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Segunda RFEF | Jornada 25

Álex sirve la victoria al Hércules (2-0)

Dos asistencias del lateral zurdo propician los tantos en la segunda mitad de Diego Jiménez y Pau Miguélez y reenganchan al equipo alicantino a la pelea por el liderato

Álex Martínez se interesa por el estado del goleador Diego Jiménez después de servirle la asistencia en el 1-0.

Se recuerda la extravagancia, lo insólito, la aventura, el pasmo del miedo, pero lo que verdaderamente da placer duradero es la paz, esa confortable y eficaz que se experimenta cuando vuelves a casa y todo está bien, no falta nada ni nadie y te sientas a disfrutar el deleite inconfundible de la serenidad, de la conciencia tranquila, del deber cumplido. El Hércules recobra en el Rico Pérez el aliento y la entereza que pierde fuera de Alicante. Gracias a ello continúa en una pelea a la que ya solo le restan 9 fechas.

Sumar de tres en tres genera una pátina de felicidad tan gruesa que opaca cualquier defecto, cualquier carencia. El triunfo, da igual cómo sea, le resta peso a las ausencias y permite a los sufridores protagonistas de la fiesta sacar pecho también en la sala de prensa, que es donde más se nota...

Todo el mundo se alegra de las victorias, hasta los que parece que no. Sin Bikoro y sin Pedro Sánchez, el Hércules es menos Hércules, pero sigue siendo más que la mayoría de sus rivales. Sacar adelante el envite cuando la propuesta del adversario es ultra conservadora tiene un mérito grande. Doblegar a El Ejido reporta un valor triple: se recupera crédito, se conserva intacta la posibilidad de ascender por la vía rápida y se apaga la chispa que provoca los fuegos más peligrosos, los que no muestran su humo negro sino que calcinan con procacidad sin llamar la atención.

La clarividencia del defensor blanquiazul termina con la propuesta ultra conservadora de El Ejido

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La ubicuidad de Álex Martínez es la clave de un desenlace que atrae los focos sobre quien convierte en gol los pases, pero que tiene en el servidor de la asistencia a alguien fundamental, indispensable, tanto que cuando no está, jugar al fútbol y ganar se vuelve un mundo infestado de aire de cianuro. Sergio Mora modificó el sistema que más le gusta por un 4-4-2 puro con el que tratar de ganar remate frente a un adversario atrincherado en el área.

Toro Acuña reapareció en la segunda parte después de su lesión muscular en Socuéllamos. HECTOR FUENTES

La apuesta era la correcta sobre el papel, pero son los futbolistas quienes la validan en la cancha. Borja Díaz, como híbrido entre Bikoro y Pedro Sánchez, no ejerció de ninguno de los dos y la salida de la pelota no fue fluida. Sin velocidad, sin desborde y sin traslados que obligaran a mover las dos líneas de contención del Polideportivo, la fase ofensiva del Hércules se redujo a combinaciones en espacio muy reducido, sin hondura, la inmensa mayoría por la misma banda, por suerte para los alicantinos –y no por casualidad–, donde se mezclaban Álex y Galán. En la primera mitad, solo dos llegadas locales sin intervención del portero, una de lanzamiento de falta rozando el descanso, la única con peligro (y sin spray para fijar la barrera en su sitio, algo que conecta con la realidad de una categoría llena de lamparones).

EL DATO

Séptimo gol del Hércules en casa en la segunda vuelta  

► Solo ha habido un partido en este tramo del campeonato en el que los blanquiazules no han marcado. Fue frente al Intercity y es la única derrota en el Rico Pérez en la segunda vuelta. Le marcó 3 al Pulpileño y 2 al Alzira y a El Ejido.

LO MEJOR

La conexión Borja Galán-Álex Martínez en la banda izquierda  

► El lateral y el extremo lideraron todas las acciones de estrategia. De las botas del lateral, que jugó con el tobillo bien vendado, nacieron las asistencias que permitieron los goles de Diego Jiménez y Pau Miguélez.

LO PEOR

La falta de protagonismo de Borja Díaz en la primera parte  

► Ocupó el mediocentro ofensivo en el 4-4-2 con el que arrancó el partido Sergio Mora y no fue capaz de generar espacios en el carril central. Poco influyente en el ataque para ejercer de Bikoro y Pedro Sánchez, a la vez.

