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Tribuna

100 años, 100 entrenadores (XIII)

100 años, 100 entrenadores (XIII)

En 1991, con el dolor de la última jornada de la temporada anterior, continuaba el Hércules su cuarta aventura en Segunda División B y para ello el club había seguido confiando en Vicente Carlos Campillo. Fue aquella una temporada en la que el Hércules se reforzó con jugadores que pasarían a la historia del club (Paco López, Falagán o Rodríguez), pero no en aquel curso. La 91-92 comenzó irregular y con la polémica del domicilio de Campillo; finalmente el Hércules obligó al técnico a vivir en Alicante y no en Santomera. El asunto tenía mar de fondo y se interpretó como una venganza de la directiva hacia Campillo, que venía semanas insistiendo con el fichaje de un centrocampista. El caso es que el técnico terminó siendo sustituido en la recta final de Liga, cuando el equipo iba séptimo clasificado. Entre tanto, pancartas que pedían dimisión del presidente Albarracín. Clima tenso. Tuvo que coger el equipo de nuevo Humberto y el Hércules hizo seis victorias en las últimas seis jornadas (incluido un 7-1 al Torrent y un gran 0-1 en Cartagena), pero no le llegó para meterse en la promoción.

En las jornadas finales de esa liga ya estaba en el palco Aniceto Benito, candidato a la presidencia que estuvo recogiendo firmas. Con él, el técnico Quique Hernández, una dupla que pocas semanas después asumirían el timón del Hércules. La 92-93 sería triunfal, con el entrenador valenciano iniciando una dilatada trayectoria en el que sería el club de su vida, donde llegaría a ser el técnico con más partidos de su historia e incluso presidente en dos ocasiones. Consumado el ascenso a Segunda, la 93-94 continuó con Quique en el banquillo y el equipo hizo una temporada muy meritoria para un recién ascendido, coqueteando incluso con la zona de ascenso a Primera.

El curso empezó con el «affaire» de Rodríguez y la Selección española (Goikoetxea, ayudante de Clemente, le espió en un partido) y continuó con el debut de una recordada pancarta agradeciendo al equipo alemán del Karlsruher sus servicios (unos días atrás le había marcado siete goles al Valencia). Al término del curso, volantazo: Aniceto Benito decidió que el nuevo entrenador no debía ser caro, que tuviera experiencia y que ya hubiera dirigido al Hércules. El círculo se cerró en torno al argentino Felipe Mesones, que aún hoy es el entrenador con más partidos en la historia del Elche, y así fue. Por su parte, Quique se cambiaba de bando y firmaba por el conjunto franjiverde. Todo queda en familia. En la parte institucional, el club se vio envuelto en la obligada conversión a SAD y en un ajetreado desfile de posibles inversores y mandatarios. La temporada fue irregular, el club se fue a Navidad con un sabor de boca malo tras una derrota en Eibar y todo quedó en una calma tensa. El cinco de enero de 1995, a 48 horas de un partido y dos semanas después del último encuentro, fue cesado Mesones. «Esto es insólito», dijo el argentino al conocer su despido.

El técnico no había conectado con la afición y fue algo patente durante su estancia. «Quizás hayan visto en mí alguien que ha triunfado en Elche», apuntaba en su adiós. Sonó Benito Joanet como sustituto e incluso Chus Pereda, pero finalmente llegó el joven Manolo Jiménez (34 años), que hasta ese momento era el entrenador del Benidorm de Segunda B. «Mi sueño es ver al Hércules en Primera», dijo en su presentación y lo cumpliría un año después, en la triunfal 95-96, en la que el Hércules ascendió en Badajoz a falta de tres jornadas. Jiménez mostró carácter en varias ocasiones y sonadas fueron dos intervenciones suyas. En un partido contra el Bilbao Athletic, Manu Sarabia, técnico de los leones, le dijo a Alfaro «no te tires, que eres bueno». Acto seguido, también desde la banda, Jiménez le increpó: «A mis jugadores no les hables». También fueron comentados los desaires del añorado Pavlicic un día que fue sustituido. Preguntado Jiménez en rueda de prensa dijo: «Me suda las narices quitar a un internacional croata». Pese a lograr el ascenso, la directiva no tenía confianza en él y decidió no renovarle a principios de mayo. Comenzaba el baile de nombres para dirigir al equipo en Primera.

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