue en medio del drama.

El adiós de Portillo del día a día del Hércules -pese a que sigue siendo accionista y el yerno de Enrique Ortiz- provocó la entrada en escena de nuevo de Juan Carlos Ramírez, que asumió la dirección deportiva de la entidad. Con él regresó Vicente Mir al banquillo y el equipo terminó 2019 con una imagen bastante aseada en Tarragona, donde venció en medio del caos del Nàstic, que convive en una convulsión similar a la del Hércules.

Con todo, el equipo blanquiazul despide el año con más derrotas que victorias y con más goles en contra que a favor. Todo ello, afeado hasta el extremo en este primer tramo de la 19-20 porque en la campaña anterior el equipo fue el menos goleado de todo el grupo.

Récords individuales

En el aspecto deportivo, el portero Falcón lució como nunca y lo jugó prácticamente todo: 44 partidos (todos completos) de los 45. Solo le cedió uno a Ferri, la intrascendente última jornada de la 18-19. Tras Falcón, el ariete Carlos Martínez fue el segundo con más participaciones (42) y el máximo goleador en el año natural: 13 goles desde enero a diciembre. Le sigue Benja (7), que llegó en el mes de febrero tras la lesión de Emaná.

2019 también fue el año del adiós de Chechu tras cinco temporadas, aunque ahora el club trata de repescarlo. Probablemente el central alicantino Samuel también jugó sus últimos encuentros en el club porque en octubre se lesionó de gravedad.