Sin respiro, sin tiempo para mirar el paisaje, avanzando en todo momento, tratando de sumar siempre. El nuevo sistema de competición –que tiene en cuenta en la segunda fase los resultados de la primera–, y la amenaza de propagación de la covid-19, que puede obligar a cancelar la Liga dando por buena la clasificación si se han llegado a completar el 50% de los partidos, convierte el primer tramo del curso en una prueba de estrés constante... más si cabe para los favoritos.

Las ausencias notables en una línea tan sensible como la ofensiva servirán, entre muchas otras cosas preocupantes, para comprobar si el empeño de Carmelo del Pozo por dotar al proyecto blanquiazul de nombres propios de sobra en todas las demarcaciones da el resultado esperado.

Sus dos delanteros de referencia, los diferenciales, Acuña y Benja, estarán fuera del equipo al menos un mes. En ese tiempo, si el coronavirus da tregua, el Hércules deberá afrontar cinco jornadas (incluyendo la que todavía le queda pendiente en Alcoy) frente a rivales tan serios como el Ibiza, líder invicto que esta semana para por culpa del bicho, que ahora campa por El Collao, destino de los insulares.

La buena noticia para el preparador herculano es que regresan a la convocatoria Pedro Sánchez y el autor del gol de la victoria en el debut liguero, Manu Garrido, que el miércoles se retiró del entrenamiento tras impactar contra Teo Quintero.

El técnico madrileño deberá elegir hoy (12 horas, À Punt) entre él y Buenacasa para ocupar la posición del «9» y, según lo probado en las últimas sesiones de trabajo, el segundo tiene más papeletas de jugar de inicio. El resto del bloque será el mismo que superó al Atzeneta con una pifia tremenda de su portero que hizo justicia al dominio alicantino durante la mayor parte del choque.

El Hércules vuelve, dos años después, al estadio en el que su afición fue menospreciada hasta un límite inaceptable días después de la dimisión de Quique Hernández como presidente. En el Antonio Puchades de Paterna se negó el acceso a los no nacidos en Valencia sin que aquel ultraje tuviera consecuencias legales, ni afectivas.

Mestalla y Hércules se han cruzado 11 veces en Segunda B desde 2014 -tras la última bajada al infierno del club que gestiona Enrique Ortiz-, con un balance de 5 victorias para los blanquiazules, tres empates y otras tantas derrotas. El último precedente tuvo lugar en Alicante (la pandemia impidió la vuelta) y el resultado fue 1-1. Pablo Jiménez, con un cabezo, contrarrestó el gol de Jona que le fabricó Moha en la mejor acción de ambos como blanquiazules. El punto se dio por bueno porque el dominio valenciano resultó incontestable.

Este año, en el banquillo del Mestalla, Óscar Fernández, tiene bajo su dirección a un bloque joven (cuenta con seis juveniles en la plantilla) y fía su suerte a un fútbol intenso de presión alta, juego directo y al acierto arriba de Fran Navarro y el exherculano Stèfane Emaná, que aún no ha debutado tras llegar libre a Valencia al quedarse en el paro tras el cierre del mercado. El Mestalla ha empatado en las dos primeras jornadas, frente a Atzeneta (2-2) y Peña Deportiva (0-0).