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ANÁLISIS

La virtud de encontrar salidas

El Hércules ha sido capaz de resolver situaciones de partido muy delicadas aplicando soluciones estratégicas, unas veces individuales y otras colectivas, y eso le ha permitido enlazar dos victorias y afianzar un modelo de juego eficaz

Entrenamiento del Hércules CF en Fontcalent Hector Fuentes

Ha sido tan difícil en los últimos ocho años, que verlo ahora tan seguido, descoloca. El fútbol del Hércules no es aparente, no es continuo. Tampoco resulta vertiginoso, ni rotundo, ni decoroso en casa, pero es eficaz. El modelo que trata de implantar Sergio Mora se va consolidando desde lo más importante, la base, el peso de la certeza del jugador que lo ejecuta, desde la mentalidad colectiva entendida como la suma ordenada de todo lo que es capaz de aportar cada individuo.

El 4-4-2 del Hércules no es novedoso en esencia, pero sí lo es en ejecución. Por primera vez en una década, uno tiene la impresión de que se están aprovechando todos los recursos sin pedirle a nadie lo que ni sabe ni puede dar, siendo realista, consciente del plantel del que se dispone. ¿Se puede jugar mejor? Sí, siempre. ¿Se puede ser más eficiente? Eso cuesta más de responder.

Evolución defensiva

El rival solo llega al área del Hércules a través del aire

La lista de entrenadores que han fiado su filosofía a la contención casi en exclusiva es tan larga como la de quienes no entienden que no hay una sola manera de jugar bien al fútbol. La clave siempre es la misma: el dominio de las áreas. Da igual cómo lo consigas, si eres capaz de hacerlo, ganas. La apuesta de Carmelo del Pozo por el ayudante de Bordalás da lo que promete: método, seguridad y compromiso.

Los futbolistas están convencidos de que únicamente lograrán el objetivo siendo un bloque. La compactación de las líneas, la basculación coordinada en acción defensiva, las coberturas, las ayudas... todo eso funciona.

Raúl González en un ejercicio de habilidad José Navarro

El Hércules no deja libres espacios vulnerables, siempre ofrece a su adversario el camino que le resulta más cómodo contener. En tres jornadas, apenas un par de acciones de peligro llegando al área han concedido los alicantinos, que no perdieron ni el dibujo ni la contundencia jugando con diez contra una plantilla llena de soluciones ofensivas como la del Intercity. El único camino limpio a la portería de Adrián López está en el viento. Si el guardameta –que ya demostró el sábado que no le da miedo salir de su portería pese al error grave que cometió en el protoderbi–, no falla en esa tarea, el blindaje atrás será una realidad maravillosa.

El análisis de los datos no engaña: solo un gol de jugada en contra en tres partidos. Las veces que ha tenido que intervenir el joven guardameta blanquiazul se pueden contar con los dedos de una mano sin necesidad de utilizarlos todos.

A esta parte de la faena no hay que reprocharle nada grupal. El fallo individual es inevitable, pero la telaraña que genera la intensidad que aplica Mora al juego, idéntica a la que inculca en las sesiones de trabajo, dan margen para enmendarlos porque es raro que no haya un compañero cerca que pueda echar una mano a quien la pifia.

La segunda unidad

Las rotaciones han sido una solución desde el primer día

La utopía de un vestuario en el que todo el mundo es igual de importante resulta maravillosa y hay que tender a ella, pero, por pura definición, jamás se cumple. Lo que sí puedes hacer es acercarte. Cuanto más te aproximes, más sencillo será que logres el objetivo. Los partidos se tuercen, se estiran, se contraen, se descompensan, se desatan, se ponen duros como piedras o se reblandecen si te dejas engullir por la desgana.

Sergio Mora da prioridad al estado de forma. Su modelo requiere un desgaste físico importante y si dentro del campo alguien no está al nivel mínimo de exigencia muscular, se resiente todo el sistema. La irrupción de Nico Espinosa no ha sido casual y es un ejemplo muy claro de esta filosofía.

La cuarta apuesta de Del Pozo, que es la tercera en realidad, quiere aunar la sobriedad del primer David Cubillo y la naturalidad ofensiva del Manolo Díaz de la segunda fase, la más rica, la que propició la eclosión de Abde. Al primero, Mora ya le ha mejorado con creces porque, para empezar, saca lo que tiene a cada uno, no se siente inferior a nadie ni se olvida de atacar con todos sus recursos.

Para mejorar al segundo, le falta apenas una cosa: convertir el control zonal absoluto, la superioridad posicional, en un entorno seguro para trasladar la pelota y crear pasillos interiores, justo lo que hizo Mario Ortiz. La épica es maravillosa, pero poco sostenible.

Colíderes: El Hércules continúa en puestos de promoción

Los alicantinos, con siete puntos, empatan con el Mancha Real, que encabeza el grupo junto al Murcia y el Águilas

Duró menos de 24 horas, pero eso no le resta un ápice de importancia al desenlace de la tercera jornada en el grupo 5 de la Segunda RFEF. El Hércules pierde el liderato con el que se fue a dormir el sábado, pero resiste en el vagón de cabeza, en puestos de promoción, justo por detrás de Mancha Real, Real Murcia y Águilas, que ocupan las tres primeras posiciones. Todos, incluidos los blanquiazules, con siete puntos, uno más que el Pulpileño, que cierra la zona de promoción de ascenso, y con dos sobre el filial del Granada, sexto, que está dando continuidad a la buena imagen ofrecida en el Rico Pérez en el debut liguero.

El Hércules necesitaba que pincharan los tres que ahora están por delante de él en la tabla clasificatoria. No sucedió. El líder superó en casa con comodidad al Toledo (2-0), que es colista, el Murcia desarmó al Intercity (2-0), que se queda antepenúltimo con un solo punto, y el Águilas se llevó por delante al Marchamalo con idéntico marcador. El conjunto alicantino viaja a Alzira este domingo, que dejó escapar dos puntos ayer en el Pepico Amat, en el minuto 90. 

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