Les ocurren las mismas cosas, pero las sienten diferente. Ni mejor ni peor, sufren a su manera, pero lo hacen en una dimensión distinta, a veces paralela, en una burbuja más o menos confortable en la que la realidad se distorsiona después de pasar por varios filtros. Mientras la desafección por el proyecto galopa por la grada, el vestuario del Hércules insiste en divulgar un clima de naturalidad a pesar de la pérdida gradual de objetivos.

Con el primer y el segundo puesto inaccesibles para los blanquiazules de manera matemática, el conjunto de Sergio Mora pelea por un mal menor: terminar tercero. Eso le mediría, en la promoción, con un club que hubiera finalizado cuarto de su grupo y, en caso de empate, prórroga incluida, al no haber tanda de penaltis en la primera ronda, avanzaría a la final automáticamente.

El hombre más en forma del equipo hasta el parón navideño, la figura que más se ha echado en falta en la segunda vuelta, que apenas lleva jugados cinco partidos y medio, primero por su estancia en la Copa de África y después por la sanción disciplinaria que le aplicó el Juez Único de Competición tras su expulsión en Buñol, está convencido de que los signos de debilidad que muestra el Hércules se disiparán de un plumazo en las tres últimas jornadas y, por supuesto, en el «play-off», al que el internacional ecuatoguinenano da por garantizado... pese a no estarlo todavía.

«Hay algunos que no han vivido ese ambiente, pero muchos de aquí sí saben lo que son partidos decisivos para ascender», dice Bikoro refiriéndose a sus compañeros. El pivote avanzado no tiene duda de por qué, a partir de ahora, habrá un cambio notable: «Lo vamos a dar todo porque serán los últimos partidos».

El centrocampista considera que su equipo llega «bien» a la última fase de la temporada «donde va a empezar lo más bonito», e indicó que el grupo tiene puesta la cabeza «en el objetivo que nos espera».

El futbolista cedido por el Zaragoza hasta junio, cuya ausencia por sanción durante cinco largas semanas coincidió con el desplome del Hércules, aseguró que durante todo ese tiempo sufrió «más que todos, porque tienes un compromiso con un equipo que te quiere mucho».

«Una cosa así te provoca mucha impotencia, pero estoy contento por cómo trabajaron mis compañeros», sostiene el jugador, que pide públicamente «perdón al vestuario, a la afición y al cuerpo técnico» por las causas que motivaron el castigo... y sus consecuencias.

«Me equivoqué y pedí perdón. Si al final de la temporada conseguimos el objetivo, todo se quedará atrás», subraya el futbolista, que considera que los malos resultados cosechados en el segundo tramo de la competición están ocasionado porque «no estamos jugando contra niños».

«Todos tienen el mismo compromiso y pelean sus objetivos con las mismas ganas que nosotros, por lo que nada será fácil», advierte el «cuatro» blanquiazul, que justo después de su reflexión se muestra convencido de que «el ascenso es posible» a pesar del pesimismo instalado en buena parte del entorno del club».

«Estamos ahí y el objetivo que teníamos al principio de temporada no se ha perdido, sigue siendo el mismo y se puede lograr con independencia de que terminemos cuartos o terceros», esgrime Bikoro, sin querer pronunciarse sobre la corriente de opinión que ve en la posible falta de compromiso del vestuario la causa nuclear de que se haya escapado el ascenso directo y esté en riesgo todo lo demás.

«Intento pasar de lo que diga la gente y concentrarme en lo que he venido a hacer a Alicante», sentencia el mejor futbolista del Hércules.