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ANÁLISIS

El exprimidor de goles

El Hércules de Cubillo es el equipo que más rédito ha sacado a los tantos que ha metido en lo que va de temporada de los 102 clubes que conforman la Segunda B - Ninguno ocupa una posición tan alta con menos capacidad anotadora

Moyita observa el balón rodeado de rivales

El ideario estratégico de David Cubillo va cuajando. Lo hace amparado en los resultados, en la suma, en la matemática pura. Haciendo valer lo que muchos de los demás no tienen: recursos. El plan de atacar a la defensiva, de creer en el «no perder» como cimiento maestro de la victoria, pese a quien pese, está cogiendo poso en un club que, según sus dueños, este año va a quemar más de cuatro millones de euros.

El Hércules tiene muchas virtudes y algún que otro vicio. El peor de todos es visual, tiene que ver con la emoción, con la sensación de superioridad, pero ninguno cuenta cuando los partidos se ganan. El «resultadismo» es una corriente ideológica más extendida que el coronavirus y contra ella no valen vacunas, únicamente opiniones que jamás han servido para materializar objetivos deportivos.

ACOSTUMBRARSE A SUFRIR

El conjunto blanquiazul aún no ha marcado en la primera mitad

La sensación de no dominar el marcador es algo circunstancial que afecta negativamente a las sensaciones que transmite un vestuario tan sólido tácticamente como esquivo con el gol. En ninguna de las ocho jornadas que se llevan disputadas, los blanquiazules han sido capaces de ponerse en ventaja antes del descanso.

Y esa es una carga que pesa. De momento, la sobrelleva, pero no se llega el primero a una cumbre como la que está atacando el proyecto de Carmelo del Pozo con tantos kilos de presión a la espalda. Hay que aliviar el ascenso, hacerlo asumible, llevadero, y para ello es necesario aprovechar el talento, no dejar pasar el momento de asestarle golpes al rival, más aún cuando la prioridad técnica es no arriesgar si no es estrictamente necesario... y siempre mirando de reojo el espacio vacío que se deja atrás al sobrepasar el centro del campo.

Se puede discutir si, con tanto potencial individual, es o no aceptable renunciar al balón cuando el adversario está cómodo con él. Ahora es secundario, un primer paso. Lo importante es que el plan resulte y los futbolistas crean ciegamente en él. Hasta ahora, la fe en el preparador madrileño de sus futbolistas no ofrece discusión. Los que juegan y los que no. Nadie levanta la voz, nadie tuerce el gesto cuando le cambian, nadie deja de correr en los entrenamientos cuando no le convocan. De momento, y no puede ser casualidad, el viento sopla a favor, clave en cualquier tipo de empresa.

FALTA EL BALÓN PARADO

Seis goleadores diferentes, ninguno con la pelota quieta

Uno de los recursos ofensivos de los que más se habla cuando se trata de explicar la idiosincrasia de la Segunda B es la ejecución de la estrategia a balón parado. Sirve para desatrancar partidos que colapsan, para encontrar atajos, para salvar jornadas borrosas.

Siempre va ligada a buenos sacadores. Da igual los vectores que trace el entrenador en su pizarra, si no hay quien sepa golpear la pelota quieta dentro del campo, no encuentras recompensa. El caso del Hércules choca, es paradigmático por lo impropio. No ha conseguido hacer uso de esta herramienta en dos meses.

Se da la insólita circunstancia de que va sobrado de «peloteros». Los Sánchez, Pedro y David, Moyita, Borja, Alfaro, Erice... Abde, si le dejaran, son jugadores notables sirviendo balones o enviándolos directamente a puerta en un libre directo. El año pasado casi cuesta el descenso no acertar con en esta suerte, así que mejor no apurar.

Seis goleadores diferentes ha tenido hasta ahora el Hércules: Acuña, Manu Garrido, David Sánchez, Buenacasa, Abde y Borja. Cuatro con el pie y dos tras remate de cabeza, ninguno de falta. Media docena de tantos que han valido para sumar 15 puntos, o sea, cada uno de ellos le ha reportado 2,5 al bloque blanquiazul.

Nadie en la Segunda División B exprime tanto los goles como Cubillo. Ningún club ha llegado tan alto en la clasificación con peor bagaje realizador que el equipo alicantino. Cuatro de las cinco victorias que ha conseguido el Hércules en todo 2020 las ha firmado Cubillo y solo es responsable de una de las cuatro derrotas. Las matemáticas le han cogido cariño al madrileño, pero que nadie se fíe, el amor es efímero.

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