Los cuentos de las defensas transparentes siempre acaban mal. No hay giros de guion. No existe doble interpretación ni moraleja. Todos terminan en desastre, da igual quién o cómo se escriban. El Hércules ha vuelto a perder lejos de Alicante. Es la cuarta vez que lo hace de forma consecutiva. Su sistema de contención es tan débil que cualquiera puede marcarle con solo tirar a puerta. Ayer, en Terrassa, tres tiros, tres tantos en contra.

Y así nada germina, solo sobrevive el desastre, que es a lo que se encamina un proyecto que transita por la cenagosa superficie del fracaso once jornadas después del comienzo de la Liga. Al Hércules se le calcan los fiascos: primero se adelanta en el marcador y luego se sienta a mirar como le remontan. Anoche, con récord, en solo cuatro minutos.

El tránsito hacia la insignificancia competitiva cada vez duele menos, es lo que le sucede a las situaciones que se tornan previsibles. El juego del Hércules lo es. No defiende y ataca con tres. Es incapaz de competir, de plantarse sobre el césped, de manifestar un mínimo atisbo de mecanicidad en la ejecución de los marcajes, del posicionamiento zonal.

Se ha convertido en un bosquejo de líneas inconexas en el que apenas fluye la supuesta calidad individual de sus futbolistas y en el que se ven a la legua las carencias, imposibles de disimular porque nadie en el once está a la altura de lo que se espera de él.

Da lo mismo lo alerta que viaje el equipo, el discurso optimista o nihilista que se emplee en la víspera, los capotazos al aire que se den en la sala de prensa antes y después, las acrobacias argumentales... Las consecuencias, eso en lo que se traducen las acciones de cada uno, son tozudas y propinan coces. No existe vía de escape, no hay alternativa, de modo que la desgracia crónica va minando gradualmente la conducta dentro del campo de quienes no aciertan a entender los porqués.

Alvarito adelantó a los alicantinos con una gran acción individual que no sirvió para dar seguridad a su equipo

Un partido resuelto en 11 minutos. Alvarito se fabricó el solo, aprovechando una descarga de Míchel al costado, el primer tanto, el que debía allanar el camino de la victoria. El extremo culminó un eslalon sutil con el que desactivó a tres defensores y, con un golpeo raso a la base del poste que protegía el portero, batió a Marcos Pérez. La candidez de los abrazos y la celebración desaliñada escondían una sensación trágica, la de un bloque que se sabe débil.

Dos circulaciones aguantó el Hércules su renta. Dos. A la tercera, un sencillo saque de banda le valió al Terrassa para colgar el balón al área y encontrar a un rematador libre de marca. Una simple peinada hacia atrás desbarajustó cada una de las marcas blanquiazules y liberó a Carlos Martínez que, con un cabezazo sin peso aunque bien dirigido, alojó la pelota en la red.

La rutina de las caras largas, los brazos en jarra, las miradas inquisitivas y el reproche en voz baja se repitió solo 120 segundos después que los mismos protagonistas acudieran a dar abrazos y palmaditas a Álvaro. Cuando el balón echó a rodar de nuevo sobre el caucho pétreo del campo del San Cristobal, nada fue lo mismo. Fue como si ya se diera por hecha la fatalidad, como si el desmoronamiento fuera únicamente cuestión de tiempo. No hizo falta mucho. Al poco, una obstrucción absurda de Felipe permitió a Lucas Viñas botar una falta lateral.

Los jugadores del Hércules se miran entre sí después de encajar uno de los goles. David Ramirez / LOF

Su envío canónico con rosca hacia dentro no encontró ni rematador, ni defensor ni portero, chocó contra en el suelo y subió al marcador. Dos de dos. Por delante, 34 minutos de primera parte en los que solo en el último tramo emergió Míchel para dejar de andar y armar dos ocasiones de peligro real, la primera se la detuvo el portero a Harper después de una gran triangulación con Cedrés como asistente, y la segunda, otra vez el guardameta, se la atajó al mediocentro valenciano, que probó fortuna con su pierna buena desde muy lejos. Ahí murió el Hércules, literal.

Mal arreglo

Sabes que un proyecto tiene mal arreglo cuando la charla del entrenador al descanso, lejos de calar, resbala. A nadie se le queda nada dentro. Los comentarios del preparador leonés en el vestuario son como el vaho en una lente, desaparecen, se esfuman, no revierten, tampoco ayudan.

Saque de centro. Balón atrás hasta el lateral derecho, que corre sin encontrar oposición sesenta metros con la pelota y se planta mano a mano delante de Carlos Abad. Le costó más a los herculanos creerse lo que estaban viendo que a Diego Garzón apuñalar a un equipo desprovisto de armas para hacer frente a sus adversarios, sin voluntad y, lo que es todavía más grave, sin capacidad de reacción. Tres de tres.

La efectividad del Terrasa fue del 100%, los tres tiros que lanzaron a portería terminaron en la red

En esa tesitura, la endeblez que exhibe un proyecto armado «para divertir a la gente» –como señaló su entrenador semanas antes del comienzo del campeonato–, obliga a ponerse en lo peor. El camino hacia la zona de descenso a la quinta categoría es cada semana más corto. Solo tres puntos separan hoy a los blanquiazules de unos puestos que acostumbran a triturar a los colectivos que nunca entrenan pensando en verse en ese lugar en algún momento.

Los señalados ayer, Felipe y Alvarito, saltaron del equipo en las rotaciones dejando claro que la fragilidad es, a juicio del preparador, más zurda que diestra. La segunda unidad no le cambió el rostro a un colectivo que, lo quiera o no reconocer quien lo dirige, está en una situación límite, una que nadie preveía a mediados de julio, cuando se cerró el primer contrato. Tanto es así, que puede que haya que afrontarlo con un delantero puesto en duda porque Harper se retiró lesionado. Semana dura, de plomo.

►TERRASSA (3): Marcos Pérez, Diego (Nick Spartalis, 45’), Neeskens, Lucas Viña, Jaouad, Adri Lledó (Babangida, 85’), Álex Fernández, Carlos Martínez (David Jiménez, 85’), Aythami (Servetti, 60’) y Jordi Cano (Sergi, 60’). 

►HÉRCULES (1): Carlos Abad, Roger Riera, Dylan, Felipe Chacartegi (Marcos Bravo, 50’), César Moreno, Sergio Marcos (Toscano, 80’), Míchel Herrero, Víctor Cedrés (Ander Vitoria, 70’), Alvarito (Villacañas, 70’) y Jack Harper.

GOLES: 0-1, Min.5: Alvarito. 1-1, Min.8: Carlos Martínez. 2-1, Min.11: Lucas Viña. 3-1, Min.46: Diego Garzón

ÁRBITRO:  Gonzalo López Romera (Navarra). T. Amarillas: para Felipe Chartegi y César Moreno, del Hércules. T. Rojas: para el técnico blanquiazul Ángel Rodríguez (65’) por protestar. 

ESTADIO: Municipal de Ca n’Anglada. Menos de 800 espectadores en la grada.