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Segunda RFEF

Ni credibilidad ni fútbol

►El Hércules firma otro partido sin capacidad ofensiva frente a un equipo descendido hace tres semanas, cae a la quinta plaza y arruina el efecto de su llamada de auxilio del pasado martes ►El Marchamalo se adelantó en el Rico Pérez y César evitó la derrota

El Hércules encara el Play Off con la afición dividida

El Hércules encara el Play Off con la afición dividida Alex Domínguez

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El Hércules encara el Play Off con la afición dividida Pedro Rojas

Pides ayuda, pero cuando te la dan, desistes. Muerdes la mano que te echan para subir al bote. La miras con desdén. Casi la desprecias. Te rindes. Por alguna razón inexplicable te dejas ir, empiezas a pisotear tu ruego de auxilio, tus arengas enlatadas, descreídas, pasas del «creedme que sí, que lo vamos a dar todo» a un «quién diantre somos y qué demonios hacemos aquí». Así de triste, así de rápido, así de cuestionable. El Hércules de Sergio Mora ya no existe. Queda un esbozo grotesco, un bosquejo indescifrable, una mancha en la espesura de un millón de folios rociados de gasolina al lado del fuego.

No hay capacidad ofensiva, no hay líder ni dentro ni fuera del campo, y las equivocaciones de la mayoría entierran, a paladas, los aciertos de unos pocos. El campeón de invierno se ha diluido en una segunda vuelta calamitosa, angustiosa, insoportable. Y ha podido ser mucho peor. El punto pírrico que le dio Diego Jiménez a su equipo en el Salto del Caballo en el minuto 93 hace ocho días ha permitido a los alicantinos firmar un objetivo de mínimos. Aún hay que darle gracias a la fortuna...

El árbitro no señaló un penalti claro de Diego Jiménez sobre Gabriel en el área de Adrián López en el minuto 66

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El empate frente al Marchamalo, el undécimo del curso, priva al Hércules de la tercera plaza y le relega a la quinta, con todos los factores negativos que eso añade a la ecuación, una cada hora más irresoluble. Pero el desplome posicional no es lo más trágico. Peor que clasificarse de forma poco admirable para la promoción es mostrarse, a ojos de los demás, como un bloque descosido, insustancial, sin argumentos futbolísticos, sin poder defensivo. Blando, triste, nervioso, deprimido hasta el extremo, abúlico la mayor parte del tiempo, sin identidad ganadora, sin peso específico ni en el terreno de juego ni en el banquillo. Cada solución improvisada genera un nuevo problema, y así no resulta sencillo que alguien apueste por ti sobre seguro. Quien lo haga será para especular, para hacerse rico en una maniobra de riesgo. Visto lo visto en la segunda vuelta, donde el cuadro de la capital solo ha sumado dos puntas más que un club como el Toledo, en descenso toda la temporada, invertir en el salto a Primera RFEF del Hércules es casi tan plausible como dar tu casa a cambio de criptomonedas.

El público, que despidió al equipo de Mora con una pitada masiva tanto al descanso como al final, no dejó de animar

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Nadie en la grada del Rico Pérez se identifica con lo que ve en el campo. A los pocos que se engancharon tras el espejismo de las seis victorias se les ha ido borrando el sentido de pertenencia a base de partidos malos, echados a perder en un porcentaje muy amplio por una circulación de balón borrosa ejecutada a la velocidad de una procesión de orugas. Nada funciona. Todo se vuelve en contra al parpadear. 

Una pelota sin dueño rueda en el centro del campo, la persigues con la mirada, mides mal hasta tres veces en un intento obsceno de alejarla de tu portero. No lo haces, así que le acaba llegando a un tipo normal, un humilde delantero de un equipo en el que la mayoría no puede presumir de ser futbolista profesional, y el tipo, que se ha puesto en la camiseta Juan Carlos, te hace un recorte fantástico, desactiva a Borja Galán, que se pasa de largo, golpea con rosca hacia dentro y te endosa el primer tanto. Te pinchan y no sangras.

DESENCUENTRO GRAVE CON LA GRADA Y ENGANCHÓN CON EL CAPITÁN

►El empate con el que terminó el partido dejó sobre el césped una imagen poco halagüeña, la del capitán, Raúl Ruiz, megáfono en mano, discutiendo con una parte de los aficionados ubicados en la tribuna baja del Rico Pérez, que le reprochaban al canterano la mala imagen dada por el Hércules durante los 90 minutos y, también, que la plantilla solo hubiera acudido a la zona en la que se ubica la agrupación «Curva Sur» para saludar al final del choque, ignorando al resto del estadio, que había estado apoyando a los blanquiazules durante todo el encuentro y solo, a la conclusión del choque, había mostrado su disconformidad con el juego de los hombres de Sergio Mora. El extremo blanquiazul protagonizó un desairado cruce de acusaciones con esa parte de la hinchada que le recriminaba su comportamiento mientras el resto de sus compañeros ya se había metido en el túnel de vestuarios, dejándole solo en ese trance.

