Diez años en los banquillos intercalados con tareas en la dirección deportiva. El equipo que puso a disposición de Molo este verano sigue sin alcanzar el nivel previsto. La destitución del entrenador que él firmó hace un mes tras salir de zona de promoción de ascenso, ha llevado a Gaspar Campillo a remangarse y hacerse cargo de un vestuario que él mismo armó. Su equipo suma cinco semanas sin ganar y, lo que es peor, sin hacer goles. El duelo copero del miércoles frente al Almería, que se resolvió tras dos prórrogas, debe ser, a juicio del técnico alicantino, un punto de inflexión.
«Mi equipo sale fortalecido del partido de Copa. Las sensaciones que se vivieron sobre el césped, la comunión con la afición, todo eso, a pesar del resultado, fortalece al vestuario. A pesar de las siete bajas que teníamos (entre las que se cuentan los exherculanos Iván Buigues y Pedro Torres), demostramos que somos un bloque en el que todo el mundo está preparado para sumar, para que no se noten las ausencias», sostiene Campillo.
«Llevamos hasta los penaltis al líder de Segunda División, que le saca 10 puntos al siguiente. Demostramos lo que somos como equipo y nos tomamos lo vivido como un premio, no como un inconveniente para jugar el domingo», reitera el extécnico del Jove.
«El cansancio pasa factura, claro, lo mismo que las ausencias que sufrimos, pero me han demostrado que, juegue quien juegue el domingo, lo va a dar todo. Vamos a un campo histórico para medirnos con un club de superior categoría y lo hacemos llenos de ilusión y convencidos de que podemos ganar. Para mí será muy especial, pero solo deseo un triunfo nuestro», admite.
