Hércules: la angustia del eterno comienzo

Vuelta a empezar. De nuevo con lo puesto, con casi nada, con la certeza retorcida de no haberlo logrado. Y ya van nueve veces. El Hércules encara su décima reconstrucción fuera del fútbol profesional con un continuismo pertinaz, pero únicamente en la gestión del club y la confección de la plantilla. En el campo, la historia se repite. Poco o nada se puede salvar de la peor temporada histórica de un club centenario. Y si algo queda, en su mayoría será por el alto coste de la rescisión.

Pasado el vuelco electoral, con un reconocido herculano al frente de la Generalitat, Carlos Mazón, con las obras de acondicionamiento del estadio en marcha y con la búsqueda de un cabeza de cártel que ocupe la silla más alta en el consejo de administración aún sin cerrar, la secretaría técnica trata de convencer a la propiedad de que sin una inversión cercana a la de la última campaña será muy difícil dar el salto a Primera RFEF.

El vestuario blanquiazul vuelve a necesitar nutrientes, muchos, demasiados, probablemente más de lo que dicta la lógica de un equipo que ha quemado más de un millón de euros en salarios en la cuarta categoría. 

¿15 salidas más?

► Con el plantel de vacaciones desde el viernes, solo hay siete integrantes con obligación de volver en la primera quincena de julio a Fontcalent: César Moreno, Míchel Herrero, Alvarito, José Artiles, Nico Espinosa, Jean Paul y Salah. Ellos son el germen del Hércules 2023-24, todos ocupando ficha profesional, ninguno sub-23. 

Quince futbolistas finalizan su vínculo laboral con el conjunto alicantino el 30 de junio. De todos ellos, la prioridad es retener a Carlos Abad, el único que ha estado por encima de su caché, el único que ha logrado mejorar sus prestaciones ostensiblemente después de aterrizar en el equipo tras enlazar dos campañas sin apenas minutos por diferentes cuestiones.

La continuidad de Carlos Abad es prioritaria y no se ha cerrado el capítulo de posibles rescisiones

El portero canario ha recibido una primera oferta de la entidad, pero, de momento, no es del gusto del guardameta, que estaría interesado en seguir en el equipo, aunque no por la misma cantidad que percibía (inusualmente pequeña). La negociación está en un punto embrionario, de manera que todo puede ocurrir.

Negociaciones a la baja

► También tiene el favor de la comisión deportiva Roger Riera, que habría mejorado sus emolumentos ostensiblemente en caso de ascenso. No ha sido así, de modo que el canterano del Barça dispone de tiempo para escuchar mejores propuestas que la blanquiazul y, también, de superior categoría. Se reservó la posibilidad de salir automáticamente si el desenlace de la competición no satisfacía el objetivo porque sigue creyendo que tiene fútbol para aspirar a más que estar en Segunda RFEF.

Todas las renovaciones previstas serán por el mismo importe o menos, ninguna se negociará al alza

Para convencerle de que continúe, habrá que presentarle un contrato que le haga apetecible seguir pisando campos de caucho desgastado... otra vez. El central es básico para Lolo Escobar que, de momento, ha tenido que aceptar la salida de Mario Gómez pese a disponer de un año más en la plantilla. Llegó de la mano del preparador extremeño, pero no hubo manera (creíble) de defender su continuidad.

Nuevo rumbo

► La idea, solo en origen, es dotar al bloque de savia nueva, de jóvenes talentosos (y ambiciosos) que encajen alrededor de un armazón de «veteranos» que lleven el peso y carguen ahora con la presión que no supieron soportar en el primer año de Paco Peña como responsable de la construcción. Se aspira a complementar con energía y ganas de comerse el mundo el peso en el juego de César Moreno, Míchel, Alvarito, Artiles y Nico Espinosa.

A diferencia de lo acaecido hace ahora un año, el Hércules se ha puesto a trabajar justo después de su fracaso deportivo, sin lamerse las heridas. Tiene un mes y medio para edificar sobre los escombros de una campaña horrible.