La superioridad zonal y el dominio absoluto de la posesión puede consumir la paciencia si no sirve para inventarse un gol. Con el tobillo remendado, amarrado a la bota, Álex Martínez, a los dos minutos de la reanudación, después de ejecutar en corto un saque de esquina, maniobró con Galán, la pelota llegó hasta César Moreno, que se la devolvió al lateral después de librarse de un contrario para que este levantara la cabeza y describiera un centro lateral medido a la cabeza de Diego Jiménez que, libre de marca, atacando el espacio a la espalda de los defensores, rematara a la red el balón y el pie de Mikel. La euforia anuló el dolor tres segundos, pero le acabó arruinando la celebración. Las patadas a la altura del ojo es lo que tienen, son traicioneras.

Con lo más difícil hecho, el entrenador del Hércules eliminó un delantero de la ecuación (Aketxe) y buscó redirigir la acción de ataque por la derecha refrescando ese flanco, dándole más velocidad. Nico ocupó el perfil del capitán y Miguélez esa media punta a la que nunca llegó Díaz con peligro... ni siquiera en segunda oleada.

Los jugadores de El Ejido forman la barrera antes de la ejecución de una falta que lanzó Aketxe. HECTOR FUENTES

Mejoró el equipo alicantino. La alternativa táctica del preparador madrileño restó peso a la banda izquierda sin arañarle protagonismo. Obligó a El Ejido a desplazarse más para defender coincidiendo con la necesidad de tener que exponerse para buscar el empate. La consecuencia: más espacio para robar en la medular y menos desgaste en la presión.

Los tres cambios a la vez que introdujo Francisco Alcoy minutos después, validaron la variable estratégica del madrileño. Los almerienses crecieron, se adueñaron de una pelota que les era ajena hasta ese instante y comenzaron a llegar a la portería de Adrián. En uno de esos viajes, desde el córner, casi hallan recompensa. El portero del Hércules midió mal y se le resbaló el cuero de las manos en pleno salto. Cayó en el área pequeña, muerto, pero reaccionó él más rápido que el delantero y palió su fallo.

El susto disparó los peores presagios, los extendió a la grada y empezó a tejerse el clima tenso de los desórdenes emocionales. Álex Martínez debió percatarse, así que cuando Galán volvió a dejarle la pelota con tiempo para pensar, el lateral encontró a Miguélez dentro del área, se la sirvió en bandeja y el cántabro no lo desperdició. Armó la pierna y compuso una parábola sutil que se fue alejando del portero mientras buscaba la red. Golpeó tímidamente la parte baja del larguero y botó con fuerza detrás de la línea de gol. El 2-0 arruinó la resistencia andaluza y tapó lo demás, los defectos de forma, los silencios incómodos, las manías persecutorias... y nadie se acordó de otro penalti no pitado a favor del Hércules, el enésimo.

LA FICHA TÉCNICA:

► Hércules (2): Adrián López, Raúl Ruiz (Nico Espinosa, 65’), Álex Martínez, Diego Jiménez, Carlos David, José Fernández, César Moreno, Borja Díaz, Raúl González (Acuña, 82’), Galán (Chuli, 82’) y Aketxe ( Miguélez, 65’).

► El Ejido (0): Godino, Gabi, Jonxa, Mikel, Neto (Paco Candela, 55’) Óscar García (Allyson, 55’), Sergio Montero (Sergio Pérez, 45’), Tena, Squadrone (Emanuel, 82’), Palomeque, (Jorge García, 55’) y Plomer.

GOLES:  1-0, Minuto 19: Diego Jiménez. 2-0, Minuto 71: Pau Miguélez.

ÁRBITRO: Salvador Morros Monge (catalán). T. Amarillas: a César Moreno y José Fernández, del Hércules, y a Squadrone, Óscar García y Jonxa, de El Ejido. T. Roja: en el minuto 88, por doble cartulina amarilla, al almeriense Paco Candela.

INCIDENCIAS: en el tiempo de descanso se entregó la camiseta del centenario al nuevo embajador del Hércules Manolo Alfaro.

ASISTENCIA: 3.442 espectadores.

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