Su momento es ahora. Torrente incontenible, condiciones innatas, mirada de pillo, golpeo letal. Anárquico, eléctrico, vibrante, indefendible para la mayoría. Con la pelota, decide antes de pensar. Su fútbol ofensivo fluye irreverente y si a alguien no le gusta, que no mire, parece pensar mientras galopa. Álvaro Hernáiz, a un mes de cumplir los 25 años, le ha dado seis puntos al Hércules, más que nadie en el equipo. Sus dos tantos hasta la fecha, frente al Espanyol B y la Peña Deportiva, en dos encuentros calientes, con poso, con jerarquía, demuestran que el extremo madrileño se ha instalado en Alicante para tirar de sus compañeros hacia arriba.

«Me quedo con la victoria, con que el equipo compitiera bien después de encajar un gol muy pronto, con la afición, que no nos dejó caernos, que nos acompañó, y también con mi gol, que sirvió para redondear un día muy bonito para todos», explicaba el atacante a la mañana siguiente de su mejor actuación como blanquiazul hasta la fecha: una diana y una asistencia.

«Es verdad que, a grandes rasgos, hice un buen partido, pero me quedan muchas por aprender porque sigo precipitándome en la toma de decisiones. El entrenador me pide que esté más tranquilo en tres cuartos de campo, pero… Aún estoy formándome como jugador y estoy contento porque en ese camino las cosas me están saliendo bien, por ahora», admite el joven talento herculano, fichado este verano por Paco Peña después de deslumbrar en el Marchamalo el curso pasado con 9 tantos arrancando desde la banda izquierda.

«Vi un equipo valiente que no se vino abajo con el 0-1. Por no dejar de remar, los puntos se quedaron en el Rico Pérez»

«Estoy disfrutando, que es lo principal para mí. No sé si estoy en mi mejor versión, lo que sí sé es que doy el máximo en cada entrenamiento y en cada partido. Trato de ayudar al equipo siempre, y ojalá pueda meter más goles que el año pasado, pero para mí lo que cuenta es que consigamos victorias y que yo contribuya a ello con mi juego», subraya.

Alvarito tiene una meta: el fútbol profesional. Para eso sabe que debe pulir parte de su juego. «La velocidad y la improvisación forman parte de lo que soy como jugador, pero eso no está reñido con que sea capaz de mantener la calma en algunas acciones dentro del área. Decidir bien es fundamental. Muchas veces es la diferencia entre hacer o no hacer gol, aunque no seas tú quien lo haga. Desde fuera se ven mejor las cosas y es bueno que el entrenador me corrija, me viene bien porque, viendo los resultados, está claro que algo no estábamos haciendo bien, yo el primero. Ojalá acabe el año con muchas asistencias y muchos goles», desea.

«La velocidad y la improvisación son parte de lo que soy como jugador, pero eso no está reñido con poder ser capaz de mantener la calma»

El desborde que le permiten sus fundamentos y su condición física atraen las miradas del público. La grada del Rico Pérez, ávida de ídolos que lo merezcan de veras, se ha fijado en él y, de momento, Alvarito no les decepciona. En su segunda aventura lejos de casa, el extremo madrileño se sabe observado, juzgado, pero no le importa. «Lo que yo noto es que la afición me quiere, que está a mi lado. Sé que eso añade exigencia, pero eso es bueno para mí como jugador. Es la mejor forma de seguir creciendo, de no conformarme, aunque eso suponga que te expriman al máximo. Si confían en ti es porque saben que puedes dar mucho».

Bache justificado

«Al margen de los resultados que se hayan obtenido, el equipo no ha dejado nunca de trabajar. Los entrenamientos son exigentes, son positivos, hay competencia, todos queremos ganar hasta en los partidillos, nadie quiere quedarse sin jugar el domingo. La victoria frente a la Peña Deportiva debe servir para decirle a los demás que estamos aquí, que nadie nos dé por muertos y que estamos decididos a luchar por nuestro objetivo principal, que es el ascenso», sostiene Alvarito.

«Errores cometen todos los equipos, no solo nosotros. Creo que funcionamos como un bloque muy compacto, que defendemos y atacamos todos. Y es verdad que se cometen fallos, pero aprendemos de ellos y los trabajamos para que no se repitan a la semana siguiente. Ayer (refiriéndose al triunfo sobre el cuadro ibicenco) cometimos un error y encajamos muy pronto, pero luego supimos rehacernos, soltarnos y competir bien. Se nota el trabajo. Yo vi un equipo valiente que no se vino abajo tras el 0-1. Por no dejar de remar, los puntos se quedaron en el Rico Pérez», le recuerda a sus compañeros.