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Fortaleza inofensiva... otra vez

- El Hércules malgasta tres ocasiones muy claras de marcar en San Javier y no saca partido al excelente trabajo colectivo de la primera parte - Los blanquiazules suman la tercera jornada seguida sin ver portería y se dejan siete puntos en el arranque de la segunda vuelta

Borja Galán se prepara el balón para intentar el disparo a puerta desde fuera del área.

La vida se nos consume en una larga espera. El deseo, las ganas, los sueños y las compatibilidades solo son proyecciones a futuro, expectativas que se disfrutan más cuando se piensa en ellas que cuando se cumplen. En el fútbol de esparto ocurre lo mismo, la mayor parte del tiempo no pasa nada. Al final, por lo general, sobrevive el más paciente, el menos impresionable, es verdad. Pero el más eficaz lo hace siempre. La mayoría de minutos son un bostezo sostenido, una carretera infinita, el campo curvo de las animaciones deportivas japonesas, así que hay que afinar mucho, estar vivo, no fallar lo fácil porque lo habitual es que haya más kilómetros de sombra que quitamiedos.

Cambian los dorsales, los nombres en las camisetas, las altas y las bajas, se modifican los sistemas, los métodos de trabajo, las aplicaciones informáticas que desentrañan la táctica a seguir, lo único que se perpetúa es la certeza de que estás asistiendo a un partido interminable de cuarta categoría. Da igual cuando leas esto. Saber manejarte en esta realidad es el camino más corto y el menos lesivo si pretendes sacarle rédito a la sobredosis de hastío.

Al Hércules se le están encogiendo las porterías, no marca goles. No lo ha hecho en toda la segunda vuelta. Ayer, otra vez, a pesar de haber gozado de ocasiones claras para acabar con el mito de Pitín, donde la grada solo ha visto celebrar dos tantos al rival en los últimos diez partidos. En el arranque de la segunda fase se han escapado siete puntos. Son demasiados, excesivos si se compara con los merecimientos que ha hecho el equipo de Sergio Mora en sus últimos tres compromisos.

Las seis victorias consecutivas han devenido en un juego solvente, equilibrado y coherente en el que se debe insistir aunque, por desgracia, ahora no esté transformando en puntos los ratos largos de superioridad. El Hércules, como tantos otros, adolece de falta de definición. Los delanteros letales no se prodigan por los sótanos del fútbol. Pero tiene todo lo demás, lo demuestra cada domingo. Ayer, en San Javier, el Mar Menor, que ha sumado como local 22 de los 30 puntos que lleva, apenas inquietó a Adrián. Lo hizo de forma aislada, y siempre como consecuencia de un regalo en forma de errores puntuales del centro del campo hacia arriba.

Borja Díaz gira sobre sí mismo para mantener el control de la pelota. LOF

Los alicantinos firmaron una primera parte brillante. Lo hicieron a pesar de la dureza del terreno de juego, recién estrenado, de los botes desesperantes de la pelota, controlando los espacios, con dominio posicional fruto de la presión. Es su sello, el de su entrenador, una identidad futbolística apoyada en César Moreno, que es quien la sublima. Sin él, pierde consistencia... y la mayor parte del sentido, también.

Los jugadores guardan un respetuoso minuto de silencio por la muerte reciente de Hilario Martínez Verdú. LOF

Tres ocasiones muy claras generaron los blanquiazules antes del descanso, dos en acción y una de estrategia. Todas con un denominador común, Pedro Sánchez, el otro vector fundamental del juego de ataque. No entraron ni su volea dentro del área con la zurda, ni la pugna de Acuña con Ackermann tras pase filtrado, ni el disparo nítido desde la frontal de Borja Galán. Si un segundo te puede cambiar la vida, imaginen lo que es capaz de hacer en un simple partido de provincias. Un remate de Ballesta tras un centro lateral, el único que no atajaron ni Tano ni Carlos David, reunió todo el bagaje en ataque del conjunto del Javier Motos antes del intermedio.

