El peso de los fiascos va haciendo mella en la cadencia de voz de Ángel Rodríguez, que no en su hondura. El preparador leonés sigue creyendo que tiene equipo para aspirar a más, no renuncia, a pesar de los desastres y el desorden defensivo creciente, a la primera plaza al final de la fase regular. Pero ya nadie que no sea él pienso en eso ahora. El abismo del descenso está tan cerca, que lo único que se valora es la siguiente cita, la de mañana ante un Lleida que visita el Rico Pérez también en horas muy bajas a pesar de partir de inicio con la misma ambición blanquiazul.

El varapalo en Terrassa tendió un manto de dudas razonables sobre la idoneidad de muchas cosas, entre ellas la selección de personal en verano. La reunión de los capitanes con el propietario a solas del lunes y las posteriores charlas de Paco Peña con el hombre a quién confió su destino al frente del banquillo no han pasado inadvertidas, han hecho mella.

«Los primeros días después de la derrota han sido difíciles, de tensión, de preocupación, de analizar en profundidad lo que nos está sucediendo, y hacerlo, además, de manera realista para atajar con ello la sangría de goles que estamos recibiendo, sobre todo fuera de casa», explica el técnico, insistiendo en localizar el mal, visible a diez mil leguas, pero no en dar con la forma de evitarlo dos meses después del inicio del curso.

"Los primeros días después de la derrota han sido difíciles, de tensión, de preocupación, de analizar en profundidad lo que nos está sucediendo, y hacerlo, además, de manera realista"

«Estamos haciendo muchas más cosas bien que cosas mal, pero en las que estamos fallando son las que nos cuestan los partidos. No puede ser que nosotros necesitemos implicar a mucha gente del equipo para marcar y el rival apenas precise un centro al área o una prolongación. No pude ser». Seguro que no, aunque basta con revisar los tantos a favor del Hércules para descubrir que algunos de ellos no han precisado más que del acierto individual del goleador: Alvarito, César Moreno...

El envite con el Lleida llega en un momento muy mejorable en lo deportivo y en lo saludable. Las bajas de Jack Harper (que sufre un derrame articular en la rodilla para el que no hay tiempo aproximado de recuperación, y de Ander Vitoria, con una microrrotura, obliga a reconfigurar el ataque. «Tenemos muchas opciones para cubrir las bajas de Jack y Ander, no solo la de Míchel. Pero mi pelea con él, juegue donde juegue, es que pise más área, que llegue, que tenga intención de finalizar las jugadas porque un talento como el suyo hay que poderlo aprovechar en ataque y él debe ser consciente de su papel fundamental atacando», le recrimina elegante su entrenador.

"No es una final"

La gravedad de lo que hay en juego más allá dibuja un escenario terrible al que el leonés trata de restar dramatismo: «No podemos tildar todos los partidos de final porque ya llevamos unas cuantas perdidas, sobre todo fuera de casa. Lo que sí debemos hacer es jugar bien al fútbol y no hacer concesiones tan graves como las que hemos hecho en partidos anteriores. Tenemos que disfrutar jugando. Y, sobre todo, esforzarnos más todos por recuperar el balón cuando lo perdemos, hacerlo rápido, arriba, con tensión, presionando. Me dejo la garganta cada día para conseguirlo, pero no estamos pudiendo hacerlo», analiza.

"No lo hemos hecho bien, no hemos sabido competir ni cuando nos hemos adelantado en el marcador, esa es la verdad»

El clima de desagrado que se propaga por el entorno será patente este domingo, aun así, el técnico espera sentir el calor de la gente espoleando a sus futbolistas. «El público está detrás de los equipos con los que se identifica. Si nos vaciamos en el campo, el respaldo será total y estaremos muy cerca de ganar, que es algo que este bloque se merece. Confío en que nuestra gente nos respalde. Entiendo su descontento con la trayectoria, están en su derecho de dudar de nosotros y cualquier reacción que les provoque eso es comprensible y hay que aceptarla. Seguro que esa disconformidad se hará patente en el inicio, pero después no tengo duda de que nos arroparán, que estarán detrás de su equipo. Como herculanos que son, desearán que gane su club en cuanto el árbitro pite», pronostica.

"Mi pelea con Míchel, es que pise más área, que tenga intención de finalizar las jugadas porque un talento como el suyo hay que poderlo aprovechar en ataque y él debe ser consciente de su importancia atacando"

«Hemos llegado a esta situación por un cúmulo de circunstancias, pero todos los que aceptamos el reto de venir a este club somos responsables de lo que pasa. No podemos mirar más atrás, llevamos un tercio de la Liga y todo lo que ocurre es responsabilidad nuestra. Echar la vista atrás o mirar hacia otro lado no ayuda en nada y, además, no es realista. Cada uno debemos asumir nuestra parte de culpa porque la tenemos. No lo hemos hecho bien, no hemos sabido competir ni cuando nos hemos adelantado en el marcador, esa es la verdad», asume.