Hércules CF 1-0 SD Formentera

Un toque sutil salva otro partido indigesto

El Hércules gana un encuentro crucial para seguir aspirando al ascenso con un lanzamiento directo de falta de Míchel en la primera mitad

Pedro Rojas

Pedro Rojas

Aburrirse, pero no de ganar, sino a pesar de hacerlo. Un bostezo eterno, desesperado, cargado de inseguridades, de indefinición, de falta de identidad, una que le valga a la grada para empatizar, para no sentir de un modo tan alarmante la debilidad de un bloque venido a menos desde hace más de un mes. Ganar como sea no es lo mismo que ganar a cualquier precio. Lo primero te lo pueden regalar, en lo segundo siempre hay que pagar, generalmente con esfuerzo.

El Hércules se impuso por fin a un rival de la parte alta... y menos mal. De no haberlo hecho, hoy estaría a punto de estallar azuzando eso tan nuestro del sálvese quien pueda. Solo necesitó lo que siempre le falta: un buen golpeo. El resto del tiempo se dedicó a airear sus carencias, a describir lo mucho que suma César, lo que cuesta dar un pase con final feliz, a gritar la falta de talento que evidencian los ataques que no pasan por Alvarito o Jean Paul.

Míchel corre para festejar el tanto de falta conseguido en la primera mitad perseguido por Alberto Retuerta y Maxi Ribero, que corren para abrazarle.

Míchel corre para festejar el tanto de falta conseguido en la primera mitad perseguido por Alberto Retuerta y Maxi Ribero, que corren para abrazarle. / Jose Navarro

Al margen del gol, un solo disparo a portería en 90 minutos. Nada más. Ni siquiera un saque de esquina fue capaz de arañar el equipo alicantino. Nada. Cero. Así será muy difícil seguir avanzando, saltar de categoría. Nadie que viera el partido puede dudarlo, pero es un problema para dentro de seis días. Hoy son tres puntos valiosos, vitales, sin adorno, sin nobleza, con dos buenos sustos en la primera mitad (uno anulado por fuera de juego) y con un señor muy criticado mandando callar, en apariencia, mientras corría hacia su familia presente en el campo después de meter un bonito gol de falta.

Al margen del gol, los alicantinos solo dispararon a portería una vez en el encuentro, un disparo desde fuera del área de Artiles a los 20 minutos

La felicidad no es de fiar, va y viene, juguetea, miente, flirtea. Las imágenes fijas, en cambio, se quedan clavadas en la retina. A veces tienen tanto filo que cortan con solo mirarlas. En frío, entre semana, resulta más fácil parecer cabal. En caliente, los domingos, cuesta bastante más, ahí los límites y el autocontrol se difuminan. 

La apuesta insular por el alicantino Álvaro Salinas como delantero centro benefició a Riera y Mario Gómez, les ayudó a pasar menos apuros, a no desgastarse, a no corregir fallos graves ni tapar agujeros continuamente. La enorme motivación del atacante de Albatera por brillar en el que fue su estadio no suplió su escasa eficacia en el cuerpeo, en la brega, en el juego de espaldas y en la pugna por los balones divididos. Para eso no basta con el deseo. A pesar de la concesión táctica, fueron los baleares más dueños de la pelota, de la posesión, del peso del choque, siempre, desde el inicio.

Los alicantinos no forzaron ningún córner a favor en el peor encuentro de los blanquiazules con Lolo Escobar como técnico

El Hércules, incapaz de conectar sin su mediocentro organizador, relegado al banquillo, necesitaba que Artiles y Míchel canalizaran la construcción. No hubo manera, se solaparon, suele ocurrir cuando duplicas un perfil en la misma zona. Pecó de lo mismo Ángel Rodríguez, con él fue Sergio Marcos quien propició el colapso. Ayer, la medida también jugó en contra del juego... aunque no del desenlace. De haber repetido suplencia el valenciano, no habría colocado con mimo el balón antes de sacar la falta y su libre directo lo habría lanzado otro compañero a saber con qué suerte...

Jean Paul intenta un remate a pesar de la salida del portero del Formentera.

