Segunda RFEF

Hércules CF | La celebración contradictoria de Míchel Herrero

El atacante valenciano se acercó el dedo índice a los labios tras marcar de falta y una parte del estadio interpretó, por lógica universal, que mandaba callar a la grada

Gesto de rabia de Míchel después de marcar y de llevarse el dedo índice a los labios en la celebración.

Gesto de rabia de Míchel después de marcar y de llevarse el dedo índice a los labios en la celebración. / HCF

Pedro Rojas

Pedro Rojas

Los gestos para expresar cariño son muy variados, el que se emplea para mandar callar, es universal y siempre el mismo. Todo el mundo lo usa cuando demanda silencio, figura en las señales icónicas que cuelgan en la pared de los hospitales, de los vagones de tren, de las bibliotecas y de los centros de formación más tradicionales. Es inequívoco: un dedo índice pegado a los labios y no puesto de cualquier forma, siempre con el puño en perpendicular a la barbilla. Todo el mundo lo entiende cuando lo ve, en los cinco continentes.

De ahí que si se emplea en cualquier otro contexto provoque controversia, contradicciones, interpretaciones torticeras. El domingo, Míchel Herrero, después de una semana siendo centro de las críticas del entorno del Hércules por su bajo rendimiento (siendo un pilar básico del proyecto y uno de los líderes incontestables del vestuario), acertó con el lanzamiento de una falta.

Un pateo magistral con la derecha, delicado, le permitió volver a marcar más de tres meses después. Fue un tanto hermoso que el atacante valenciano celebró con rabia y que terminó dando los tres puntos al equipo de casa, que los necesitaba con urgencia desmedida. Su festejo, prolongado, en carrera hacia la banda contraria desde la que realizó el golpeo, incluyó durante un abrir y cerrar de ojos un movimiento que cualquiera podría interpretar como un desplante a la grada por el ruido generado en torno a su figura (y su bajo rendimiento) en las últimas semanas.

4 GOLES

►Lleva esta temporada el tercer capitán del Hércules. Tres han sido de falta directa (dos al Formentera y uno al Olot) y el otro en Zaragoza, al Deportivo Aragón, antes del parón de Navidad, el 11 de diciembre.

Se llevó el índice a la boca. Lo ejecutó igual que si estuviera reclamando silencio. Fue un movimiento súbito, instantáneo, puede que intuitivo y poco controlado en medio del éxtasis, pero fue el gesto universal para mandar callar. De inmediato estiró el brazo y utilizó el mismo dedo para señalar un punto muy concreto de la grada en el que, por extraño que parezca, se encontraban su esposa y su hija.

Gesto de rabia de Míchel tras el 1-0 mientras Eimil intenta abrazarle y Retuerta les persigue.

Gesto de rabia de Míchel tras el 1-0 mientras Eimil intenta abrazarle y Retuerta les persigue. / Jose Navarro

No es la zona habitual para ubicar a los familiares, pero era en la que se habían sentado ellas. Míchel corrió a buscarlas para dedicarles el tanto el Día del Padre. De hecho, al final del encuentro, con el campo semivacío, el valenciano recogió a su bebé de esa zona de la grada, la más cercana al fondo, para retratarse con ella en el césped del José Rico Pérez en un día feliz para él.

La imagen fija del tercer capitán sellándose los labios a modo de emoji solo podía interpretarse de una manera. Si un millón de personas la hubieran visto y les hubieran preguntado por el significado de la instantánea, el 100% hubiera respondido lo mismo: ese señor está mandando callar.

De ahí el revuelo que devino al final del encuentro en las diferentes redes sociales por las que se exhibió la foto. Desde luego, por lógica, era más sencillo interpretar lo que se antojaba obvio que comprender la intención emotiva de Míchel realizando un gesto con una connotación tan inapelable, pero que para el protagonista estaba muy alejada de lo interpretado por buena parte del estadio y la hinchada al toparse con la imagen sin contexto emocional.

Tuit publicado el pasado domingo por el propio Míchel tras el revuelo provocado por su celebración del gol.

Tuit publicado el pasado domingo por el propio Míchel tras el revuelo provocado por su celebración del gol. / INFORMACIÓN

El ruido en Twitter, por más empeño que uno ponga en alejarse de él, termina salpicando de una u otra manera, así que Míchel Herrero trató de zanjar la polémica con un mensaje que dejaba claro a quién dedicaba el gol... aunque sin mencionar el gesto ni matizar tras ser consciente de que se había malinterpretado: «Contento por la victoria del equipo hoy. Gracias por estar a mi lado en todos los momentos, el gol es para vosotras». No fue el del ascenso, claro, pero sí uno (el cuarto del curso) al que el tercer capitán del Hércules le dio una trascendencia especial.

No adjuntó en el tuit la foto de la discordia, usó una del instante posterior, cuando ya señalaba a su familia. Tuvo ocasión de acabar con el revuelo, las especulaciones fundadas y las insidias, pero no lo hizo, así que fueron los demás quienes armaron un discurso en defensa del autor del gol de la victoria más o menos plausibles.

Míchel no interactuaba en Twitter desde el pasado 23 de octubre, no lo encuentra útil para su oficio, así que si recuperó su perfil fue porque lo consideró relevante, pero su gesto bien intencionado quedó igual de ambiguo que el que le impulsó a escribir algo que su gente, a la que destinaba el tuit, ya sabía de sobra. El Hércules necesita a todo el mundo concentrado en la misma tarea dentro y fuera del campo, cuanta menos simbología contraindicada, mejor.