Noventa minutos convincentes malogrados en 90 segundos desesperados. Cruel, desgraciado, inmerecido a medias, pero tan real como la belleza del fútbol cuando uno de los dos equipos asume todos los riesgos del mundo jugando la pelota desde atrás. Dos despistes, dos fallos de concentración, dos detalles nimios comparados con todo lo bueno hecho hasta ese fatídico minuto 92 propiciaron la primera derrota del Hércules en liga y la sexta victoria consecutiva de un Ibiza intratable, cada vez más líder, que ahora aventaja en 7 puntos a los blanquiazules.

Pasa poco, pero pasa a veces. Y cuando ocurre, entonces asistes a un partido vibrante, emocionante, insólito para una categoría tan poco dada al preciosismo, tan de pierna dura y balonazo arriba, a un partido que no da tregua, que anuncia peligro en cada viaje al área, con un dominador, pero sin un favorito, con uno queriendo y mimando el balón y otro mordiendo, robando y corriendo sin apenas pases intermedios, llegando al área rápido, directo.

Carcedo y Cubillo, cargados de razones estadísticas, libraron un pulso táctico brillante, poderoso, enfrentaron su diferente forma de entender el juego, no discutieron el balón, pero sí el control, y pelearon por los espacios cada uno con su idea, la asociativa de quien fuera segundo de Emery en el Arsenal y la vertical y directa del preparador herculano. A cualquiera de los dos pudo salirle bien porque sus equipos dispusieron de ocasiones muy claras para adelantarse en el marcador, pero...

Cuando la igualdad es máxima, son los detalles los que decantan la balanza. Con el tiempo ya cumplido, en el añadido, se vivieron los 90 segundos que acabaron con la resistencia blanquiazul del modo mas inesperado: fallando en defensa. Dos malas decisiones allanaron el camino de la victoria al líder absoluto de la Segunda División B.

Javi Pérez –en el que debía de ser el último ataque de la mañana de haberse jugado con cabeza, mirando el reloj–, trata de ganar la línea de fondo cuando pierde el control del balón. Morillas, que le cerraba bien, aprovecha para, dentro de su área, iniciar la salida de la pelota, sin patadón, sin prisa, sin urgencia. Envía, casi de memoria, el cuero a la banda para minimizar posibles riesgos. Allí le espera Javi Lara que, al primer toque, le devuelve una pared para que el lateral corra. Cruza el centro del campo y cede el esférico a Davo, este se lo adelanta e inicia una carrera hacia el área que el sustituto de Raúl Ruiz, correcto en su segundo compromiso liguero, utiliza para cruzarse y desbaratar la acción con una falta táctica.

Javi Lara, uno de los más destacados del Ibiza, ejecuta una falta peligrosa al borde del área que se marcha por encima del larguero. J. A. Riera / DIB

Ahí debió morir por segunda vez la jugada que propició el tanto del Ibiza, pero no... Moyita, que fue a recoger la pelota que se había marchado por la banda después del pitido del colegiado, la devolvió sin pensar, en un acto reflejo, de inmediato. El gesto lo agradeció Morillas, muy atento, y en cuanto recibió el regalo de botas del diez herculano, sacó súbito la falta, pillando al Hércules desubicado, replegando a medias, y sin Appin ni Moisés en el campo, bien sustituidos ambos, el primero para no volver a ser expulsado por doble amarilla, y el segundo molido a golpes.

El desenlace

Davo recibe liberado, vuelve a iniciar la circulación, siempre al primer toque, sin dejar de avanzar. Los sucesivos pases horizontales ibicencos van trasladando el esférico tratando de ensanchar el espacio libre en el que emerge Ilyas Chaira, recién aterrizado en el partido, para encarar a Abde, que llevaba cinco minutos sobre la moqueta sintética de Can Misses. El extremo, sustituto de un incisivo y peligroso Kike López, midió al marroquí, poco habituado a defender en uno de los flancos, le escondió la bola y se fabricó el hueco desde el que servir una asistencia exquisita al segundo palo.

Allí encontró a su destinataria, la cabeza de Davo. El máximo goleador del Ibiza (4 tantos suma ya), saltó sin oposición, libre de marca, dibujó en el aire un giro de cuello portentoso, y, a poco más de un metro de Falcón, colocó la pelota fuera del alcance del guardameta. Nadie estaba con él, nadie le seguía. Tano tapaba al delantero centro y Quintero, frío, se quedó descolgado, atrapado en la maraña de futbolistas de uno y otro equipo que se acumularon en el primer palo durante el vuelo de la pelota.

Primero falló Moyita, deshecho por la fatiga y desprovisto de la picardía que no creen necesitar los jugones a los que, como a él, les sobra calidad. Y después, el resto del balance defensivo. El cerebro del Hércules se equivocó. En vez de robarle tiempo al crono, se lo regaló al Ibiza, y el líder lo penalizó.

Durante 90 minutos trepidantes, el Hércules hizo bien casi todo, lo hizo fiel a su estilo, a su manera, a la defensiva, aguardando cauto su momento, sin necesidad de exponer innecesariamente, eliminando al peso del partido la carga de sus ausentes ilustres (cinco titulares en potencia), conteniendo, robando, saliendo a la contra... Y a punto estuvo de reportarle, al menos, un punto. Pero se equivocó al final.

Hasta ese instante, las tablas estaban siendo justas. Ángel Rodado, asistido por Javi Lara, estrelló un balón en el larguero, y Castel remató dos veces de cabeza muy cerca de Falcón. El Ibiza tuvo más la pelota y la movió mejor, pero es que el Hércules también amenazó a Germán Parreño, sobre todo en la primera parte, penalizando el atrevimiento del líder, más acostumbrado a defender con la pelota que a defender a secas. Un mano a mano de Buenacasa, otro más –cuatro ha desperdiciado ya este curso–, debió servir para adelantar al equipo de Cubillo a los 12 minutos. Disparos de Moyita, de David Sánchez, de Alfaro, hasta uno de Nani, todos se escaparon por muy poco.

El liderato se evapora, pero la confianza, no. El Hércules se enfrentó ayer a un igual y perdió, pero lo hizo sin cinco de sus mejores bazas. El fútbol, vaya por Dios, esta vez sí premió a quien eligió arriesgar.

Centro de Ilyas que da pie al tanto de Davo. J. A. Riera / DIB

Primer gol que encaja Falcón con el balón en movimiento en seis jornadas

Segundo tanto que recibe en contra el Hércules en lo que va de campeonato. El único que figuraba en su estadística hasta ayer se lo hizo el Atzeneta, de penalti, en el debut liguero. Hasta la visita a Can Misses, Ismael Falcón no había necesitado recoger el balón de su red ni había tenido que exhibir su destreza. Frente al líder, el capitán blanquiazul tuvo que volver a demostrar sus cualidades y sus enormes reflejos.