Frustrado y desquiciado por su ineficacia goleadora, el Hércules se condena a sufrir hasta el final en esta aciaga temporada. El conjunto alicantino sigue una semana más en puestos de descenso a Tercera División tras sumar ayer en la visita al CD Ebro en Zaragoza su cuarto empate consecutivo sin goles y cinco jornadas seguidas sin ganar. Son cifras que desangran a cualquiera, aunque por juego y ocasiones, los blanquiazules se hicieron acreedores a la victoria en su vuelta al césped artificial y en su estreno en el estadio Pedro Sancho. Ahora bien, los goles se anotan y no se merecen; y la endémica falta de pegada de este equipo le abona al sufrimiento en las 10 jornadas que quedan para intentar evitar un fiasco histórico de consecuencias imprevisibles para el club blanquiazul.

Salió el Hércules de Antonio Moreno con mucha personalidad y determinación para buscar la victoria, perentoria tras cuatro partidos sin marcar ni ganar los blanquiazules. Y lo hizo con más lógica y sentido común que en el duelo anterior ante el Andorra al colocar Moreno a Pedro Torres y Yeray en el eje del centro del campo, escoltados en las bandas por Raúl Ruiz y Jesús Alfaro. Los centrocampistas De Lerma y Sergio Jiménez se quedaron en el banquillo y en Alicante lesionado, respectivamente, y el juego blanquiazul agradeció el cambio de timón que introdujo el técnico.

De modo que el cuadro alicantino buscó la portería del meta Loscos con una mezcla de juego de asociación por las bandas y de envíos directos cuando era necesario para superar la suave presión de los aragoneses, un equipo muy mejorado en las últimas semanas de Liga. Y por el costado izquierdo llegó la primera gran ocasión del Hércules: centró medido Jesús Alfaro, pero Raúl Ruiz, reubicado como extremo, remató fuera de volea casi desde el área pequeña. Primera oportunidad al limbo. Corría el minuto 9 y poco después el propio Alfaro, desde la banda contraria, reclamó penalti por mano de un defensor del Ebro al interceptar un centro. La infracción pareció clara y, de estar operativo el videoarbitraje (VAR) en Segunda B, es muy probable que se hubiera señalado pena máxima para el Hércules.

Tenían bien controlado el partido los de Moreno, pero el conjunto arlequinado no renunciaba al ataque y el exherculano Emaná se acercó con peligro cerca del cuarto de hora en un centro desde la izquierda de Alfonso que conjuró Falcón. La banda izquierda del cuadro aragonés se convirtió en una pesadilla para Álvaro Pérez, que se vio superado una y otra vez por Alfonso y Manel Royo. Se equivocó irresponsablemente el lateral alicantino al pasarse de ímpetu y de frenada en el minuto 5 y vio la tarjeta amarilla por una entrada a destiempo e innecesaria en campo contrario. No supo medir su agresividad.

La amonestación le condicionó y los aragoneses le castigaron una y otra vez por su carril, en el que se encontraron una autopista liber de peaje. A Moreno no le quedó otra que sustituir a Álvaro en el descanso por Moha y retrasar a Raúl Ruiz al lateral derecho para cerrar la sangría y evitar males mayores.

Y en este intercambio de golpes en el que se convirtió el partido -abierto, entretenido y, por momentos, bien jugado-, volvió a aparecer Falcón para salvar a su equipo en un «mano a mano» ante Barreda. El portero y capitán blanquiazul tapó con el pie para negar el primer gol en la oportunidad más clara de los de Manolo Sanlúcar.

Entró el duelo en un interesante toma y caca y también tuvo el Hércules la virtud de la insistencia para seguir acechando el área local con otra gran opción en el minuto 30 de Vergos, que cabeceó inocentemente un precioso centro desde la izquierda de Nani. El gol no parece un atributo del delantero griego -que dejó sin rematar poco después otro buen centro de Alfaro-, ni tampoco de este Hércules, que superó junto al Ebro los 480 minutos sin marcar.

La tónica se mantuvo tras el descanso. Moha aportó mucha profundidad y desborde por la banda derecha, pero el Hércules continuó sin ver puerta. Tuvieron opciones Yeray tras un saque de córner, Jona en su primera intervención al cabecear alto y Nani, Pedro Torres y Alfaro, que no terminaron de rematar. Pero la mejor ocasión fue del propio extremo andaluz, que disparó con fuerza desde el borde del área un pase atrás de Moha y Loscos respondió con una gran parada.

Desesperado por su falta de acierto ante el marco rival, el Hércules pudo salir aún peor parado de no ser nuevamente por Falcón, que evitó el tanto del Ebro en el minuto 87 al desviar un gran lanzamiento de Fran García.

Se volcó hasta el final el conjunto alicantino, que murió en el área aragonesa, pero fue incapaz de traducir en gol su buena actitud, dominio y mejor juego. Y ya es sabido que, por mucho que mantengas la portería a cero, sin gol no hay salvación. Con una victoria, el equipo de Moreno habría salido ayer matemáticamente de la zona de descenso a Tercera porque los rivales directos por la permanencia tampoco son capaces de ganar. Ahora bien, lo normal es que con la versión ofrecida ayer ante el Ebro el Hércules sea capaz de sumar en este último cuarto del campeonato los puntos necesarios para la salvación. Tras los resultados de ayer, el «play-out» se queda a sólo un punto, la salvación directa a dos y el partido del domingo (17.00) en casa ante el «gallito» Cornellà adquiere ya tintes de dramática «final» por la supervivencia.

Afición blanquiazul en el estreno en el Pedro Sancho y descenso del juvenil de D. de Honor

Afición blanquiazul en el estreno en el Pedro Sancho y descenso del juvenil de D. de HonorEl Hércules disputó ayer su primer partido en el campo de hierba artificial Pedro Sancho de la Federación Aragonesa de Fútbol, convertido en el nuevo recinto del CD Ebro. No faltaron al partido seguidores blanquiazules incondicionales que residen en Zaragoza y algún otro desplazado de ciudades cercanas y hasta de Alicante. El presidente blanquiazul Quique Hernández acudió solo al encuentro. Por otra parte, el Hércules Juvenil de División de Honor perdió ayer la categoría a falta de cinco jornadas para el final de Liga al perder en casa ante el Levante (0-6).