Los apasionados del orden táctico, la entereza defensiva y el conservadurismo por encima de todas las cosas hacen mucho ruido. Tanto, que apenas dejan que se escuche la evidencia que da sentido al fútbol: para poder ganar necesitas marcar goles. Algo tan sencillo queda en un segundo plano –casi imperceptible– por la falta de ambición de quienes subliman la destrucción, quienes desdeñan la creatividad y dejan en manos de la improvisación individual el sistema de ataque.
Gran equivocación. Los objetivos se logran sumando tantos a favor. Si no lo haces, tus aspiraciones nunca serán serias. Los 30 clubes que van a pelear por el ascenso a Segunda División (objetivo blanquiazul desde hace siete años) han metido más goles que el Hércules en la primera fase. A las propuestas de Cubillo y Manolo Díaz les une un patrón idéntico: juegan sin ver puerta. Y cuando no marcas, antes o después, te hundes.
El arriesgado giro que se atrevió a dar Carmelo del Pozo en enero, con el equipo segundo, buscaba precisamente eso: acercar el talento y el juego al área rival. Quiso reaccionar, anticiparse al presumible desplome, pero fue imposible.
Únicamente el interino Alejandro Esteve tenía claro cómo conseguirlo, pero la ineficacia sobresaliente de Buenacasa le privó del premio... y de la oportunidad de su vida. El cuadro alicantino ha sido capaz de hacer 15 tantos en 18 partidos, un promedio paupérrimo para un proyecto de un coste superior a la media de la categoría que únicamente ha cosechado un triunfo en sus nueve salidas (4 de ellas sin marcar).
Carlos Martínez, el delantero al que Juan Carlos Ramírez casi regaló al Andorra el 15 de enero del año pasado lleva 10 goles esta temporada, solo uno menos que Raúl de Haro (Betis B), máximo realizador entre los 102 equipos que integran la Segunda B. Ni todos los atacantes blanquiazules juntos superan la cifra del exblanquiazul, indiscutible para Eder Sarabia.
Las lesiones han depositado en dos futbolistas de menos de 23 años la responsabilidad de batir a los porteros y ninguno de los dos ha aprovechado la coyuntura profesional para reivindicarse en su oficio. Javier «Toro» Acuña ha estado en la grada, lesionado, en 14 de las 18 jornadas. Benja se ha perdido nueve. Tres dianas aportan entre los dos. Defender es básico, pero si no sabes atacar, cavas tu propia tumba, una muy profunda.
