Ni rastro de alguien que quiera dar la cara como máximo representante del Hércules. La única representación de la entidad la ejercen el director deportivo recién llegado, Carmelo del Pozo, y su entrenador. Por encima de ellos, todos a cubierto. Hoy se cumple medio año sin presidente designado en el Hércules.

El pasado 28 de mayo, con la competición suspendida y la decisión de invalidar los descensos ya tomada, Quique Hernández abandonó el puesto por «discrepancias irreconciliables» con los máximos accionistas –Enrique Ortiz y Juan Carlos Ramírez– en la planificación del proyecto deportivo, lo que dejó a la entidad sin representación institucional.

Tras la renuncia, la segunda en menos de dos años (la primera fue por las sospechas que vertieron contra él desde un sector de la propiedad ), Carlos Parodi, consejero delegado ahora y también máximo dirigente en dos etapas , asumió a regañadientes esa tarea en actos muy puntuales, pero la silla del presidente del consejo de administración continúa vacía.

Esta no es la primera vez en la que el Hércules afronta un periodo sin presidencia designada, algo muy similar sucedió durante varios meses entre 2018 y 2019, precisamente tras la primera dimisión de Quique Hernández.

La obligación de responder con el patrimonio personal en caso de ejecución de embargos que puedan pesar sobre la entidad blanquiazul, gestionada desde hace dos décadas por Enrique Ortiz, le arranca al cargo cualquier atractivo, uno que, por deseo expreso de los administradores, carece de poder ejecutivo.