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Chuli: «Después de dos años tristes, solo quiero alegrías»

«Ya no pienso en si seré titular, quiero ayudar aunque sea llevando el agua», apunta el delantero

Chuli, ayer, durante la sesión de trabajo del Hércules en Foncalent. Hugo Izquierdo / HCF

Mañana gris. Las pocas gotan que caen de las nubes de ceniza apenas calan. Los gritos de Sergio Mora sirven para sincronizar una coreografía en la que los resoplidos de los futbolistas y el ruido de los golpeos llenan el silencio árido de Fontcalent. Todo cansa menos cuando ganas, así que se multiplican las carreras, los giros, los remates a puerta. Todo el mundo está contento, Chuli el que más. Su tanto, con el mundo en contra, con el destino empujando hacia atrás, le dio el triunfo al Hércules y a él un bálsamo con el que sanar una herida que, a pesar de la cura, le dejará para siempre una cicatriz ancha en el alma.

Jesús Vázquez cerró el pasado 31 de agosto dos años para olvidar en Huelva. Piensa en ello, pero no deja que le cierre los ojos. El delantero onubense mira hacia adelante. Como blanquiazul ya ha puesto su sello a una victoria épica, la primera de muchas.

«Recordaré el gol por todo lo que significó, tanto para el equipo como para mí. Estaba viendo el partido desde fuera y me parecía muy injusto el empate con el trabajo descomunal que estábamos haciendo. Así que me alegró mucho poder ayudar porque siento que somos un bloque. He tenido la suerte de marcar goles importantes en circunstancias muy similares. Pero repetirlo aquí, en este momento para mí, es muy importante. Volver a sentir esa emoción es indescriptible», confiesa.

Chuli tiene la mirada limpia, no hay nada desafiante en ella. Responde a las preguntas pausado, pensando la respuesta, midiendo las palabras, siendo sincero: «Si estos periodos de suplencia, de empezar en el banquillo me cogen con otra edad mi comportamiento hubiera sido distinto porque era muy ‘enfadón’, me desconectaba del equipo… cosas que no debía de haber hecho. Al final te das cuenta, con el tiempo, que lo bonito es ayudar, ser parte del equipo, sumar. Si estás en el banquillo, un compañero que está jugado pide agua, te levantas el primero y se la llevas. Eso también es creer en el equipo, ser importante. Pero esto, por desgracia, lo aprendes con el tiempo».

«Pensé en mi hija»

El tanto que dio el triunfo al Hércules en el descuento en el protoderbi de la capital fue una cuestión de fe en sí mismo. «Vi la jugada grabada por la noche desde el inicio y me pregunté, pero qué hago yo en el lateral si estamos atacando y soy delantero. La inercia me llevó a ir donde estaba el balón, fui a darle una salida a Fede (Bikoro), que le vi muy cansado, y todo lo que ocurrió después ya es historia y un recuerdo precioso. Creo que incluso le quité el balón. Luego bromeé con él, le dije, te van a contar una asistencia, pero en realidad te he robado la pelota», bromea Chuli dejando caer una leve sonrisa al césped.

«Cuando marqué, en la primera persona en quien pensé fue en mi hija, porque ella sufre conmigo mis momentos bajos, lo mismo que mi mujer. Fue bonito porque después de dos temporadas de sufrimiento quiero pasar página y volver a ser feliz en un terreno de juego. Me tocaba una alegría y yo, en el Hércules, solo quiero vivir alegrías», advierte el delantero onubense.

Camino de los 31 años, Chuli es un futbolista más consciente de lo realmente trascendente: «Ahora no pienso en si soy o no titular. No me desgasto en ello. Hago lo que me pidan y me tomo como un premio si salgo de inicio. Nunca es un castigo no jugar, otro compañero tuyo está en el campo. No me obsesiona saber si voy a jugar o no, si voy a ser titular, quiero enterarme en la última charla, antes solo estoy centrado en dar todo lo que se me exige». Si vives así, resulta más fácil ser feliz.

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