Sensación amarga. El mejor partido del año en el peor momento personal posible. Gustavo Siviero encajó ayer con entereza la confirmación del fallecimiento de su madre. Ocurrió de madrugada. Luego, por la mañana, el preparador argentino, después de guardar un respetuoso minuto de silencio con sus futbolistas en Villafranqueza, dirigió la sesión de trabajo en el terreno de juego del Antonio Solana que, a pesar de no presentar el mejor aspecto, sí es lo suficientemente regular como llevar a cabo un entrenamiento.
El club dio ayer al entrenador todo tipo de facilidades para viajar a su país si era esa su intención. Sin embargo, Siviero, que no se vio con fuerzas para atender a los medios después de completar la rutina física y técnica, comunicó a la entidad que se sentaría mañana (17 horas) en el banquillo visitante del José Rico Pérez, en su regreso al estadio tras ser destituido como preparador blanquiazul.