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UN GOL AL ARCO IRIS

Salir a ganar

Alejandro Esteve se coloca la mascarilla en el banquillo.

Buenacasa no marca. Gozálbez empata. Resultado final empate a uno. Es un resumen tendencioso del encuentro Hércules- Mestalla, pero que pone en evidencia la importancia de llamarse goleador. No hubiera sido lo mismo irse al vestuario en el descanso con un dos cero a favor, que ganando por la mínima y el partido en el alero. Siguen llegando al Hércules jugadores con marchamo de goleadores cuando nunca lo fueron, ni lo son, ni probablemente lo serán. Buenacasa no se apellida goleador. Joven, pero ya con experiencia, jugando en Baracaldo, marcó catorce tantos en 38 partidos. Buena cifra, la única. En el resto de equipos y años, ni un solo gol más. Será delantero, pero el oficio de ariete es otra cosa y se cimenta con otros datos. Un matador del área no falla en el mano a mano. Hay detalles que marcan el devenir de un partido, y este sin ser definitivo, al final tuvo la importancia del gol en el balompié. Total.

Estas acciones que tienen más que ver con la maniobra personal de un jugador, pasan en cualquier manera de jugar. La jugada individual depende del acierto del jugador en un momento dado, no de la táctica empleada por el entrenador, ni del juego colectivo en una acción determinada en cualquier fase del encuentro. Tanto si sales a ganar, como si sales a no perder, estos errores solamente son achacables al jugador que marra la pintiparada ocasión. Se enmiendan estos fallos garrafales si el equipo continua en el empeño durante los noventa minutos, más el añadido, que Crono maneja inmisericorde. El acierto cambia el diseño, da confianza al equipo, es un uppercut en el rostro del contrario que suele acabar en KO. El fallo mina la moral del ejecutor, desconcierta a los compañeros y acerca al contrincante en un marcador ajustado, exiguo.

Salir a ganar es una obligación de cualquier equipo en toda circunstancia. Salir a ganar es un deber a inculcar por cualquier entrenador. No hay que confundir salir a ganar con las diversas formas de hacerlo. Somos en general tendentes a generar confusión, sin saber o querer diferenciar una cosa de otra. Cualquier táctica, estrategia o sistema son válidos si van acompañados de la premisa en cualquier deporte, buscar el triunfo. Tanto menottistas como bilardistas, salían a ganar. De hecho Menotti hizo campeona del Mundo a la Argentina de los generales con Kempes, mientras Bilardo, puching ball de los puristas amantes lascivos de la posesión y/o interminables rondos, fue campeón con Argentina en el 86 y subcampeón en el 90. Nadie podría decir que el equipo que comandaba Maradona no salía a ganar. Sería un sacrilegio futbolístico.

Jugar al contraataque es salir a ganar, jugar a poseer el balón es salir a ganar, jugar a controlar el partido es salir a ganar, jugar a dominar el partido es salir a ganar. Todo vale si ganar es el objetivo prioritario. El Hércules, su entrenador sus jugadores deben siempre salir a ganar, independientemente de la manera de hacerlo, de llevarlo a cabo. Los tres resultados, ganar, empatar, perder, se pueden dar en cualquiera contienda balompédica. Se ganan títulos, se asciende, se consiguen objetivos con diferentes maneras de jugar. Lo importante es ganar, es lo que queda, es lo que la afición anhela, es lo que los clubes necesitan. Las categorías inferiores están llenas de perdedores que quisieron jugar a lo que no era posible. Salir a ganar, era lo que le faltaba a Cubillo, ganar es lo que le falta a Esteve. Es pronto, demasiado pronto, pero el comienzo crea dudas, sobre todo con el Alcoyano achuchando.

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