La primera vez que alguien se propone algo, lo hace con la fuerza incontenible del que está convencido de que lo logrará. A la novena, después de ocho intentos fallidos, lo que más pesa es la evidencia de no haberlo conseguido antes. Ocurre con quienes tratan de librarse de sus adicciones y con todo lo demás. El Hércules, en mitad de un hastío atronador, persigue su primer final de curso feliz en más de una década, y lo hace con solo dos fichas garantizadas... a priori. La de Sandro Toscano, que solo jugó 4 partidos y medio la pasada campaña, y la de César Moreno, un valor al que se ha puesto precio por si alguien se lo quiere llevar: 3 millones de euros.

Del resto, solo 6 futbolistas entran en los planes de la propiedad, aunque no hay garantía de que continúen porque los escogidos no saben qué les espera salarialmente si deciden renovar. Mientras Raúl Ruiz, Federico Bikoro, Álex Martínez, Nico Espinosa, Borja Díaz y Adrián López aguardan la propuesta económica del club, el resto, más de un mes después del fiasco con el Unión Adarve en el Rico Pérez, profundizan en una solución a su vida profesional sabedores de que, hasta ahora, nadie en el Hércules ha preguntado por ellos, ni personal ni a través de la agencia de representación.

Después de un batacazo como el que se pegó el equipo de Sergio Mora, cocinado a fuego lento en la segunda vuelta del campeonato, es normal pensar de golpe que nadie es aprovechable, que todo es malo, que hay romper con el pasado de raíz. Sin embargo, con los números en la mesa (y con las nóminas, también), sería conveniente no descartar alegremente a futbolistas que ya conocen la idiosincrasia de la entidad, cómo se vive el fútbol en la ciudad y cuáles son las exigencias innegociables y, lo más relevante, ajustados al caché de la categoría. Cinco hombres que se han quedado al margen del plan blanquiazul puesto en las manos de Paco Peña se han ganado, al menos, el beneficio de la duda.

PEDRO SÁNCHEZ

►En una categoría superior, con su edad (en diciembre cumplirá 36 años) sería indefendible su renovación. En Segunda RFEF, no tanto. El segundo capitán ha sido el responsable de los mejores logros ofensivos, en juego y a balón parado, es el principal asistente y, por delante del mediocentro, ha sabido canalizar la producción en ataque, de hecho ha sido el único capaz de hacerlo. Estuvo más de dos meses de baja en un momento trascendente, pero fue por una patada criminal, no por debilidad física derivada de la edad. Es un líder, tiene calidad y está en su casa. Ha marcado 4 goles y ha sido titular indiscutible.

RAÚL GONZÁLEZ

►El suyo parece el caso más chocante. Es el máximo goleador del equipo (7, solo uno de penalti, a diferencia de Aketxe), el que más partidos ha disputado de la plantilla (31, los mismos que Raúl Ruiz), siente el orgullo de pertenencia como alicantino que es y, además, cubre un perfil de delantero muy necesario en la tensión que exige la primera línea de presión y, con todos esos factores favorables, no ay encaje para él en una de las tres vacantes del «nueve». Es, como mínimo, poco razonable. El ariete ha demostrado también ser un excelente compañero, poco vanidoso, que ha aceptado el rol que le ha ido otorgando el entrenador poniendo el grupo siempre por delante. Prescindir de un profesional así en la cuarta categoría solo puede justificarse por dinero y, en su caso, por dinero no es. Su ficha ya quedó bien ajustada a la Segunda RFEF cuando firmó el pasado verano por el Hércules.

DIEGO JIMÉNEZ

►Polivalente. Eficaz como central y como lateral derecho. Ha conseguido su tope goleador como profesional en Alicante con 4 tantos, el último, providencial, en Toledo, para no dejar al equipo blanquiazul fuera del «play-off». Ha fallado como todos los de atrás, pero también ha demostrado que un trabajo táctico eficiente, presta un buen rendimiento. Ha disputado 29 partidos y todos como titular. Si se trata de aprovechar algo de los positivo del curso pasado, si no se pretende romper con todo (porque no hay dinero en abundancia para fichar talento contrastado de superior categoría), dejar al defensor zamorano, de 30 años, al margen es o muy valiente o muy aventurado...

CARLOS DAVID

►Jugador de equipo, experimentado (acaba de cumplir los 36), obediente, disciplinado, pragmático sobre el campo, ideal para el fútbol de pierna dura que impera en Segunda RFEF. El central pacense es ese fondo de armario excelente con el que se construyen los proyectos porque suma y es consciente de cuál es su sitio siempre. Ha marcado dos goles, solo uno menos que Bikoro y un par más que Borja Díaz, que sí entran en los planes de la propiedad por razones diferentes. La edad le juega en contra, es evidente, pero en una negociación de contratos a la baja él sabría aceptar su espacio profesional y eso permitiría invertir más en otras demarcaciones, de por sí, bastantes más caras.

BORJA GALÁN

►Llegó en enero y le ganó la partida de inmediato a Elliot Gómez y a Pau Miguélez. Jugó casi los mismos partidos que Acuña (15, por los 18 del paraguayo) y sumó más minutos que cualquiera de los que estaban antes que él ocupando su demarcación, pegado a la banda, en la izquierda. Eficaz en el uno contra uno, ha sido de los pocos en la categoría (y en el Hércules, junto a Nico Espinosa y Raúl Ruiz) con capacidad de desborde, una facultad imprescindible en un fútbol de acumulación defensiva.

El extremo madrileño abandonó en enero la Unión Deportiva Logroñés, en Primera RFEF, siendo titular allí, para jugar en el Hércules. Su talento emergió el día más difícil, el de más presión, el de las semifinales del «play-off» cuando el equipo alicantino ya estaba por detrás en el marcador. De no haberse lesionado de forma fortuita antes del descanso, a lo mejor la historia habría cambiado, fútbol ficción.

De izquierda a derecha: Pedro Sánchez, Carlos David, Diego Jiménez, Raúl González y Borja Galán. INFORMACIÓN