Sesión de acondicionamiento muscular, una más siguiendo la rutina pospartido: estiramientos, relajación de fibras, asentamiento óseo... Nada fuera de lo común hasta que Sergio Mora, al final de ese trámite físico, dividió al grupo y envió al gimnasio a casi todos los titulares para que trabajaran la fuerza y puso a ejercitarse con balón a la mayoría suplentes y a los no convocados. Fue entonces cuando inició una serie de apartes con algunos futbolistas.
Las dos reuniones más largas, siempre en un tono distendido, sin alzar la voz, sin aspavientos, sin trazas de reproche, las mantuvo con tres de los defensas que formaron de inicio en El Ejido, Tano Bonnín, Raúl Ruiz y Álex Martínez, con los tres a la vez; y, antes de concluir el entrenamiento, con Elliot Gómez a título individual.
El entrenador intercambió con todos ellos opiniones y realizó indicaciones zonales a los interpelados aprovechando la estancia en el recinto en el que se disputan los partidos de casa. Correcciones de marcas y situaciones pretéritas para mejorar el rendimiento individual y colectivo del equipo, que el domingo regresa al Rico Pérez, donde solo ha ganado uno de los cuatro partidos que ha disputado hasta la fecha.
En una burbuja independiente, Chema Jiménez, en la otra mitad del campo, pegado a la línea de fondo, llevó a cabo tareas específicas con los dos porteros del primer equipo, Jesús Fernández y Adrián López, y con el guardameta del filial, Adri Romero.
Presencia de Ortiz
Cuando el entrenador ordenó el cese de la actividad, Enrique Ortiz, acompañado esta vez por Alejandro Varela, integrante de la dirección deportiva, se acercó al entrenador madrileño para intercambiar con él inquietudes personales a propósito del partido disputado en Santo Domingo. Siete días después de hacer público su respaldo al técnico, el propietario se interesó por el desarrollo del juego y las circunstancias de varios futbolistas.
Acondicionamiento: Limpieza de la grada antes del derbi
El entrenamiento comenzó mientras en la grada los operarios del club se encargaban de limpiar la grada. Las quejas de una parte de la afición por la suciedad que debían de soportar en sus asientos es algo que los encargados del mantenimiento del estadio pretenden que no se repita. El club confía en que la afluencia de público al campo este domingo se doble con respecto al último encuentro en casa, frente al Atlético Levante (0-3), cuando apenas acudieron a ver el partido 3.200 aficionados. El ruido de los motores de las sopladoras dificultó la comunicación en el inicio de la sesión.
