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Segunda RFEF | Jornada 23

El Hércules evita una guerra

Mora recompone el sistema tras el varapalo en Socuéllamos y su equipo firma una gran encuentro con otra goleada al Pulpileño que le deja a 3 puntos del líder

Los futbolistas del Hércules festejan uno de los tres tantos del partido en la goleada el Pulpileño en el Rico Pérez de Alicante.

Los gestos que no se preparan, los que nacen de modo inconsciente, sobre la marcha, esos no mienten. Nunca fallan. Es imposible. La tensión no se finge. Se tiene o no se tiene. Cuando un futbolista corre a celebrar con su entrenador el tercer gol del partido es porque cree que su técnico lo necesita. Si ese jugador es el capitán, entonces ya no hay duda. Con el abrazo entre ambos se confirman dos cosas: rectificar es lícito y necesario, y saber cuándo y cómo hacerlo de rápido evita muchas guerras, muchísimas, casi todas.

La carrera de Raúl Ruiz hasta Sergio Mora evidenció la fe que tiene el vestuario en su técnico. Tanto es así que nadie cuestiona sus decisiones, ni siquiera las que se ve muy pronto que pueden salir mal. Ocurrió en Socuéllamos. El cambio de estructura y la distribución de piezas sobre el césped complicó el fútbol combinativo del Hércules, la continuidad en el juego, clave para hacer valer tus individualidades ante rivales netamente inferiores.

Ayer no sucedió. El preparador madrileño rescató a Pedro Sánchez del exilio en la banda izquierda al que le condenó en La Mancha, le otorgó libertad por el interior para asociarse y situó a un extremo en su lugar. Con Galán abrió el campo y, con espacio y equilibrio, pudiendo proyectar el ataque por ambos flancos indistintamente, aprovechó todos los activos blanquiazules, empezando por Bikoro, determinante sin el tapón de Borja Díaz delante, y acabando por Raúl Ruiz, a quien volvieron a llegarle todos los balones que no recibió hace una semana. Los dos, sacrificados al descanso en Socuéllamos, conservaron su titularidad. Bien por el entrenador. Mantener al grupo unido y aportar soluciones eficaces sin perder la calma, sin señalar culpables, es una cualidad que distingue a los buenos de los demás en un oficio asediado por la impaciencia, que en el caso del Hércules es cuádruple porque a la que generan el día a día, el entorno y los resultados, se une la histórica, que es la que más ahoga.


PARTE MÉDICO

Pedro Sánchez y Álex Martínez, lesionados 

►El centrocampista de Aspe recibió una dura entrada en la primera parte que le dañó el tobillo y le obligó a pedir el cambio en el minuto 55. El lateral zurdo, en una acción fortuita, hizo un mal giro con el pie y también salió cojeando del campo. Ambos están pendientes de la evolución de los golpes y del grado de inflamación fruto de las contusiones.

Con Europa agujereada por la metralla de los proyectiles, oliendo a pólvora, a gasolina quemada, a sangre seca, en una tarde gris, con el 90% de los asientos desocupados y los nervios directivos a flor de piel, el Hércules fue capaz de recobrar el crédito, el olfato, la fe. Se reencontró consigo mismo y no decepcionó a nadie, al revés.

Su adversario nunca tuvo opciones de ganar. Nada. Cero. Desde el primer minuto hasta el último. Ni siquiera cuando el técnico del Pulpileño trató de sorprender yendo a presionar la salida de la pelota de los alicantinos temblaron las piernas. No hubo forma. Todo el mundo estaba en su lugar dentro de un 4-1-4-1 en el que César Moreno contiene y activa el ataque, Pedro fabrica las ocasiones y Bikoro asusta cerca del área.

Adrián López intervino una vez en todo el encuentro, a cuatro minutos del final, para desviar un gran disparo desde la frontal

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La primera parte resultó un discurso dictatorial, sin fisuras, sin réplica, blanquiazul. Salida siempre ordenada, repliegue sencillo, ágil, posicionamiento sólido y ocupación de espacios gradual, avanzando con peso, con pases precisos, con circulación fluida. Fue la superioridad más plausible que se puede llegar a ver en una cuarta categoría en la que las limitaciones creativas y cualitativas son seña de identidad.

EL DATO

Tercera goleada de la temporada, la segunda al Pulpileño  

►El Hércules le ha metido siete tantos al conjunto almeriense, cuatro en la primera vuelta y el resto ayer. De ellos, tres son responsabilidad de Raúl González, que en Pulpí fue bigoleador. Ayer volvió a marcar a los 10 minutos de saltar al campo.

