Hasta ahora eran las ganas lo que diferenciaba el presente del pasado. La fuerza. El empuje. Querer demostrarlo y poder. Las soluciones tácticas, las rotaciones, el hambre y lo nombres acompañaban al deseo explícito del entrenador de ir hacia adelante, de tener el balón para algo más que para hacerlo desplazarse sin tensión, sin vocación vertical. 

En Teruel, frente al líder, eso no sucedió. El Hércules más plano, más gris, el más conformista desde el inicio de curso, se vio incapaz de cambiar de velocidad, de incrementar el ritmo. Se acomodó y lo terminó pagando después de cometer un error grave en defensa que regaló a su rival la ocasión de lograr el tanto de la victoria en la segunda parte.

Sería solo una mala tarde si no hubiera un manto de ceniza detrás de cada verano en la última década. Sería únicamente un mal paso si no se hubiera tropezado más de cien veces con la misma piedra, esa que hace descarrilar los proyectos que pecan de falta de ambición. Se puede morir de muchas maneras, incluso con honor, pero morir por desgana es sin duda la peor, la más inútil. La primera derrota de la era Rodríguez-Peña llega en casa del líder, es verdad, pero no está justificada porque no existió sometimiento, sencillamente faltó lo que no puede faltarle a un aspirante: pasión. 

El Hércules dormitó durante más de una hora. Se limitó a moverse igual que su adversario, a seguirle el juego, a no ir a por él con la decisión que exhibió en las cuatro fechas precedentes. Se dejó ir creyendo que con eso le bastaría para imponerse a los puntos por acumulación de talento arriba y se dio de bruces con una realidad testaruda: sin sacrificio no hay recompensa... y si la obtienes, no te la mereces.

Un gol anulado a Harper en el último minuto por supuesto fuera de juego priva al conjunto de Ángel Rodríguez del empate

Tampoco fue el caso. Con un once reconocible, pero con los extremos cambiados, Alvarito por la derecha y Villacañas por la izquierda, el técnico blanquiazul buscó proteger su flanco izquierdo fiándose del mayor tesón defensivo del exjugador del Intercity. Funcionó a medias. El Teruel, igual de plano, prefirió mantener el orden, exponer lo justo y brindarle balones a Stéphane Emaná para que el camerunés corriera en campo abierto haciéndose hueco entre los centrales o en el espacio libre que quedaba entre Eimil y Dylan, el que se genera por la dificultad del lateral gallego de retornar después de proyectarse sin miramiento alguno en ataque. 

Debe de hacerlo, es su seña de identidad y su valor diferencial, pero el resto, incluido quien diseña la estrategia, ha de ser consciente de que toca reaccionar de modo casi automático cuando sucede. Dos acciones de peligro disimulado que no requirieron acción de los guardametas fue el balance atacante de uno y otro equipo después de los primeros 45 minutos, resumidos en un ir y venir anodino, pesaroso, de un campo a otro sin control y sin peso en las transiciones, sin querer golpear, ahorrando batería, con la creatividad ensombrecida, dando por bueno el empate, como concediéndose una tregua. 

El técnico leonés cambió de sistema para buscar una solución a la falta de profundidad en ataque e hizo debutar a Truyols

Desde dentro, es probable que hubiera quien creyera que después de un mes de trabajo duro, tras haber superado todo tipo de dificultades en un verano atípico, raro, incómodo, fuera factible permitirse la licencia de bajar el pistón, de parar a recobrar el aliento, de detenerse a mirar por la ventana lo cosechado hasta ahora, que ha sido nada. Quizá se viera así en el terreno de juego.

Fuera, la percepción era otra muy distinta, la misma de otras veces, de otros equipos sin perspectiva real de sí mismos que se creyeron el cuento de que se puede ganar con el verbo. Al centenar de herculanos presentes en Pinilla les sonaba el cuento tanto como a los que lo siguieron a través del streaming aragonés, de ahí el desánimo cuando llegó la pifia.

Villacañas alta con Julen para intentar ganar un balón dividido. LOF

Convertir el juego en rutina dispara el riesgo de distracción. En una de esas acciones destempladas, el central peca de blando y quien tiene que corregir su posible fallo garrafal reacciona tarde por déficit de atención. Una hora de tedio colectivo hizo que Riera se confiara y fallara un despeje que se antojaba sencillo.

El balón pasó y, detrás de él, Raúl Ruiz observó el error de su compañero con los dos pies en el suelo y el cuerpo mal orientado. Cuando quiso ponerse en marcha, su par, que le sacaba dos metros, llegó al pico del área con tiempo de sobra para medir su centro. El balón de Aparicio voló hasta llegar a la zona de influencia del delantero centro en el área pequeña. Villa, que acaba de entrar, se anticipa a Dylan y conecta un remate que supera a un Carlos Abad al que no le entra en la cabeza lo que acaba de pasar. Grita desesperado. Demasiado tarde...

Alvarito no llega a un balón después de ganar por velocidad a su par. LOF

El Hércules dispuso de media hora para enmendar un error en cadena de esos que le devuelven a uno al corazón de la categoría. El entrenador actuó de urgencia. Reconstruyó por entero el centro del campo, renunció al toque, abogó por el fútbol directo, reunió a Harper y Vitoria en punta y pasó a defender con tres centrales, sin Raúl y sin Eimil, con Alvarito por un carril y Bravo por el otro. Apenas se notó.

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El halo de conservadurismo que extiende sobre la mayoría de clubes la cercanía del triunfo llevó al Teruel, y a la solidez de su liderato, a hundirse para no exponer. El miedo local propició el paso al frente del Hércules, que demostró en cinco minutos que, de haberlo querido de veras, habría regresado de la España vacía con el saco lleno. Generó tres ocasiones. La más clara, un centro con rosca de Álvaro al que respondieron con potencia Harper y Ander Vitoria y que el escocés transformó en gol, uno al que el árbitro no dio validez por supuesto fuera de juego. ¿Injusto? Puede que sí, pero es lo malo de poner tu futuro en manos de terceros, que te ves de pronto a 5 puntos de la cabeza.

FICHA TÉCNICA

TERUEL: Taliby, Victor Sanchís, Carlos Javier (Cabetas, 63’), Carmona, Julen, Borja Romero (Kepa, 68’), Tena, David Aparicio, Carbonell (Marc Manchón, 68′), Emaná (Villa, 63’) y Guille Andrés (Redolar, 73’). 

HÉRCULES: Carlos Abad, Raúl Ruiz (César Moreno, 66’), Roger Riera, Dylan, Eimil (Joan Truyols (83’), Sergio Marcos (Sandro Toscano, 66’), Maxi Ribero, Villacañas (Ander Vitoria, 77’), Alvarito, Míchel (Marcos Bravo, 66) y Jack Harper.

GOLES: 1-0, Min. 65: Villa.

ÁRBITRO: Alejandro Ojaos Valera (Cartagena). T. Amarillas: para los locales Julen y Carlos Javier y para los visitantes Alvarito, Raúl Ruiz y Jack Harper.

ESTADIO: Municipal Pinilla con poco más de 1.000 espectadores en la grada, 150 de ellos aficionados del Hércules CF.