Encadenar cinco victorias es un hito que siempre tiene consecuencias, todas positivas. Es tan inusual, tan impropio, tan descomunal, que el Hércules no lo hace en Liga desde el año 2013. Lo consiguió en la recta final del campeonato y la gesta le valió para salvar la categoría y continuar por tercer años seguido en Segunda, un horizonte que entonces sabía a poco y ahora suena a himno de la Alegría.
El próximo rival de los blanquiazules llega al Rico Pérez después de haber firmado esa misma dinámica. El repóquer de triunfos ha convertido al equipo de Cesár Ferrando en un líder temible, sólido, competitivo, capaz de ganar contiendas en las que no lleva la iniciativa, en las que ni siquiera se comporta como el gran favorito.
Le pasó el domingo frente al Eldense y confía en reeditarlo en el siguiente duelo de rivalidad provincial, en la capital, justo antes de que se comience a resembrar el José Rico Pérez. La Nucía acude al envite con 6 puntos de colchón, mientras que el Hércules lo hace con la inseguridad de quien se sabe irregular, capaz de lo mejor y de lo peor.
El conjunto alicantino del curso 2012-2013 terminó colista la primera vuelta de la Liga, aunque fue tras empatar con el Real Madrid Castilla, en la jornada 29, cuando vio la permanencia a una mayor distancia, a ocho puntos exactamente. Curiosamente, fue ese punto arañado al filial blanco el que significó el inicio de una remontada trepidante merced a una racha incontestable (y casi irrepetible) de once encuentros consecutivos sin perder del equipo entrenado entonces por Quique Hernández, ahora responsable de la dirección deportiva del Intercity.
El cuadro del expresidente del Hércules abandonó definitivamente las cuatro últimas posiciones en la jornada 35, después de imponerse al Córdoba (1-0) y encadenar cinco victorias que le permitieron alcanzar una ventaja de nueve puntos sobre la zona de descenso a falta de tres partidos para la conclusión de la Liga.
Para la anterior cadena de victorias semejante con denominación de origen blanquiazul hay que remontarse a 2011. Y para encontrar una mejor, eso sí, intercalando jornadas de Liga y eliminatorias de promoción de ascenso, hay que retrotraerse a la campaña 2015-2016, cuando el 2-2 con el Toledo en Alicante truncó una dinámica de siete triunfos. Aquel empate no impidió que el Hércules avanzase hasta la final del «play-off». Allí se encontró con el Cádiz de Güiza y con el descorazonador resbalón de Álex Muñoz en la última gran tarde de fútbol que vivió el herculanismo, que acudió en masa al estadio con la esperanza de poder remontar el 1-0 que se trajo su equipo del Ramón de Carranza con aquel lanzamiento de falta de Carlos Calvo.
