Nadie quiere hablar de pánico. No existe lo que no se nombra. Pero basta con poner un mínimo interés en las caras de los interlocutores para percibir que el miedo se propaga y no es una figuración, es verdadero porque no se debe a una intuición pesimista, sino a un problema muy serio. El Hércules ha perdido más del 60% de los puntos que ha disputado y, desde hace dos meses, todos los equipos le hacen goles con la insistencia justa en una categoría en la que marcar es, por lo general, una tarea tremendamente ardua para todos, sin excepción.

Hay que atajar la hemorragia rápido, pero eso solo puede hacerse de dos maneras: resistiendo con lo que hay hasta que se abran las puertas del mercado de enero (rezando para entrar con vida en el nuevo año), o actuando antes, casi ya. Lo segundo requiere dar un paso traumático, el que supone para cualquiera firmar cartas de despido. Esto, además, lleva aparejado otro drama: nadie va a facilitar su salida ahora, así que tocaría desembolsar todo lo pactado en verano.

Firmar en diciembre

Acceso a futbolistas en paro sin ningún rodaje competitivo

Al Hércules, el cuerpo le pide soluciones drásticas. El fantasma del descenso aparece en las conversaciones y eso hiela la sangre. Hay que corregir algunas de las apuestas en la planificación que no han respondido como se esperaba. La zona más castigada, la defensa, cada semana más endeble. En el club no se responsabiliza de eso directamente a Ángel Rodríguez, o no solo a él. Están convencidos de que con dos aportes en esa línea, el problema se puede resolver sin necesidad de prescindir del preparador, que conserva crédito entre quienes toman decisiones, que son muy pocos... básicamente dos, y solo uno de ellos tiene última palabra.

El encuentro frente al Lleida será la frontera que delimite por dónde se debe de atajar un problema bastante serio

Para buscar una reacción del vestuario, lo más económico ahora sería la destitución del técnico, pero, a pesar de lo insostenible de los números y de la ubicación en la tabla clasificatoria, hay un corrosivo convencimiento de que eso no garantizaría nada porque las debilidades en algunos puestos van más allá del trabajo táctico, se achaca a la falta de voluntad de algunos de los que saltan al campo, que tienen todas las papeletas para dejar el equipo antes de febrero si no mejoran súbita y sustancialmente.

Fichar en estas fechas tiene otro inconveniente gordo más allá de la inversión en extinciones laborales: solo se permite el acceso al catálogo de futbolistas en paro, es decir, que hay que readaptarlos a la competición en plena marcha, por lo que lo más natural es que no sirvan para virar el rumbo de un equipo a corto plazo, que es lo que en realidad se buscaría con esta medida.

Fichar en enero

Descartes de superior categoría, pero mucha más competencia

Aguardar a la apertura del mercado invernal garantiza un mayor abanico de posibilidades entre las que poder elegir, aunque también obliga a competir con más equipos por los nombres que quieres, que por lo específico de las urgencias, no son tantos. Los que precisa el Hércules han de llegar a Alicante con el rodaje hecho y con alguna relevancia en sus clubes de procedencia, así que o pagas lo que te pidan sin rechistar o corres el riesgo de que prefieran optar por proyectos mejor posicionados en sus ligas.

Es una tesitura viciada, procelosa. Si no fichas ahora y el equipo no reacciona, te plantas en enero implorando ayuda a los representantes con tu proyecto asomándose a Tercera RFEF y, para agregarle más ácido, viéndote forzado a introducir piezas nuevas sin margen de trabajo en un bloque en dinámica negativa, con lo que cuesta que eso acabe bien. Si se diera esta coyuntura, tocaría invocar otra pandemia similar a la del covid. 

Cambio en el banquillo

La medida más habitual, pero en muchas ocasiones poco efectiva

La derrota en Terrassa, la forma de caer, la manera de sucumbir al ataque de un equipo de la zona media, de inversión modesta y los mismos sudores fríos que el Hércules a la hora de ver puerta, encajando tres tantos en los únicos tres acercamientos al área de los catalanes, acabó con la idealización de la figura de un entrenador que cayó de pie en la entidad blanquiazul. Se dejó de creer en que él solo se bastaba para revertir la situación.

A pesar de eso, el respaldo en Ángel Rodríguez persiste. Se cree en su discurso, en sus resultados es imposible. La propiedad, pese a la calentura, no valoró destituirle a la conclusión del choque; la secretaría técnico ni se lo planteó; y la opción de liquidar su vínculo contractual no ha llegado a estar encima de la mesa 72 horas después de la «tragedia» barcelonesa.

1 TRIUNFO

A domicilio en las 11 primeras jornadas de Liga

► Solo el Mallorca B ha perdido más partidos (5) que el Hércules fuera de casa (4), que es 14º en esta clasificación.

13 PUNTOS

De 33 posibles ha sumado el Hércules en lo que va de Liga

► Eso significa que ha perdido más del 60% de los que ha disputado hasta la fecha, guarismos de equipo descendido.

Pero, si hay que maniobrar de urgencia porque saltan todas las alarmas por un traspié frente a Lleida este domingo y la soga se tensa tantísimo, la fractura, se quiera o no se quiera, se producirá por la parte más débil aunque se continúe considerando que no se lo merezca... o que no se lo merezca solo él.

De momento no hay alternativa al leonés ni acercamientos con posibles sustitutos. El convencimiento de que el Hércules va a ganarle al cuadro ilerdense es total. Pero los ambientes, cuando se vician, son imprevisibles, irrespirables, incluso. Una cosa sí está clara. Al igual que ocurrió el curso pasado en dos ocasiones con Sergio Mora, que se jugó su cargo porque pesaban sobre él sendos ultimátums, la plantilla dispone de la oportunidad de demostrar que está a muerte con su preparador. Si no es así, dictarán sentencia, es decir...