¿Y si la culpa no era de Cubillo? La pregunta recorría ayer los mentideros del herculanismo tras el tercer tropiezo consecutivo del equipo en el estreno en el banquillo de Alejandro Esteve, «mano derecha» del director deportivo Carmelo del Pozo. La presión y la exigencia aumentan para ambos a falta de seis jornadas para el final de esta primera fase, en las que se recorta aún más el margen de error. Porque, con ser malo el resultado, peor aún fueron las sensaciones tras una pésima segunda parte ante el Valencia-Mestalla, en la que el grupo reeditó e incluso aumentó los mismos defectos de la anterior etapa: falta de protagonismo, de ambición, de juego y personalidad para mantener un marcador a favor que despejaba mucho el panorama para el tramo decisivo que se avecina. Los cambios terminaron de arruinar la buena puesta en escena del equipo en la primera parte y también sorprendieron decisiones como la suplencia del centrocampista Appin y la exclusión de la convocatoria del extremo Borja Martínez, dos titulares habituales hasta el domingo.

DESFONDADOS

Desplome en un segundo tiempo sin juego ni energías para conservar la ventaja del 1-0

Tras un notable arranque en el primer tiempo ante el filial valencianista, con bastantes minutos de juego en el campo rival aunque sin mucha verticalidad, el Hércules se desplomó por completo tras el descanso y ofreció su peor versión del curso como local. Por primera vez en la temporada fue incapaz de defender una ventaja; ni con balón, ni sin él. Porque los blanquiazules cedieron el dominio del juego al Mestalla, recuperaron poco y mal, y no supieron cerrar la jugada del tanto del empate de Gozálbez con una gran maniobra de Fran Pérez, el hijo de Rufete por la banda derecha. Tardó tres horas el club en anunciar el fichaje de Álex Martínez para reforzar el lateral izquierdo y competir con un Nani, que se vio muy superado. En el anterior partido en casa ante el Alcoyano (0-0), el Hércules cedió también la iniciativa en el segundo acto, pero no se le vio tan perdido y desnortado como el pasado domingo ante un rival que tampoco le acosó. Preguntado por un bajón físico (el anterior preparador Alberto Berrocal también salió con Cubillo), Esteve reconoció que algunos jugadores pudieron acusar el esfuerzo y recalcó «el ritmo» que impuso el rival, al tiempo que admitió que no encontraron «la forma de salir» con el balón; en definitiva, que no hallaron soluciones para gobernar el partido.

AUSENCIA DE «PLAN B»

Carrusel de cambios que echaron a perder un inicio prometedor

El nuevo técnico agotó los cinco cambios durante la segunda mitad, pero el equipo no mejoro en ningún momento: no fue capaz de manejar el balón, ni de defenderse con orden. La primera sustitución llegó en el minuto 62 con la entrada en el campo del mediocentro defensivo Kévin Appin, que había sido siempre titular hasta ahora. Pero el francés no entró por uno de los dos jugadores de su perfil que había en el campo -Jon Erice y Armando-, sino por un extremo, Pedro Sánchez. «Trivotazo» al canto, que hizo aún más espeso el juego de equipo ante el desfondamiento de su «cerebro» Moyita, que pidió el cambio poco después con evidentes síntomas de sobrecarga y cansancio en su reaparición. Esteve quiso luego buscar «más piernas» con David Sánchez, pero el mediapunta entró poco en juego y estuvo muy vigilado, en tanto que Manu Garrido consiguió estirar el equipo sin recibir apenas juego y Abde fue demasiado individualista en el poco tiempo que estuvo en el campo. El canterano sólo jugó 10 minutos más el descuento, al igual que el organizador Diego Benito.

REVOLUCIÓN A MEDIAS

Adaptación al esquema 4-1-4-1 y la sorpresa de Borja en la grada

En descargo del equipo, hay que concederle la dificultad que conlleva adaptarse a un nuevo esquema de juego en apenas cuatro días de entrenamientos con un considerable número de cambios en el primer «once» de Esteve. El Hércules dejó atrás el 4-4-2 o el 4-2-3-1 para pasar a jugar con un claro 4-1-4-1 con Jon Erice entre los centrales y la línea de creación, en la que Pedro Sánchez y Alfaro, los extremos, adelantaban mucho su posición para presionar el inicio del juego rival. Por dentro, Moyita para coser el fútbol y Armando para la batalla. El inicio fue prometedor, pero el equipo se quedó pronto sin fuelle, sin energía, y el Mestalla niveló la contienda tras el primer cuarto de hora. En cuestión de vigor y fuerza, pocos jugadores están más capacitados en este vestuario que Appin, que ante el Alcoyano también dejó buenos detalles en la organización, pero el técnico optó por dejarle en el banquillo tras su flojo partido en Atzeneta (2-0). Aún más extrañó la decisión de dejar en la grada al extremo Borja Martínez, que había sido titular los 11 partidos anteriores y había logrado dos goles (el de la victoria en la visita al Atlético Levante y en el 3-1 a La Nucía), además de ofrecer buenas soluciones con su velocidad en la banda izquierda y la intención de sus centros a balón parado y en jugada. Su exclusión de la convocatoria invitó a pensar en una salida en el mercado de invierno o en una lesión de última hora, que tanto abundan este curso, aunque el entrenador la atribuyó a una decisión técnica.