Todos a una. Se dice fácil, no cuesta. Suena bien. Tiene fuerza. Como titular, impagable. Para arrancar aplausos, inmejorable. Pero decirlo no es hacerlo. Muy pocas veces lo es. Lo natural es ponerse a buen recaudo cuando vienen mal dadas, el instinto de supervivencia es superior a la mayoría de fuerzas que tiran del ser humano.

En los entrenadores, siempre solos, siempre bajo lupa, siempre sometidos a juicios inquisitoriales, es muy normal que se desarrolle, que brote en cuanto sienten el primer temblor. 

RESPONSABILIDAD

Mirar hacia otro lado no borra los problemas, más bien al revés.

El Hércules se ha caído de forma súbita. No ha cambiado nada. Son los mismos futbolistas, idéntico entrenador. Se repite hasta el sistema. ¿Qué pasa, pues? Según Ángel Rodríguez, el problema radica en la preparación física estival condicionada por la planificación tardía. No lo dijo así, pero iba implícito en su discurso porque lo que motivó la llegada espaciada de efectivos fue precisamente eso, que se comenzó muy tarde a firmar contratos después de otro final de curso deleznable.

Concediéndole al técnico el beneficio de la duda, el que le otorga su posición privilegiada dentro del proyecto, no se puede explicar el apagón futbolístico solo desde ese prisma. Basta con echar un vistazo de reojo a lo que está ocurriendo en Elda para comprender que la excusa se diluye como un azucarillo. La única diferencia entre el verano en el Pepico Amat y el Rico Pérez es el foco mediático. El resto, lo comparten casi todo.

La debilidad defensiva en los primeros 30 minutos tiene más que ver con la disposición en el campo que con la gasolina que has sido capaz de reunir en verano con el trabajo de pretemporada

Allí, que empezaron una semana antes a competir, son líderes incontestables después de ocho jornadas. En Alicante: fuera de promoción y asomándose peligrosamente al descenso. El reduccionismo va perfecto para hacerse entender, pero no sirve para enderezar rumbos, para eso se necesitan argumentos más complejos.

El mismo Hércules que volaba en Fontcalent entre semana –dicho por el propio preparador blanquiazul– se arrastró desde el minuto uno en Paterna. Así que una de dos, o el último entrenamiento antes del partido consiste en una escalada sin oxígeno al Mont Blanc, o la disposición de los futbolistas sobre el césped el día del partido no es la más conveniente... ni la que mejor se adapta a las cualidades de la plantilla. Para descubrir los males que amenazan con dinamitar el proyecto en un tiempo récord hay que ser más autocrítico.

EQUILIBRIO

Nunca más centrocampistas tuvieron menos protagonismo

La elección de jugadores ha querido que la posición mejor cubierta sea la del centro del campo. Es difícil dar con una nómina de especialistas semejante en la cuarta categoría. Los mejores pivotes defensivos, Maxi y César, los dos más creativos, Míchel y Sergio Marcos, además de dos recambios versátiles y profundos que, por cualidades, se completan perfectamente: Toscano y Manu Navarro.

Si con todas esas seis piezas a tu disposición no ganas batallas en la línea de creación, si con el abanico de variantes que posibilitan, tu respuesta al naufragio es que falta tensión, entonces sí que hay un problema, uno bien gordo. El Hércules de las primeras cuatro jornadas tenía empuje y eso le permitía ganar duelos individuales. Acorraló al filial del Espanyol, que es el único que aguanta el ritmo al líder Teruel. Si de verdad esa chispa se ha perdido por la mala planificación estival (poniendo sobre esta afirmación todas las cautelas de que soy capaz), convendría replantearse si el estilo debe seguir siendo el mismo, sobre todo porque en recorridos tan largos detrás del balón, el talento se apaga.

Con el Pontevedra, a diferencia de los 13 que Ángel Rodríguez sostuvo en Paterna tras la derrota, lo más lejos que su equipo estuvo del líder fueron 7 puntos, en la jornada 10. Ahora está a 8 en la jornada 7

La presión alta es un ejercicio costosísimo. La ejecutan bloques muy trabajados, muy unidos, con una forma de trabajo muy concreta, con una coordinación y un derroche de energía muy elevado. Y además hay que tener a futbolistas muy específicos. No vale cualquiera. Pepe Bordalás es el ejemplo más claro. Su sistema, paradigma de esta manera de jugar, no es igual de eficaz en cualquier vestuario. 

Todo se agrava cuando ese supuesto déficit de combustible aparece en la primera media hora, cuando, después de adelantarte en Paterna, frente a un equipo que está obligado a ir a buscarte, a arriesgar, te empatan culminando una contra con tu bloque partido, roto, a una distancia insalvable los unos de los otros. Eso no es cansancio, es mala colocación y pésima interpretación de partido.

DEFINIR POSICIONES

►Hay que tener claro qué se desea y quién te lo puede dar

Después de siete jornadas, es el momento de tomar decisiones, de definir el bloque, de distinguir entre titulares y suplentes. Sin Nico en el equipo, la posibilidad que se exploró en el Puchades de Víctor Eimil como lateral y Raúl Ruiz por delante, como el año pasado (marcó 5 goles ahí), se antoja clave visto la poca gana de ayudar en defensa de Villacañas.

En el otro flanco, Alvarito necesita que alguien le explique, si no lo sabe ya, que también hay que correr hacia atrás, ser generoso, solidario en el esfuerzo. Y arriba, elijas a quien elijas, trata de hacerle llegar la pelota. La lista de delanteros a los que se ha obligado a presionar la salida del balón sin ninguna capacidad ni condición para poder hacerlo es tan larga en la historia reciente de este club que insistir en el error escama. No todo se explica desde el agotamiento forzado por un supuesto estío desaprovechado, y quitarse de en medio a el primer vaivén, eso me parece feo... y peligroso.