Tiene casi los mismos años que el Hércules y siempre a su lado. Rafael García Ripoll es el socio número uno del club blanquiazul a sus 98 años. Mantiene la ilusión del primer día y da gracias de haber vivido el centenario de la entidad en primera persona. No faltó al acto celebrado en la concatedral de San Nicolás donde fue arropado por la plantilla antes de realizar la ofrenda al patrón del Hércules, San Nicolás, y a la Patrona de Alicante, la Virgen del Remedio. «Es una alegría ver a los jugadores y que te saluden. Estoy contentísimo por haber seguido al Hércules toda mi vida», señaló el socio número uno tras el acto oficiado por el capellán Joaquín López.

«Mi mejor recuerdo han sido los ascensos a Primera División. Todos. Estoy contento y quiero vivir más tiempo para ver más partidos más del Hércules», afirmó Rafael, que no duda en señalar quién es a su juicio el mejor entrenador que ha tenido el Hércules: «Arsenio ha sido para mí el mejor entrenador. Por su parte, Luis Barcala, alcalde de Alicante, pronunció unas palabras sobre el centenario. «En este histórico día redoblamos nuestros votos de herculanismo. Lo hacemos sin importarnos la categoría en la que ahora está el equipo. Es un deber que tenemos con el conjunto de personas que han hecho posible que conmemoremos los cien años de un club que está en la raíz de lo que es y siente Alicante».

El alcalde pidió que «sumemos entre todos para seguir sintiéndonos orgullosos de ser herculanos durante los próximos cien años». El alcalde aprovechó la presencia en el acto del socio número 1, Rafael García Ripoll, para dirigirse a la plantilla y al cuerpo técnico, encabezado por el entrenador Ángel Rodríguez, para señalar que «representa al conjunto de la afición. Su gesto, en este acto, simboliza el sentimiento hacia unos colores que hay que respetar dentro y fuera de los terrenos de juego».

El capellán Joaquín López bendice la bandera del Hércules Héctor Fuentes

Por su parte, Carlos Parodi, presidente del Hércules, abrió el turno de palabras asegurando que «es emocionante que nuestras creencias y anhelos nos traigan hasta la Concatedral, donde hemos celebrado grandes alegrías y llorado las mayores penas. Lo mismo que sucede con el Hércules, que es uno de los nexos de unión de tantas familias alicantinas, una afición compartida con generaciones de abuelos, abuelas, hijas y nietos».  La primera plantilla llegó hasta la Concatedral con el autobús del equipo serigrafiado con el escudo y con una alusión al centenario: «Honor, fortaleza y entrega».