Ganar nunca es fácil para nadie, pero si no lo haces el día que generas cuatro ocasiones claras y dispones de multitud de faltas laterales a favor, entonces tienes motivos reales para lamentarte, para no volverte contento a casa. Los murcianos, conscientes de que se habían escapado del desastre por poco, asumieron que debían modificar su guion para sumar. Adelantaron la posición defensiva y estrecharon el cerco sobre Pedro Sánchez y Borja Díaz, que se quedaron sin el espacio que antes tenían para generar superioridad en los flancos asociándose con Álex y Raúl Ruiz mientras el Toro desactivaba centrales a topetazos.

El dato: Tercera expulsión de Carlos David en lo que va de curso  

El central del Hércules ha visto tres cartulinas rojas este curso. Por este motivo no acabó el partido frente al Granada B, en el Rico Pérez; se fue antes de tiempo en Marchamalo; y, ayer, en Pitín, con el partido casi acabado, para evitar un contragolpe.


Lo mejor: La excelente disposición del equipo en la primera parte 

Los primeros 45 minutos resultaron brillantes, generando ocasiones de peligro y sin apenas recibir ataques del Mar Menor. En la segunda, cambió el signo del partido y el Hércules dejó de ejercer un domino evidente.


Lo peor: La incidencia negativa de los hombres de refresco

Sergio Mora trató de refrescar a su equipo a la hora de juego, pero ninguna de las rotaciones introducidas mejoró la producción ofensiva del equipo. Nico y Raúl González no brillaron y, Aketxe y Chuli fueron transparentes.


Entre interrupciones, patadas quirúrgicas para combatir contras, empujones, balones divididos y desenlaces fugaces, Mora entendió que era el momento de hacer valer el peso de su segunda unidad para no decaer. Retiró al paraguayo y a Raúl Ruiz y los suplió por Raúl González y Nico. Con ellos, se ganó agilidad, pero se perdió entereza. Ninguno mejoró a sus predecesores. El técnico, lejos de conformarse con el punto, dio un giro más a la tuerca. Introdujo a Aketxe y Chuli en la estructura y retiró a Galán. Tampoco funcionó. El vasco, máximo goleador todavía, fue quien más lejos estuvo de inquietar al guardameta argentino. La presencia de dos delanteros aceleró el juego vertical, directo, y con él, las precipitaciones y el consiguiente desorden. El Mar Menor, domado hasta ese instante, emergió penalizando cada fallo. En medio de la inquietud visitante, Pedro Sánchez acertó a sacar un córner ganado a pulso por Nico. Su envío tenía un destino evidente: la cabeza de Carlos David, pero el central midió mal el salto y conectó con el balón cuando su cuerpo bajaba. El remate se perdió por encima del travesaño. No se le olvidó el fallo, tal vez por eso, cuando vio que un rival podía aprovechar un nuevo error en el pase de los blanquiazules para montar la contra, se excedió en la fuerza para impedirlo. Roja directa. Minuto 92. Se acepta, el remedio estuvo a la altura de la enfermedad que se pudo desencadenar de no actuar.

El Hércules se mueve en ese límite difuso en el que merece más, pero tampoco los empates son injustos. Para lograr lo que busca, entre otras cosas, debe conseguir que un futbolista que acaba de entrar al campo para ayudar en el último tramo, no flote sin tensión a su par mientras este arma la pierna. Molinero pudo abrir una brecha en la salud mental blanquiazul. Se le fue por muy poco y, sin quererlo, indultó a Chuli.

Sergio Mora «Daremos valor a este punto más adelante»

El entrenador del Hércules se dio por satisfecho, pero solo a medias. «Hemos podido ganar, hemos tenido ocasiones y hemos hecho méritos suficientes, pero no ha podido ser porque este es un campo (Pitín) muy difícil y el rival, también. Después de una derrota, lo más importante es puntuar al encuentro siguiente. Lo hemos hecho en un escenario difícil, le daremos su valor a este punto más adelante».

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