LO MEJOR

La seriedad defensiva, el orden coral y la ocupación de espacios  

►El varapalo de Socuéllamos caló en el vestuario, que ayer entendió, junto a su entrenador, cuál es el camino más corto hacia la victoria, uno que lidera Pedro Sánchez moviéndose con libertad por el interior, lejos de la línea de cal.

LO PEOR

El exceso de dureza que empleó el Pulpileño para frenar al Hércules  

►El elevado número de patadas y entradas peligrosas que realizaron los andaluces pudo acabar mal, pero terminó sin expulsados visitantes y con Pedro Sánchez pidiendo el cambio en la segunda mitad con el tobillo dañado. 

El Hércules, viniendo de dónde venía, hizo algo muy complejo: conservar la paciencia, construir poco a poco, sin alarmismo, sin prisa, sin dejar de atacar. En uno de ellos, a la media hora, Galán descosió a Mati en la banda, se fue hacia el área, asistió con precisión a Bikoro, que armó la pierna y firmó un gol por la escuadra que mejor defendía el portero. Sus rezos, su gestos de rodillas en el festejo quizá fueran un exceso, pero el 1–0 eliminó el lastre, liberó al proyecto del peso del miedo y eso bien vale su poquito de hipérbole teológica.

El primer acto se cerró con seis disparos a puerta y ningún acercamiento enemigo al área de Adrián. Los tres cambios de golpe que introdujo Sebastián López en el arranque de la segunda mitad ratificó la enorme superioridad local. Fue en vano. El Hércules continuó gobernando a su antojo, concentrado, tenso, ganando cada duelo individual, robando en el centro del campo. Trazando líneas de pase idóneas, presionando tras pérdida, con las piezas juntas, sin distancia inabarcable entre los centrales y los centrocampistas, que fue otro de los defectos que le mató hace una semana.

Raúl González dedica el tanto al autor de la asistencia, Isaac Aketxe. ALEX DOAMINGUEZ

Carlos David, de cabeza, en una acción de estrategia, pudo hacer el segundo. Apareció solo en el segundo palo, pero no conectó con el cuero por un milímetro. Se redimió al poco. Robó un balón atrás y, casi de primeras, se inventó un centro largo a la espalda de la defensa que Aketxe, sin dejarla botar, acomodando el cuerpo a ras de césped, convirtió en una asistencia para Raúl González, que apenas llevaba 10 minutos en el campo. El delantero suplió a Pedro Sánchez, lesionado. Cuando todos pensaban en Borja Díaz como su sustituto, la cabeza de Mora ideó otra cosa, un 4-4-2 para, con la ventaja en el marcador, cargar el juego por fuera.

Funcionó bien. Pasaron solo cinco minutos antes de que, de nuevo el vasco, habilitara a Raúl Ruiz, que culminó la diagonal hacia dentro con un mano a mano en el que apuntó al palo más alejado del guardameta, que tocó el balón, pero no desvió su trayectoria. Triunfo pertinente, merecido, meritorio. Harán falta más, muchos. Quedan once jornadas, 33 puntos y del Rico Pérez no debería de escaparse ninguno más.

Raúl Ruiz, autor del tercer tanto, elude la presión de su marcador y se marcha por velocidad. ALEX DOAMINGUEZ

LA FICHA TÉCNICA

HÉRCULES: Adrián López, José Fernández, Tano, Carlos David, Álex Martínez, César Moreno, Bikoro (Elliot, 79’), Borja Galán (Mario Ortiz, 79’), Pedro Sánchez (Raúl González, 55’), Raúl Ruiz (Borja Díaz, 70’) y Aketxe (Pau Miguélez, 70’).

PULPILEÑO: Héctor Pizana, Nacho Ruiz, Fer Rubio, Rubén Primo, Mati, David Segura (Barrenetxea, 60’), Juan Martínez (Borja García, 46’), Nacho López (Casi, 46’), Andrés García 8Juanra, 71’), Areso (Juanje, 46’) y Cristian Moreno.

GOLES:  1-0, Min. 29: Bikoro. 2-0, Min. 65: Raúl González. 3-0, Min. 73: Raúl Ruiz.

ÁRBITRO: Sergi Carrero Romera (Catalunya). T. Amarillas: al entrenador del Hércules, Sergio Mora, y a Juan Martínez, Mati, Andrés García y Areso, del Atlético Pulpileño.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la Jornada 23 en el grupo 5 de Segunda RFEF con 3.150 espectadores en el Rico Pérez, medio centenar de ellos hinchas del Pulpileño. El partido comenzó con 13º de temperatura y el cielo nublado.

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