División en el Hércules por Maxi Ribero

Honesto, competente, enérgico, trabajador, resuelto siempre. Maxi Ribero, valioso en su puesto, valiente en su propuesta, es uno de los 15 futbolistas que se quedan sin contrato a partir del 30 de junio. Ha cumplido esta temporada. De hecho, en el primer tramo de competición, le ganó la partida a César Moreno. Ángel Rodríguez le dio a él la facultad de equilibrar al equipo y no siempre lo consiguió, sobre todo cuando el inexistente entramado defensivo del preparador leonés se resquebrajó abiertamente y el bloque se cayó haciendo un ruido insoportable. Él fue uno de los señalados. Cuando cogió el mando Lolo Escobar, perdió su sitio y se acostumbró a ver pasar los minutos sentado en el banco, mordiéndose las uñas, inquieto, nervioso, molesto por dentro.

César Moreno quiere un futuro mejor

El Hércules dispone de 15 fichas libres, 10 de ellas sénior. Una, si nada se tuerce, será para Roger Riera, al que se espera renovar formalmente en cuanto regrese de sus vacaciones en el extranjero. Otra podría destinarse al mediocentro argentino, pero en este particular no hay consenso en el seno de la comisión deportiva.

Maxi Ribero es un buen elemento, muy útil en Segunda RFEF, pero después de lo padecido la pasada campaña y del problema que generó el exceso de mediocentros en la plantilla cuando esta se puso en marcha, el club quiere pensarse más qué perfiles duplica con condición clara de primeros espadas. 

Aunque Lolo Escobar cedió la batuta por detrás de Míchel y Toscano a César, lo cierto es que tras la lesión del cartagenero en Zaragoza, el canterano franjiverde no volvió a recuperar su mejor nivel. Ahí tornó la rivalidad con Maxi y ninguno salió beneficiado. Incidir en esa situación va en detrimento de uno de los activos principales de la entidad, un jugador por el que se confía en obtener beneficios de una futura venta.

Opacar a César

El Hércules renovó a César Moreno en febrero. Lo hizo hasta 2027, cuatro campañas, pero el jugador aceptó firmar esa ampliación a cambio de que se le facilitara una salida a un conjunto de Segunda División en calidad de cedido si se daba la posibilidad. Es decir, si un conjunto de la Liga SmartBank se interesa por el pivote blanquiazul, hay que dejarle salir para que progrese y, con ello, se revalorice, algo que no ha sucedido esta temporada, en la que ha brillado de forma irregular, dando menos de lo que apuntaba cuando Sergio Mora le otorgó su máxima confianza.

Se puede dar la compleja paradoja de que el Hércules prescinda del sustituto natural de murciano para evitar que frene su evolución y al final llegue a las oficinas una petición de cesión por el exfranjiverde y se quede sin los dos. Eso es lo que está motivando más disensión en la entidad.

Por un lado están quienes tienen pleno convencimiento de que Maxi Ribero es una pieza conocida que ya ha demostrado su desempeño bajo presión a pesar de recalar en el Hércules sin haber sido titularísimo en el Intercity, y los que creen que la última temporada ha demostrado que hay zonas del campo en la que esa competencia feroz que pueden escenificar a diario César y Ribero es más útil (y necesaria) en otra demarcación.

El futbolista de Misiones quiere seguir en Alicante, ya lo deseaba el verano pasado, y su situación personal y su anhelo profesional no han variado a pesar de la frustración que ha provocado la séptima plaza en un tipo que se marcó el ascenso como único objetivo plausible en su presentación. En cuanto finalice el mes, podrá firmar con cualquier otro club. De momento, sigue a la espera de una llamada que no se ha producido. Solo han recibido propuesta para prorrogar Iván Martínez (que la rechazó), Carlos Abad y Roger Riera.