El Hércules se volvió ayer de vacío de Ibiza con el doloroso balance de perder la estela del líder y cosechar la primera derrota del curso en su mejor partido como visitante. Tras un partido intenso y vibrante por las dos partes, tan disputado como igualado, pagó muy caro el equipo alicantino su falta de puntería en la primera parte y su pérdida de consistencia en el tramo final, que le llevó a encajar la puntilla en la última acción del encuentro.

Sólo la falta de acierto rematador privó al Hércules de adelantarse en el marcador tras una primera parte muy seria y con personalidad de los alicantinos, jugada de poder a poder frente al líder de la categoría y el único equipo que ha ganado los seis partidos disputados. Tuvieron el gol Buenacasa y David Sánchez, pero el primero se hizo un lío ante el portero Germán en un «mano a mano» clarísimo y ni remató ni culminó el regate que intentó, mientras que el mediapunta -el mejor del primer acto- remato cruzado desde la frontal sin oposición y el balón rozó el palo.

Tardó 10 minutos el Hércules en adaptarse al césped artificial de Can Misses y a partir de entonces se hizo con el control del partido desde la seguridad defensiva, en la que trabajan todos, y el control en el centro del campo. Appin volvía tras sanción y aportó gran despliegue en el medio para liberar de trabajo a Moyita en la organización, en tanto que David Sánchez se encargó del engranaje del juego de ataque. La pidió continuamente, se ofreció entre líneas y siempre eligió bien para dejar en ventaja a sus compañeros. Para completar la buena actuación del grupo, el meta Falcón también intervino con brillantez para impedir el 1-0.

La intensidad se mantuvo tras el descanso en un duelo trepidante, con continuas llegadas a las áreas y alternativas en el dominio, pero el Hércules fue claramente de más a menos. David Sánchez y Moyita perdieron frescura y protagonismo y el Ibiza se adueñó de las ocasiones más claras: remató al larguero Rodado y Davo falló solo en el área pequeña hasta que en el último suspiro certificó de cabeza la cruel derrota del cuadro alicantino.