Ocho meses después del parón por el coronavirus, el «nuevo» Hércules de Cubillo y Del Pozo culminó anoche una remontada milagrosa ante el aguerrido Atzeneta de Albelda, cuyo portero Lucas Anacker regaló el triunfo a los alicantinos en el último suspiro con un doble error que aprovechó Manu Garrido para firmar una victoria fundamental en esta «temporada exprés» en la que cada triunfo vale su peso en oro. Fue el triunfo de la fe y del coraje del conjunto blanquiazul, que rompió su racha de más de un año sin ganar en casa con una segunda parte plena de coraje, orgullo y voluntad; de resistencia a la derrota y de capacidad para sobreponerse a las adversidades como el gol en contra en el primer remate de los visitantes, a su floja primera mitad y al fallo de un penalti por parte de Moyita cuando más apretaba el equipo. Con un partido menos, los alicantinos se sitúan en tercer lugar de la tabla, posición que da derecho a luchar por el ascenso al fútbol profesional, aunque todavía quedan 17 batallas por delante en esta primera fase de la Liga.

En un ambiente muy desangelado, con apenas 800 espectadores en las gradas del Rico Pérez por las restricciones sanitarias, Cubillo sorprendió de entrada con un «once» de declarada vocación ofensiva: el francés Appin en el eje, escoltado por los jugones Moyita y David Sánchez, y un triplete de ataque de garantías con Jesús Alfaro, Acuña y Borja. Dos pretorianos para el centro del campo como Armando y Jon Erice se quedaron en el banquillo y uno de los fichajes-estrella, Pedro Sánchez, se cayó a última hora de la convocatoria por una lesión muscular.

Frente a un recién ascendido serio y bien ordenado con el exinternacional David Albelda en el banquillo, la propuesta blanquiazul fue interesante de inicio, pero pecó de falta de profundidad. El francés Appin ofreció mucho despliegue físico, Moyita movilidad y actividad, Acuña la garra y David Sánchez dejó los mejores detalles de calidad con su zurda elegante. El Hércules quería, pero no sabía cómo inquietar al meta brasileño Anacker. Sólo los centros con picante de Borja Martínez y un saque de falta de Jesús Alfaro llevaron cierta sensación de peligro.

El equipo de Cubillo lo intentaba con estilo, aunque sin verticalidad ni pegada. La poca mordiente de los alicantinos fue animando al equipo de Albaida, que en su primer remate a puerta cantó bingo. Christian Albert controló en el ángulo derecho del área y su disparo con intención lo interceptó desde el suelo el central Moisés, al que el balón golpeó en la mano. Se consumía la primera media hora de la temporada y Álex Chico transformaba el penalti para resucitar los fantasmas blanquiazules de los equipos recién llegados a la categoría que tanto le han amargado la existencia en los últimos años.

El tanto visitante reactivó a los de Albelda, que se sintieron más cómodos, y terminó de descentrar al Hércules, frustrado por su falta de soluciones para inquietar a Anacker. El conjunto alicantino se atascó por dentro y no encontró ninguna alternativa por los costados ante el poco recorrido de sus laterales Raúl Ruiz y Nani, más pendientes de la defensa que de crear superioridad en fase ofensiva.

Tampoco Alfaro aportó el desequilibrio necesario por la banda derecha para superar las líneas de la disciplinada defensa valenciana. Los de Cubillo cerraron el primer acto con un único remate a puerta en un cabezazo de Borja que casi sorprende al portero visitante y otro testarazo de Acuña que salió cerca del palo. La desesperación del delantero paraguayo le llevó a ver una amarilla por un plantillazo a un rival.

Pero este «nuevo» Hércules parece hecho de otra pasta y en la segunda mitad dio el necesario paso adelante para sacar adelante este primer desafío en tiempos de pandemia y con el estado de alarma a punto de activarse en el Rico Pérez. Le costó encontrar el hilo del buen juego, pero le alcanzó con el espíritu de lucha y la insistencia. Cumplida la hora de juego, Acuña ganó la posición por potencia a un defensa en el área y provocó un penalti que tiró al palo Moyita. No se vino abajo el equipo de Cubillo, que asedió al Atzeneta con mucha más presencia en el área desde la entrada de Manu Garrido, al que el meta Anacker le negó el gol tras una buena combinación entre Moyita y Alfaro. Se volcó el Hércules sobre la portería valenciana y encontró el premio del empate poco después en el «gol del cojo» de Acuña, que marcó lesionado tras un gran envío de Moyita. Se hacía oír por entonces el escaso público del coliseo blanquiazul, que estalló de júbilo en el minuto 90 con el regalo de Anacker aprovechado por Garrido para firmar una remontada de oro.

Sobresaliente

El orgullo del equipo para buscar la victoria. No se rindió nunca el Hércules en pos de la victoria, sobre todo en la segunda parte, en la que se repuso al fallo del penalti de Moyita para insistir hasta el último suspiro. El premio le llegó en un grave error del meta rival cuando los blanquiazules ya se habían merecido el triunfo. 

Notable

Seguridad defensiva y relevos de calidad en ataque. Dio mucha sensación de firmeza atrás el Hércules, que prácticamente sólo concedió la oportunidad del gol de penalti del Atzeneta y un tiro de falta al borde del área en la segunda parte. En ataque, Cubillo tiene fondo de armario, como demostraron Manu Garrido y Buenacasa.

Aprobado

Falta de ideas y de ritmo de juego en la primera parte. Entró algo frío al partido el Hércules, que apenas desbordó por las bandas ni encontró líneas de pase en el juego interior en la primera parte. La falta de autoridad del primer acto se revertió en el segundo con un notable ejercicio de fe y voluntad de los blanquiazules.