Activadas todas las alarmas. El aspecto que presenta el terreno de juego del campo municipal de Villafranqueza es muy malo a menos de cinco días para que Hércules e Intercity disputen allí su primer enfrentamiento oficial, un duelo de rivalidad en el que no preocupará solo el resultado, sino también la salud física de los integrantes de ambos conjuntos. La cuarta categoría del fútbol nacional exhibe en la Ciudad Deportiva Antonio Solana un reflejo palpable de su triste realidad.
La empresa encargada del mantenimiento de esta dependencia municipal comunicó al equipo que ejercerá como local en el derbi que no tenía previsión de resembrar la hierba natural hasta finales de septiembre, coincidiendo con el inicio del otoño, porque, según les argumentaron entonces, era el momento más propicio para hacerlo.
Primero fue el Hércules el que, ya a finales de agosto, decidió no utilizar la instalación para entrenar las dos veces por semana que le adjudicó el Ayuntamiento. Lo hizo sabiendo que su segundo partido de Liga sería allí y tras ver cómo evolucionaba el césped las tres semanas que estuvo trabajando en él. Después fue el propio Intercity el que optó por la misma medida (pese a no disponer de alternativa) viendo el deterioro irreversible que se observaba.
En las últimas dos semanas, ninguno de los protagonistas del derbi ha pisado Villafranqueza y, a pesar de ello, el aspecto de la hierba natural tanto del campo de juego como del de entrenamiento son poco aptos para el deporte rey, con todo lo que eso conlleva, no solo para el posible espectáculo, sino también para la integridad física de los futbolistas, que se arriesgan a lesiones por la irregularidad manifiesta de la superficie del piso de Villafranqueza.
El Intercity solicitó al Ayuntamiento de Alicante correr con los gastos de mantenimiento tal y como ya hizo meses atrás para poder disputar allí el «play-off» de ascenso a la 2ª RFEF. En aquel momento, la concejalía de Deportes accedió a su petición porque el complejo llevaba mucho tiempo cerrado debido a las medidas de contención de la pandemia y no había ninguna empresa contratada para responsabilizarse de su puesta a punto. Cerca de 4.000 euros empleó el club que preside Salvador Martí solo en adecuar el terreno de juego, según los datos facilitados por la propia entidad.
Ahora, esa situación ha cambiado. El consistorio sacó a concurso la licitación del mantenimiento de las instalaciones y adjudicó el propósito a una adjudicataria que cobra por realizar el trabajo. Como esa partida no puede devolverse una vez licitada, el Ayuntamiento entiende que no se puede pagar dos veces por una misma tarea ni tampoco dar la sensación de que acepta prebendas particulares.
La conservación del césped natural de un campo de fútbol requiere un trabajo extra que las contratas municipales de jardinería no incluyen por ser demasiado específico, de modo que resultará casi imposible que el campo de Villafranqueza pueda lucir mucha mejor imagen de la que exhibe hoy. El Intercity ha trabajado estos días sobre moqueta (polideportivos Sant Joan y Samaranch, y en Santa Pola (hierba natural).
