Atrapados en un eterno plebiscito. Sin regularidad en el inicio de la segunda vuelta. Pendientes de arrancar, de demostrar la superioridad que pareció exhibir en el final de la primera, de lograr ser reconocibles también en las derrotas, de ser vistos por cualquiera que les mire como un bloque duro, valiente, que no hace números, que no se arruga, que se deja el miedo en la taquilla.
Después del varapalo de Socuéllamos (2-0), el Hércules regresa al Rico Pérez a cuatro puntos del liderato. Necesita ganar. Hacerlo asiduamente, no fallar en casa. La teoría la conocen todos, la repiten sin cesar. Pero la Liga llega al punto de no retorno, al instante en el que huelgan las palabras y se demuestran los preceptos, esos que respaldan la idea de que los blanquiazules llegarán al último día con opciones reales de terminar primeros la fase regular.
7 VICTORIAS: Ha logrado el Atlético Pulpileño este curso
►Solo una de ellas ha sido frente a equipos de la parte alta, la que logró frente al Eldense, en la jornada 5, a domicilio: (0-3).
4 GOLES: Marcó el Hércules en su visita a Pulpí en la primera vuelta
►Con doblete de Raúl González, un penalti de Pedro Sánchez y un gol de Aketxe a un minuto del final.
6 PUNTOS: Han sumado los almerienses en la segunda vuelta
►Para lograrlo han metido dos tantos, uno al Puertollano (1-0) y el otro al Levante B (0-1). El Hércules lleva 5 puntos (con 2 goles).
Viendo los errores grotescos de hace siete días, cuesta creerlo, pero esta tarde es un buen momento para redimirse. Los alicantinos reciben el en Rico Pérez (17 horas, Footters) al rival al que pasaron por encima en la jornada 6. Aquel 0-4 sigue siendo, a día de hoy, la goleada más amplia que ha firmado el conjunto de Sergio Mora.
El mérito real de aquel resultado no fue lo abultado del marcador, sino que se lograra después del descalabro de Alzira, el petardazo con el Socuéllamos en el que se lesionó para siempre Toscano y la eliminación de la Copa en Zaragoza. Con toda esa carga negativa, el Hércules levantó la cabeza, apretó los dientes y, con dos tantos de Raúl González, un penalti transformado por Pedro Sánchez y un gol en el 89 de Aketxe frenó una caída muy peligrosa.
Hoy la situación es bastante menos dramática, aunque igual de relevante. Los alicantinos necesitan un triunfo delante de su gente, la poca o mucha que se concentre en la grada. Hasta ahora, desde el inicio del segundo acto de la Liga, solo han metido un par de goles, ambos el mismo día. El resto, en las otras cuatro jornadas, nada de nada. Sin Acuña (que tiene para 21 días más), pero con el bigoleador en Pulpí recuperado del golpe que recibió de un compañero en el cuádriceps, Mora debe de acertar con el modo de elevar la eficacia en la definición, una paradoja de compleja resolución porque es una suerte que no depende de él directamente.
¿Cambios en el once?
El técnico madrileño jamás da pistas, nunca entra al detalle en sus respuestas, siempre pasa de puntillas por lo inane y por lo más grave, no hace distinciones. Esta semana, después de perder en el corazón de La Mancha, ha mantenido la misma filosofía.
Está garantizada una variación nominal en la estructura: Aketxe ocupará la plaza del Toro como referencia arriba. Las otras grandes dudas se concentran en dos nombres propio, Tano Bonnín y Bikoro. Ninguno fue fiable en Socuéllamos, el primero por un exceso injustificado de confianza y el segundo por no encontrar su sitio en el campo y perder la mayoría de balones que tocaba.
Diego Jiménez podría acompañar a Carlos David en el centro de la defensa en caso de querer «castigar» al internacional dominicano. Para sacar de la ecuación al africano, habría que confiar el mediocentro a Borja Díaz haciendo caso omiso a un dato demoledor: con el exfutbolista del Talavera jugando de inicio el Hércules no ha ganado nunca. Pedro Sánchez debería recuperar su espacio en el interior y Galán ocupar la banda. El resto, los habituales. Toca ganar, hay que hacerlo antes de que empiece otra guerra... la enésima en las últimas dos décadas.
