El Hércules de David Cubillo ha cerrado la primera vuelta de la Liga con el mejor balance de los siete últimos años en Segunda B: el 66,6% de los puntos. El registro de este equipo supera ampliamente los mejores datos precedentes conseguidos al término del oficioso campeonato de invierno por las plantillas blanquiazules dirigidas por José Rojo Pacheta (59,6% de los puntos en juego), Luis García Tevenet (57,8%) y Lluís Planagumà (56,1%), aunque en esta temporada la primera vuelta ha concluido con sólo nueve partidos, frente a los 19 de las anteriores, por el cambio del sistema de competición para dar paso a la nueva Liga Pro. De momento, y tras el 3-1 a La Nucía del pasado domingo, también ha roto con el tradicional mal inicio de año de los blanquiazules.

En un curso también marcado por la incertidumbre de la pandemia, el conjunto confeccionado por Carmelo del Pozo y entrenado por el técnico madrileño ha cerrado este primer tramo de la competición en la segunda posición de la tabla con 18 de los 27 puntos disputados tras sumar cinco victorias, tres empates y una sola derrota en su visita al intratable líder Ibiza, en la que compitió de tú a tú y sólo perdió en el último instante del partido por un despiste defensivo.

Precisamente es la solidez en la fase defensiva una de las grandes virtudes de este Hércules de Cubillo, quizás la más sobresaliente, gracias al trabajo táctico de todo el equipo y a la gran aportación de jugadores llegados este curso como los centrales Tano Bonnín y Moisés García y del mediocentro de contención Kevin Appin, sin perder de vista el buen momento de Ismael Falcón bajo los palos. Los blanquiazules sólo han encajado tres tantos en nueve partidos y apenas conceden oportunidades durante los partidos.

El Hércules celebra uno de sus tres goles a La Nucía. | ALEX DOMÍNGUEZ

Pese a las múltiples bajas por lesiones, algunas de larga duración, el equipo ha recuperado la fiabilidad especialmente en el Rico Pérez, donde casi ha hecho pleno con cuatro victorias y un solo empate ante el Villarreal B (0-0). Es el mejor como local del grupo 3B, aunque ha jugado un partido más que el Ibiza. Y para completar su progresión, este Hércules se ha reencontrado con el gol y la eficacia en el último partido de la primera vuelta el pasado domingo ante La Nucía (3-1), en el que marcó tres dianas por primera vez tras 29 partidos.

En la comparativa inmediata con las temporadas anteriores, no hay color con el desastroso Hércules de la pasada campaña, en la que casi consuma el descenso a Tercera División. Al término del campeonato de invierno, el equipo que por entonces entrenaba Vicente Mir tras los despidos de Jesús Muñoz y Lluís Planagumà había sumado 17 de los 57 puntos en juego, apenas el 29,8%, y ya penaba por la zona roja de la tabla como 18º clasificado con sólo cuatro victorias en su haber, una menos de las conseguidas este año en la mitad de partidos.

Y en términos cualitativos, por el momento también supera el rendimiento del mejor Hércules de esta etapa en Segunda B al término de la primera vuelta, el de Pacheta -actual entrenador del Huesca en Primera-, que en la temporada 2014-15 sumó 34 de los 57 puntos en juego, el 59,6%, aunque cerró el campeonato de invierno con un empate en casa ante el Mallorca B (1-1) y esa jornada cedió el liderato.

En el ecuador de la primera fase, el segundo mejor Hércules de esta dura época fue el entrenado por Luis García Tevenet en la campaña 2016-17, en la que sumó 33 puntos, 57,8%. Sin embargo, ni Tevenet -actualmente al frente del Atlético Levante-, ni Pacheta acabaron el curso en Alicante y fueron destituidos al comienzo de la segunda vuelta por esa tendencia del equipo a caer en picado durante el mes de enero, que también parece revertirse esta temporada.

Y el podio de las mejores primeras vueltas del Hércules lo completa el equipo de Planagumà, que llegó a la última eliminatoria por el ascenso y cerró el campeonato de invierno hace dos años con 32 puntos, el 56,1%, y en la cuarta posición. Un desastre en el partido de ida de la final por el ascenso ante la Ponferradina (1-3) arruinó el gran trabajo de esa temporada y fue el germen del desastre de la siguiente.

Los otros dos precedentes de acceso a la final por el ascenso al fútbol profesional, el irrenunciable objetivo de este club, se vivieron en los dos primeros cursos de esta etapa en la categoría de bronce, en los que el Hércules perdió en 2015 ante el Cádiz con Manolo Herrero en el banquillo y al año siguiente también cayó ante el mismo rival con Vicente Mir como entrenador.