Los desengaños atemperan más que las décadas anhelando eso no llega. Nadie en el Hércules cree ya en los milagros. No se puede. No hay manera. La voladura de puentes como solución recurrente ha dejado de satisfacer a quienes otrora resolvían los problemas a machetazos. Ahora, cuanto mayor es la tensión externa, más decididos a mantener la calma se manifiestan los de dentro. Ángel Rodríguez continúa gozando de la confianza de la propiedad y del responsable deportivo, por eso quedan descartadas la intervenciones traumáticas en favor de un cambio de dinámica que, por encima del sosiego que se transmite, urge... y mucho.

Enrique Ortiz acudió a la primera sesión de entrenamiento semanal. Lo ha hecho muchas veces desde el año pasado, pero ayer fue con una motivación singular, más profunda: escuchar expresarse «en libertad» a los integrantes del vestuario. Para ello, se reunió en Fontcalent con los cuatro capitanes del equipo y con Paco Peña. Dejó fuera al entrenador. 

Raúl Ruiz, Míchel Herrero, Sandro Toscano y Ander Vitoria conversaron abiertamente con el dueño y con el principal responsable de sus contrataciones (o renovaciones). Lo hicieron durante más de media hora. Los representantes del equipo cargaron con su parte de culpa sosteniendo los cuatro un discurso generoso en la autocrítica, aunque con matices. La coyuntura ha hecho que al cónclave informal acudieran dos futbolistas fijos en el once titular, indiscutibles, y dos que se sienten más fuera que dentro del proyecto. Eso ofreció al máximo dirigente todo el arco de opiniones posibles acerca de una situación deportiva que raya peligrosamente con el desastre.

Raúl Ruiz, Sandro Toscano, Míchel y Ander Vitoria exponen al máximo dirigente su radiografía de la situación y exponen la solución más viable

Los cuatro jugadores localizaron el epicentro del drama en la baja intensidad con la que se ejecuta la defensa, causante de la mayoría de goles que ha encajado el equipo, tanto dentro como fuera de casa. Reconocieron que deben dar un paso al frente en este aspecto y, para ello, reclamaron más trabajo específico en esta parcela, demanda que afecta también al preparador leonés y a su colectivo de ayudantes.

Los jugadores del Hércules consideran que hace falta elevar la dedicación diaria al desarrollo de fundamentos futbolísticos y realizar un sacrificio personal mayor, tanto en la semana como el día de partido, para asimilar conceptos primordiales y mejorar con ello una parcela sin la cual es imposible que el club alcance siquiera el objetivo mínimo: disputar la promoción de ascenso. 

La falta de jerarquía que evidencia el bloque durante la acción defensiva, la ausencia de movimientos armónicos, de mecanismos de contención colectivos y, como no, la elección de jugadores para cada una de las tareas estuvo sobre la mesa en el diálogo mantenido entre el dueño de la SAD blanquiazul y sus cuatro capitanes.

Todos localizan el mayor problema en la falta de intensidad defensiva y demandan más trabajo específico para desarrollar esa parcela crucial

De momento, a todos les valió con eso para convencerse de que el cambio de rumbo es factible y de que empezará a verse este mismo domingo, coincidiendo con la visita del Lleida, otro proyecto ambicioso en horas bastante bajas. El crédito ganado por Ángel Rodríguez durante el verano, afrontando las dificultades de la pretemporada sin levantar la voz (de puertas para afuera) y su discurso arrollador fácilmente asumible por cualquier interlocutor antes de que el balón comenzase a rodar, son los principales sustentos del técnico, que ya dejó claro el domingo, tras la cuarta derrota seguida a domicilio, que entre sus intenciones no está la de «bajar los brazos» porque se define a sí mismo como «un ganador» que se «rebela» y nunca deja de «remar» cuando el presente se tuerce.

Pero la estadística no está a la altura de su predisposición. Su Hércules es el segundo peor de todos los que se han construido desde la última caída del fútbol profesional. Al que le supera en guarismos pésimos, le salvó del descenso a Tercera el estallido de la pandemia y la suspensión del campeonato. Nadie quiere hablar de pérdida de categoría, pero igual sí toca porque en esta entidad rara vez se va a mejor...