Borja Martínez reconoce que se sobrecargó de presión y responsabilidad la temporada pasada cuando volvió al Hércules como uno de los «fichajes-esrella» procedente del Elche. Mantiene que asomarse al abismo de Tercera ha hecho reaccionar para bien al club de sus amores y admite que él y el equipo tienen una asignatura pendiente con el gol en esta campaña tan decisiva.

No sirve de nada lamentarse, pero puede que el Hércules perdiera en Ibiza uno de sus mejores partidos de la temporada...

Sí, una auténtica pena. Somos el Hércules y siempre buscamos la victoria. Fue un partido frente a un rival que está líder por algo, como demostró, y que puede asemejarse a un encuentro de play-off. Mucha igualdad y respeto entre los dos equipos, aunque ambos tuvimos bastantes ocasiones. En el segundo tramo de la primera parte no conseguimos materializar nuestras oportunidades y la segunda mitad fue un poco igual, un tira y afloja por ambos y lástima ese gol al final en el minuto 93 cuando ya parecía que teníamos otro partido con portería a cero y con buenas sensaciones, de los mejores de la temporada en 90 minutos completos. Fue una pena ese despiste en el marcaje al centro y en la marca. No hay que lamentarse; un minuto no puede cambiar las buenas sensaciones de noventa.

Se le vio muy motivado el domingo ante su anterior equipo, al igual que en el resto de partidos. ¿Cuál es el secreto de este «nuevo» Borja?

El año pasado me sobrecargué yo un poco de presión tras volver a casa después de haber estado diez o doce años por ser un fichaje importante que venía del Elche, del eterno rival. Quería demostrar en cada momento del partido que yo tenía que hacerlo todo. Me sugestioné y la dinámica del equipo, obviamente, no acompañó. No empezamos bien y fue todo un cúmulo de despropósitos. La clave es saber gestionar las emociones dentro del campo, tanto cuando las cosas van bien como cuando van mal; no machacarme con cada jugada que no haya acertado. Soy una persona muy exigente y eso me llevaba antes a no ver ni siquiera lo que hacía bien. He cambiado en ese sentido; estoy más maduro. Ése es el secreto; hay un gran grupo; un proyecto nuevo que ha limpiado un poco todo el mal ambiente que había el año pasado en cuanto a resultados y gente. Estoy muy a gusto con el cuerpo técnico y los compañeros, me siento importante y espero seguir así.

Las bajas tampoco son una excusa, pero a un extremo centrador como usted le penalizan las ausencias de delanteros rematadores como Acuña y Benja. Les pesa la falta de gol en este arranque...

Sí; todas las bajas son importantes y tenemos cinco o seis de jugadores de peso en el equipo, con mucha experiencia y trayectoria conocida. Arriba quizás no estamos materializando todas las ocasiones. Benja y Acuña son dos grandísimos rematadores y estoy seguro de que cuando se incorporen y sumen minutos empezarán a hacer goles y nos vendrá muy bien a los extremos que llegamos a la línea de fondo y sacamos centros con frecuencia.

Cinco goles en seis partidos para un equipo como el Hércules es un pobre balance ofensivo...

Sí; es un bagaje bajo. Hay que reconocer que estamos haciendo pocos goles, pero sí es cierto que los estamos rentabilizando porque estamos encajando muy poco, pero en este club somos muy exigentes. Hay que ser conscientes de que llevamos la camiseta del Hércules y la gente nos exige. Es una faceta pendiente de mejorar, la de hacer más goles, ya sea para cerrar los partidos o para decantar a nuestro favor los 0-0.

¿Falta llegada desde la segunda línea, que el gol no sea sólo trabajo de los delanteros?

Sí; por supuesto. A mí me gusta mucho hacer goles y tener la portería entre ceja y ceja de tres cuartos de campo hacia delante. Es verdad que es una asignatura pendiente. La segunda línea, mediapunta y bandas, no estamos aportando goles. Hay que autoexigirse mucho y claro que me gustaría empezar a aportar más goles, claro que sí.

¿Le frustra no estar más cerca el gol?

Sí; he empezado a gestionar esa frustración, pero es cierto que me ha gustado mucho hacer gol y finalizar y no estoy encontrando el acierto que he tenido otros años, pero las excusas no sirven para nada. Hay que trabajar y no obcecarse ni obsesionarse como un loco, sino intentar mejorar cada día la finalización.

De cualquier modo, este Hércules no tiene, afortunadamente, nada que ver con el del curso pasado. ¿Qué cambios destaca entre estas dos campañas?

Desde el principio, todo comenzó con un aire nuevo, fueron muchos cambios. Quizás había áreas del club que no estaban tan profesionalizadas y Carmelo [Del Pozo, director deportivo] lo ha hecho. Y en el plano futbolístico, la clave es no encajar. El año pasado encajamos siete goles en los tres primeros partidos en casa ante Orihuela, Sabadell y Villarreal B. Este año hemos encajado en las tres primeras jornadas uno y de penalti. Encajar poco siempre te va a hacer estar arriba. He conocido equipos con el máximo goleador, que descienden de categoría, pero no equipos que estén abajo siendo de los menos goleados. Como Hércules se nos tiene que exigir meter más goles y rentabilizar más las ocasiones. Ha cambiado el entorno del club y esa tranquilidad a la hora de trabajar; ese aire limpio y la ilusión de como empezar otra vez. Haber visto tan de cerca la desgracia del descenso ha sido un punto de inflexión positivo para valorar las cosas y afrontar una temporada con mucha ilusión; y más ésta, que es muy importante.

Conoce bien este club. El ascenso siempre es una obligación...

Está claro. Somos el Hércules y al final el objetivo a largo plazo es ése, pero no podemos empezar a pensar en el ascenso cuando lo primero que tenemos que hacer es ganar este domingo al Villarreal B. Es una ilusión, una meta que tenemos que tener como club, no hay que esconderse, tenemos que estar entre los favoritos, pero no nos tiene que obsesionar. Al revés, tenemos que pensar en ganar el domingo y, poco a poco, plantarnos, si todo va bien en abril o mayo cuando quede ya poco prepararnos para ese momento. Hacer cuentas de la lechera no nos va a llevar a nada positivo. Si cada fin de semana compites como el domingo, estaremos arriba. Vamos segundos tras un tercio de la Liga.

¿Cómo es lo de jugar en el Rico Pérez sin público?

Es una pena y un poco contradictorio lo del virus. En los bares y restaurantes, que son locales cerrados, sí que puede haber gente, o en el metro o en el autobús, y en un estadio como el nuestro, en el que caben 30.000 personas, ni siquiera pueden entrar 5.000 o 3.000 con una separación obvia y al aire libre. Es raro. El Ibiza cuenta con afición en todos los partidos y recibe su empuje y eso se nota. Ojalá Sanidad pronto lo permita porque el club tiene listo el protocolo de seguridad y las condiciones del Rico Pérez son idóneas para que haya gente.

¿Ha tenido miedo del coronavirus o vive con precaución pero sin temores?

Al principio, allá por marzo, sí que tenía un poco miedo porque no sabes a qué te estás enfrentando. No hay que perderle el respeto, porque ha habido muchos muertos y es duro, pero hay que convivir con el virus, ser responsables y seguir las medidas de seguridad.