La dirección deportiva del Hércules no pierde la fe. Ayer volvió a insistir en su petición a la Federación Española de Fútbol (RFEF) para que esta le conceda el aplazamiento de la última jornada. Se trata de que el equipo, que mañana recibe al Lleida en el Rico Pérez, disponga de tiempo suficiente de descanso antes de encarar, si llega con opciones de disputarla, la final por el ingreso en la Pro que debería jugarse este mismo fin de semana, bien sábado, bien domingo.
El horario oficial, que no está fijado, es importante tanto para los alicantinos como para los ilerdenses. Ambos se juegan mucho y quieren disponer del mismo periodo de recuperación que sus oponentes. El Llagostera, rival del bloque de Manolo Díaz en la jornada final, se juega lo mismo que el Hércules y no tendrá el desgaste de un encuentro entre semana.
Alicantinos y leridanos van de la mano en una solicitud que ya presentaron ambos hace 15 días. La RFEF se aferró en esa ocasión a la obligación de concluir la temporada dentro del plazo fijado por el reglamento aprobado en asamblea, o sea, la penúltima semana de mayo. Sin embargo, la detección de positivos en covid-19 de algunos de los futbolistas del filial del Alavés obliga a Competición a buscar una nueva fecha para el duelo que los vascos tienen pendiente con el Multivera y que debió disputarse el sábado pasado.
Al tener que encontrarle nueva fecha, lo normal –salvo que los suspendan definitivamente por considerar que no se juegan nada, algo insólito a todos los niveles posibles– la Federación deberá habilitar un día de la semana siguiente, la última del mes. Si eso ocurre, Hércules y Lleida esperan que Competición sea sensible a la solicitud de ambos, recordándole que ellos ya habían formulado antes esta posibilidad de usar el fin de semana del 29 y 30.
La SAD propiedad de Enrique Ortiz se juega mucho, y no quiere hacerlo en peores condiciones que los demás, sobre todo, porque ni siquiera los contagios por coronavirus fueron responsabilidad del vestuario blanquiazul. Si el Hércules gana mañana (20 horas), dependerá de sí mismo para ingresar en la Liga Pro el curso que viene. Si empata, le queda una opción remota de lograr su objetivo que pasa por vencer al Llagostera y esperar a que La Nucía puntúe en los Camp d’Sports en el cierre de la segunda fase pese a viajar a Lleida sin otra motivación que la satisfacción del triunfo, poca cosa a estas alturas del campeonato.
Perder otra vez – tras el desastre sellado ante el Cornellà–, enviaría automáticamente a una entidad casi centenaria al cuarto peldaño del fútbol nacional, un lugar inexplorado que no ha pisado el Hércules en toda su historia.
