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Un debut oficial 42 años después

El Hércules se estrena este domingo (19.00) en Villafranqueza con el Intercity a pesar de haber inaugurado el campo en 1979 contra el Alicante

Los aficionados del Hércules aplauden a su equipo. | HÉCTOR FUENTES p.rojas

Resulta casi inverosímil que el Hércules jamás haya jugado un partido oficial en un estadio que le queda a escasos cuatro kilómetros del suyo, pero así de complejo es a veces el mundo del fútbol en esta ciudad. El club blanquiazul fue precisamente el que inauguró en abril de 1979 el nuevo campo del Alicante, que por fin tenía un terreno propio tras heredar, como todo hermano pequeño, Bardín y La Viña cuando el Hércules efectuó sendas mudanzas. Hoy el recinto sigue de máxima actualidad y copa de nuevo titulares por ser objeto de deseo: el Intercity ahora juega como local en Villafranqueza y los blanquiazules ansían su césped para que respire el del Rico Pérez entre semana. La jugada no contenta a nadie porque unos piensan que el Hércules ya tiene Fontcalent para entrenar y otros entienden que si es municipal, es de todos.

La realidad es que el campo, rebautizado años atrás como Antonio Solana -¿qué hubiera sido del Hércules si el constructor se hubiese hecho cargo de él y no del Alicante en los años 90?-, está cada vez más maltrecho por el sobreuso. Por lo pronto, el conjunto celeste, vigente campeón de Preferente y único equipo que jugaba en el estadio hasta el pasado mes de mayo, tuvo que jugar el miércoles en el Samaranch una de las previas para jugar la próxima edición de Copa del Rey para no estropear el césped de Villafranqueza. El Intercity apenas lo pisa y sólo jugó un partido en pretemporada, precisamente contra el Alicante, ahora también propiedad de Salvador Martí.

El Hércules volverá a jugar un partido oficial contra un equipo de la capital más de una década después; lo hará en la histórica casa del Alicante pero contra un Intercity que, a diferencia de lo que hicieron los celestes en su momento, no ha pedido el Rico Pérez para jugar. Martí, diplomático siempre, rechaza la idea, aunque son varias las voces del club que apuestan por lo contrario. El único acercamiento fue en el verano de 2018, en una reunión mantenida por Eduardo Rodríguez y Martí con Enrique Ortiz, que vio con buenos ojos compartir gastos, pero después lo repensó por la crispación del ambiente. Entre ambos clubes existe desde entonces una calma chicha, azuzada sobre todo en las redes sociales, donde unos ven al Intercity como al enemigo cuando en realidad estos todavía no han actuado como tal. El club, eso sí, rezuma herculanismo por muchos de sus poros: el entrenador Gustavo Siviero, el director deportivo Quique Hernández, el directivo Perfecto Palacio y varios jugadores como Pol Roigé, Benja o Juanma Ortiz.

Alicientes y morbo no faltan, el domingo se producirá un choque inédito, importante en la historia del fútbol alicantino, y en un escenario inédito para el Hércules. Los blanquiazules acudieron en abril de 1979 a la llamada del Alicante para inaugurar de manera amistosa el estadio: ganaron 2-1 los celestes, entonces de Preferente y entrenados por Evaristo Carrió, contra un Hércules de Primera sumido en su edad de oro y entrenado por Benito Joanet. El primer goleador fue el argentino Moyano y después volteó el marcador el escurridizo Bienvenido. No faltó una mascletà, una bendición del cura celeste y un desfile de «majorettes». Otra época.

El estadio del Alicante vio la luz durante la presidencia de Jaime Bagur, que compró los terrenos por unas simbólicas 100 pesetas a Calpisa y cuyas instalaciones se levantaron casi de manera cooperativa, entre recolectas y brochazos de socios entusiastas como Paco Espí, Santiago Baños o Vicente Pastor. Después, se cedió al Ayuntamiento para evitar embargos cuando vinieron mal dadas y se firmó la célebre cesión municipal al Alicante sine die. Esta semana, 42 años después de aquello, la historia vuelve a comenzar.

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