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El gafe en Zarandieta

La afición herculana sigue de mala suerte. Ilusionada con el comienzo de la competición que le haga olvidar el último curso, esperanzada con este remozado Hércules, le han echado un jarro de agua fría, la contrariedad se ceba con seguidores y plantilla. Comienza la competición con el Hércules varado, sin arrancar. Aplazado su primer partido verá como el resto de competidores en esta primera fase de grupos y subgrupos, saltarán a los terrenos de juego donde cogerán el ritmo de competición, mientras los blanquiazules, se ven obligados a retrasar su encuentro por mor del maldito coronavirus, que como no podría ser de otra manera también se ceba con el Hércules. Una semana más de espera, que no hace más que desesperar al aficionado.

Tiene por fuerza que haber un gafe entre Zarandieta y Rico Pérez. Parece que salimos de una, de la peor en toda su historia, y enseguida viene otra más, de esas que suelen tocar a los que ya salen a escena con el marchamo de cenizo a cuestas. Todo estaba preparado para el inicio de la fiesta del futbol, la dirección deportiva había hecho su trabajo, poniendo todo su empeño en construir un equipo con aspiraciones, los jugadores parecían comprometidos con la causa, el entrenador terminando de dar sentido práctico al equipo en los múltiples partidos de pretemporada, y cuando viene el día señalado para comenzar a dar fe de todo lo que se había trabajado, todo se va al garete, y toca esperar una semana para el debut de los herculanos en la competición.

De rendir visita al El Collao, cambiamos a recibir en el Rico Pérez a un humilde recién ascendido y de nombre de difícil pronunciación Atzeneta dirigido por Albelda, aquel internacional del Valencia al que era casi imposible desbordar, o pasaba el balón o pasaba el jugador, casi nunca ambos a la vez. El milagro y la revolución que ha logrado en el equipo valenciano de la comarca de Albaida, el llamado «murciélago» de Mestalla, ha hecho que ganara prácticamente todos sus choques desde que se hiciera cargo del equipo ya empezada la competición, terminando su singladura ganando su derecho a estar en la división de bronce por méritos propios, en los terrenos de juego al Alcoyano, quien tuvo que esperar a subir en los despachos. Mas vale que se amarren los machos en el vestuario alicantino porque en este año no hay enemigo pequeño, todos y el Atzeneta si acaso más que muchos, van a luchar con uñas y dientes para lograr sus objetivos.

Un tiempo de tregua que a estas alturas se hará más largo de lo que es en realidad, viendo como el resto de competidores saldan sus encuentros y conforman la clasificación de la categoría, mientras el Hércules sin sumar, sin jugar, a la espera de estrenar sus casilleros, de goles y de puntos. Un Hércules que vuelve a las andadas en tiempos de reconciliación. De acuerdo que Ortiz ha sido enemigo de sí mismo en la mayoría de sus decisiones como máximo accionista, pero lo de abonos parece tan ridículo y obsceno, que debe tener algún estulto en las oficinas de Zarandieta dispuesto a indisponer eternamente a la afición con la propiedad. Un palo más en la rueda del destino herculano.

Mientras en el balompié alicantino las buenas noticias escasean, en deportes que no tienen tanto eco, los muchachos del Akra Barbara han dado el salto al la División de Honor B del rugby nacional. El quince del Akra ha llevado a cabo la gesta en Valencia en un partido a cara de perro ante los catalanes del Gotics y otro más cómodo ante el Cartagena. El mérito de este ascenso, se debe tanto los que jugaron como los que en silente ejercicio del deporte han contribuido años atrás al progreso del deporte del balón ovalado en Alicante. Cuidar con esmero las bases es uno de sus secretos en el éxito. Estos chicos le han enseñado el camino a los profesionales del balompié para que «si eso se lo igualen», que diría José Mota. Ahí lo dejan.

Ojalá sirva el ejemplo.

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