Los mismos que cinco días atrás secundaron al capitán y al entrenador en un acto de contrición coral, esos que reclamaron el apoyo incondicional, los componentes de ese bloque, lejos de evidenciar un incuestionable propósito de enmienda, se caían al primer golpe... otra vez.

El borrón y cuenta nueva tiene la mala costumbre de exigir a quien lo invoca un esfuerzo de su parte, y no uno liviano. El Hércules ya no se parece a nada que justifique la inversión. Defiende mal, roba balones a duras penas, se desordena por sistema, se fractura, se aleja del balón cuando lo tiene y cuando se lo quitan. Siempre busca la portería por el mismo camino, y cuando se acerca a ella es más fácil que llegue al remate un mediocentro que un «nueve».

Diego Jiménez lamenta que su remate a la salida de un córner no encontrara portería. ALEX DOMINGUEZ

Volvió a suceder. Raúl Ruiz, el único con capacidad para superar líneas por sí mismo (sin Bikoro), se marcha por velocidad de todos los que le salen al paso, pisa el área, teledirige una asistencia y César Moreno –que fue quien inició la acción en la línea medular y descargó a banda–, roza lo justo para batir al portero y certificar el empate en un tiempo récord. Menos mal. Después de eso, lo de tantas veces. Esfuerzo de mínimos. Desplazamientos estériles, pases erráticos, carreras a ningún lugar, sin profundidad, sin continuidad, sin juego a espaldas de los pivotes del Marchamalo, sin presencia ni creación en los pasillos interiores, corriendo (y es un decir) por fuera en aventuras desesperadas, individualistas, sin armazón colectivo, sin un hábitat futbolístico en el que la pelota no se sienta un estorbo, un bulto sospechoso, una bola de cañón de la que todos huyen. 

Chuli no se puede creer el fallo que ha cometido en un ataque del Hércules frente al Marchamalo. ALEX DOMINGUEZ

El Hércules, para ser tercero y no complicarse todavía más la existencia, solo tenía que ganarle como local a un conjunto descendido hace tres semanas, uno que ha estado casi el 100% del curso entre los cuatro peores del grupo 5, sin recursos económicos, sin respaldo geopolítico, sin historia a la que apelar... No lo hizo. Y no fue capaz porque su rival de ayer, desahuciado, en Tercera RFEF, demostró sobre la hierba más ambición y orgullo que su adversario. No necesitó nada más. Con su actitud demostró que las palabras dichas en una sala se vuelven huecas si no las acompañas de argumentos, de deseo empírico.

Cuando en el minuto 66, en pleno desvarío, el árbitro decidió no castigar con penalti un derribo aparatoso de Diego Jiménez sobre Gabriel, el destino, borracho de sol, dejó con un hilo de vida al Hércules, que ahora es a lo único que puede aferrarse, a esa norma incalificable de que cuando perdonas al grande, este lo acaba aprovechando. Ojalá se cumpla. De momento, hoy lunes, ni crédito, ni fútbol. Mal augurio. El peor posible.

LA FICHA

HÉRCULES: Adrián; Diego Jiménez, Tano (J. Fernández, 60’), Carlos David, Pedro García, César Moreno, Borja Díaz (Pau, 72’), Borja Galán (Elliot, 72’), Raúl Ruiz (Chuli, 49’), Acuña (Aketxe, 60’) y Raúl González.

MARCHAMALO: Jony; Juan Carlos Jordán (Carlos, 70’), Prada (Fane, 70’), Rafa, Pablo; Molina, Oliveira, David García, Migallón (Gabri, 45’), Alvarito (Raúl Vicente, 89’); y Abraham (Josemi, 62′).

GOLES: 0-1, Min. 9: Juan Carlos. 1-1, Min. 12: César Moreno.

ÁRBITRO: Andrés Martínez Martínez (La Rioja). T. Amarillas: para los locales Tano y Diego, y para los visitantes Prada, Pablo Muñoz y Oliveira. ►INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la 34ª jornada en el grupo 5 de Segunda RFEF, la última de la fase regular, disputado el domingo, 15 de mayo, en el José Rico Pérez con cerca de 3.000 espectadores en la grada. Al descanso se homenajeó a los equipos Alevín B e Infantil B de la cantera por sus respectivos títulos de Liga.

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