Mañana tranquila. Después de un triunfo, para la gran mayoría, el primer entrenamiento de la semana siempre es el más distendido. Para Maxi Ribero, no. Para el mediocentro argentino tomarse cada sesión como si fuera la más importante del mundo es casi una religión, una forma de entender su oficio, puede que la única. Incansable, obstinado, dedicado al cien por cien, con todos los sentidos puestos en cada ejercicio, el pivote únicamente para cuando el entrenador obliga a todo el grupo a beber después de cada bloque.

El futbolista que ha sentado, de momento, al activo más apreciable de la propiedad (César Moreno) no rehúye la responsabilidad de ganar tratando bien la pelota, mimándola, queriéndola, arriesgándola cuando toca porque para eso está él, para corregir fallos y que no decaiga la energía dentro del campo. "Si queremos estar arriba y pelear por el campeonato del grupo debe afrontar cada partido como una final", la próxima, en Teruel, será frente al líder del grupo 3.

El jugador ha destacado "el buen momento del Hércules", segundo clasificado, al que ve de ir de "menos a más" a pesar de la premura con la que la secretaría técnica ha tenido que reconstruir el equipo. "Estoy contento con el rendimiento del grupo, no es normal que demostramos el grado de conjunción que tenemos actualmente siendo casi todos nuevos y habiendo tenido, en algunos casos, tan poco tiempo de entrenamiento conjunto", algo a lo que ha contribuido, según el argentino, el "buen ambiente que existe en el vestuario".

El centrocampista rosarino, formado en Newell's Old Boys, reconoce que revivir en Alicante este curso el nivel de pasión en la grada que impera en Argentina, le hace "muy feliz" al tiempo que señala que se siente "bien dentro del campo porque la idea del entrenador creo que beneficia a mi estilo". Maxi, que se sorprendió de jugar ante cuatro mil personas en pretemporada, reitera que es "único y distinto jugar como local en un estadio como el Rico Pérez".

El mediocentro argentino subraya que el Hércules, invicto aún en la competición, "sabe manejar los partidos" y elogió "las ganas y el compromiso" de todos los componentes del grupo. También señaló que se ha demostrado que se puede jugar bien al fútbol en la Segunda RFEF "porque tenemos jugadores con buen pie". "Solo es cuestión de animarse y tener confianza", defiende el pivote.

Maxi Ribero, consciente de la ilusión que ha provocado en la grada el buen inicio de curso, no quiere "rebajar el optimismo y la euforia" del entorno: "Eso es cosa de cada uno. Desde dentro estamos comprometidos con el club y con la idea de pelear por estar arriba. El equipo va a responder", reitera.