Condenado al traspié continuo, a la trampa permanente de quienes lo dirigen o del azar más inoportuno. El caso es que el Hércules vuelve a trastabillarse en pretemporada y a sembrar de dudas un inicio de temporada que se antojaba como capital. La aparición de dos casos positivos en la plantilla salpicó la tranquilidad de un equipo al que ya se le estaba haciendo bola una pretemporada de 50 días.

Sólo los resultados dirán cómo empieza este nuevo curso el Hércules de Carmelo del Pozo y David Cubillo, pero el confinamiento obligado ha frenado en seco una preparación de casi dos meses, una carrera de fondo para llegar al inicio de una Segunda B novedosa, peligrosa y cuya primera fase sólo tiene 18 jornadas.

Lo cierto es que el equipo fue de más a menos en esta pretemporada, aunque los máximos responsables no expresaron su preocupación a micrófono abierto por la concatenación de resultados cuestionables ante equipos de inferior categoría. «Paciencia, esto son sólo kilómetros, trabajo físico», deslizaban con prudencia. Ahora, la cuarentena de 10 días que cumplen los jugadores hace pedazos ese recorrido que acumulaban las piernas de los jugadores y amenaza el objetivo principal de la segunda quincena de agosto: comenzar la Liga en las mejores condiciones el 18 de octubre.

Es evidente que el partido de este próximo domingo en El Collao no se podrá disputar porque el Hércules sale del confinamiento el viernes, apenas 48 horas antes del choque. La RFEF, de momento, guarda silencio a la petición del club alicantino de aplazar el encuentro. Tampoco hay fecha para recuperar el partido, aunque ambos clubes ya han expresado sus preferencias. El Alcoyano ha propuesto jugar el martes siguiente, el 20 de noviembre, para «no desvirtuar la competición», y el Hércules cree más oportuno hacerlo a mediados de noviembre, en un fin de semana sin partidos en el calendario.

Los futbolistas del Hércules se ejercitan como pueden en sus casas, en una amarga rémora de lo que fue el confinamiento general de toda la sociedad durante marzo, abril y mayo. Ellos saben que esto es un «coitus interruptus» total y que este contratiempo les mermará de una u otra manera. «Ahora sólo estamos parados nosotros, en marzo o abril podías pensar que todos los equipos estábamos igual de fastidiados, pero qué le vamos a hacer», expresaba ayer un jugador de la plantilla desde su domicilio, mientras se ejercitaba.

De momento, la plantilla sigue un plan de entrenamientos adaptado todo lo posible para sustituir de la mejor manera los entrenamientos que debían estar haciendo sobre el césped a las órdenes del nuevo preparador físico de la entidad, Alberto Berrocal. En el anterior confinamiento, el de marzo, Portu también detalló una hoja de rutra diaria para un Hércules que se le acumulan las desventuras en un 2020 para olvidar. «Queremos que pase todo esto cuanto antes y centrarnos sólo en jugar de una vez», apuntaba ayer uno de los futbolistas. De manera anónima, eso sí, porque el club ha decidido blindarse sin explicación alguna. Hay culturas de club que no son fáciles de cambiar pese a vociferar el paso adelante. El movimiento se demuestra andando.

El filial cae ante el Imperial en el último ensayo

El Hércules B de Antonio Moreno perdió ayer por la mañana en su último ensayo de la pretemporada con el Imperial de Murcia (1-2). El choque se disputó en la Ciudad Deportiva y el gol del Hércules lo anotó el defensa central Sergi Molina. El filial blanquiazul, a diferencia del primer equipo de Cubillo, sigue su preparación veraniega y este domingo comenzará su segunda temporada consecutiva en Tercera División. El primer choque del curso en su primera fase será ante el Intercity, que ayer cayó eliminado de la Copa Federación, y se disputará en el Polideportivo de Sant Joan.