Jean Paul intenta un remate a pesar de la salida del portero del Formentera. / Jose Navarro

Muy poco antes de que el tercer capitán del Hércules convenciera a Raúl Ruiz y Alvarito de que esa pelota parada era para él, Facundo Ballardo, sin vigilancia, liberado entre Retu y Mario, había desperdiciado un mano a mano cristalino, uno que no llegó a la red por una mala decisión tomada en un segundo, por empeñarse en resolver con una vaselina lo que pedía a gritos un ligero toque escorado al palo más lejano de Carlos Abad. Bendita obstinación.

El colegiado, muy protestado por los insulares, anuló un tanto al Formentera antes del descanso por fuera de juego tras ejecutar rápido un libre indirecto

Antes del acostumbrado grito coral contra la gestión del club, la grada había caído en un coma inducido por lo anodino del fútbol local y el cálido abrazo del sol invernal. Fue así hasta que Raúl Ruiz robó en campo rival –por fin ejerciendo de extremo–, e inició la acción que acabó con la señalización de una falta al borde del área.

Míchel, que ya le había marcado al Formentera de igual modo hace una vuelta, repitió su ritual. Colocó el cuero, dio cuatro pasos atrás y pateó con sutileza. El vuelo, enérgico, trazó una parábola que primero sorteó la barrera y luego buscó la escuadra alejándose del portero mientras se colaba entre los tres palos, a media altura. 

Ander Vitoria cae al suelo después de desaprovechar una ocasión inmejorable para marcar.

Ander Vitoria cae al suelo después de desaprovechar una ocasión inmejorable para marcar. / Jose Navarro

Ahí murió toda la ambición alicantina, su potencial, sus ganas de ganar el partido. Los jugadores se miraron entre ellos mientras el Formentera hacía por reanudar el juego desde el centro de la cancha. Todos hicieron el mismo gesto, todos se llevaron el dedo índice a la sien. Quedaba una hora.

Sin producción, con Maxi inhibido de la acción ofensiva, con el autor del gol y Artiles rivalizando por el mismo centímetro de césped, con una presión inocua, sin fundamento, sin ayudas, el Hércules convirtió la demanda colectiva de cabeza en un cerrojo al que su técnico echó el candado sacando del campo a Alvarito a los 55 minutos. En los 35 restantes, el Hércules probó con tres estructuras diferentes, todas destinadas a proteger el 1-0, a salvaguardar el tesoro, a no arriesgar, a poner a prueba la paciencia general, jugar con fuego.

Con el Formentera volcado, Ander Vitoria pudo estrenarse como goleador dos veces, a la contra, pero a un pase al espacio llegó tarde y al otro no llegó, se tropezó con su sombra. El peligro de incendio iba creciendo a medida que se acercaba el final, por suerte, el quinto clasificado viajó sin mechero ni cerillas y todo quedó en un fuerte olor a desesperación.

FICHA TÉCNICA

HÉRCULES CF: Carlos Abad, Víctor Eimil, Roger Riera, Mario Gómez, Retuerta, Maxi Ribero, Míchel Herrero, Artiles (Dani Marín 85´), Raúl Ruiz (Ander Vitoria, 65´), Alvarito (Sandro Toscano, 56´) y Jean Paul (Felipe Chacartegui, 85´).

SD FORMENTERA: Óscar Santiago, Sergio, Jorge Mena, Celihueta, Nando Quesada (Grau, 74’, Julen Ekiza (Vieites, 74’), Diego Díaz (Kalnins, 74’), Facundo Ballardo, Víctor Algisí, Álvaro Salinas (Alberto Górriz, 63´) e Iván Alonso.

GOLES: 1-0, Min. 23: Míchel Herrero.

ÁRBITRO: Roberto Carralero Calvo (Madrid) T. Amarillas: Para los locales Ander Vitoria, Chacartegui y Eimil, y para los visitantes Iván Alonso y Celihueta. 

CLASIFICACIÓN: Jornada 26 de 34. El Hércules (37 puntos) sigue 9º, pero a un solo paso de la quinta plaza, que ocupa el Formentera (38 puntos). Partido jugado el Día del Padre en el José Rico Pérez, con 3.750 espectadores en las gradas.