Teodoro Rastrojo (Madrid, 1961) se suma a la lista de jugadores ilustres que forman parte de la embajada del Centenario del Hércules, una acción promovida por el presidente de la comisión que se encarga de organizar los actos de celebración del siglo de vida del club, Manuel Palomar. El futbolista, que llegó a Alicante en 1983 procedente del Athletic Club, completó cuatro temporadas como blanquiazul.
En la primera de ellas, en la 1983-1984, Teo Rastrojo fue parte activa del ascenso a Primera con el técnico Carlos Jurado en el banquillo. El defensa, que tiene el honor de ser el único madrileño de nacimiento que ha formado parte del conjunto vizcaíno, fue pieza clave en el Hércules de la década de los ochenta.
«Para mí es un orgullo formar parte de la historia de un club tan grande. Me ha hecho una ilusión tremenda. Viví momentos inolvidables, pero si tengo que destacar dos, por lo que significaron, me quedo con la celebración del ascenso y con la salvación, en la última jornada de Liga, que logramos en el Santiago Bernabéu», recuerda el futbolista en presencia de Palomar, que le hizo entrega personalmente de la camiseta conmemorativa. Aquel mítico gol que marcó Sanabria el 21 de abril 1985, y del que Rastrojo fue testigo sobre el césped, ha quedado para siempre en la memoria histórica del herculanismo.
«Viví momentos muy importantes porque fui muchas veces titular, así que es un honor que me hayan hecho partícipe de la fiesta del Centenario», admite Rastrojo, que, tras su retirada como jugador en el Jove Español de San Vicente, fue técnico en las categorías inferiores del Hércules. En el año 2000, tras la destitución de Manolo Jiménez, asumió la dirección del primer equipo de manera interina junto a Vicente Russo durante la promoción de ascenso a Segunda División. Ahora, afincado en Alicante desde que colgó las botas, es responsable del fútbol base del Club Atlético Montemar.
