Se acaba una rareza maravillosa: la inviolabilidad del Rico Pérez. Ha durado 12 semanas. Tres meses sin ver un gol en contra. Un tercio completo de la competición sin necesitar sacar del centro del campo más que una vez, la obligada, la que impone el reglamento. El Hércules deja escapar sus primeros dos puntos como local. Lo hace en un en derbi tosco, muy deslucido en la primera parte, obligado a contrarrestar un tanto enemigo. Seis veces le han golpeado primero a los alicantinos en lo que va de temporada. Demasiadas. Y a pesar de eso, gozó de ocasiones de sobra para remontar, para mantenerse incontestable en su estadio.
No lo hizo. Le falló la definición, la facultad más difícil de lograr en el fútbol. Aún más en los sótanos del balompié, ese lugar mal iluminado donde la continuidad en el juego, en la acción ofensiva, es una fábula, una ilusión, una extraña coincidencia. El Hércules desperdició situaciones claras, avasalló a su adversario y, a pesar de eso, no dio con el modo de batir a Dotz, la gran novedad en la alineación del Alzira.
Los blanquiazules adolecieron de falta de pegada y el árbitro de valor para llenar de confeti el debut forzoso de Agustín Coscia. El señor Oltra Sáez le anuló un gran gol al argentino nada más ingresar en el partido para evitar que Marcos Mendes dejara en inferioridad a los suyos. Su disputa soterrada con José Solbes a lo largo del encuentro acabó en el minuto 78 con el ecuatoguineano perdiendo los papeles.
Mientras la pelota andaba lejos de ambos, el delantero blanquiazul aprovechó para soltar el brazo hacia atrás, a la altura del labio del excentral herculano, que se fue al suelo nada más sentir el contacto en la boca. Cayó súbito, como un fardo, como caen quienes sufren un disparo a bocajarro. Quizá el exceso de celo puesto en el desplome hizo recelar al colegiado, que optó por mirar para otro lado porque cualquier decisión punible en esa coyuntura habría dejado al Hércules con un hombre menos sobre el césped, dado que Mendes ya tenía anotada una tarjeta amarilla previa.
Los valencianos trabaron un partido en el que la pelota apenas circuló y en el que los alicantinos tuvieron más ocasiones
Cuando la sangre brotó de la saliva del defensor alcoyano la acción había sido juzgada. Torrecilla reaccionó rápido y precipitó el estreno como blanquiazul de Coscia, que solo tocó el balón una vez desde que pisó la hierba y fue para enviarlo a la red. Lo hizo después de que el cuero le golpeara en una extremidad. El reglamento, o lo que queda de él después de tantas mutaciones, no lo tipifica ahora como infracción, pero los glóbulos rojos escupidos por Solbes le aconsejaron a no dar validez al tanto local.
El rosarino pudo desnivelar un choque abrupto, desapacible en la primera mitad, sin orden en la presión, con muchos lunares individuales y poca progresión en grupo, con el centro del campo desconectado del resto de líneas, corriendo mucho, pero la mayoría de veces en contra dirección. De uno de esos fallos puntuales, nació la acción que permitió a Iglesias poner a remar al Hércules con el viento de cara. Hugo Izquierdo no acierta a desactivar la carrera de Busquets en el medio y Artiles no llega a tapar el disparo final, que golpea en Juanmi antes de llegar a Carlos Abad y deja sin efecto la elección del guardameta, que ve entrar la pelota al lado contrario de donde la buscaba.
Con el 0-1, el Alzira trató de discutirle la posesión al Hércules mientras le aguantó la energía, pero, tras el descanso, optó por asumir que un empate le valía. A diferencia de lo ocurrido hace siete días en Terrassa, los blanquiazules atajaron la desventaja antes del receso. Lo hizo Colomina de cabeza culminando la mejor jugada de todo el encuentro, la única con principio, nudo y desenlace.
Colomina contrarresta el tanto de Iglesias, que batió a Abad porque su disparo tocó en Juanmi y varió la trayectoria
Robo de Juanmi en la frontal de su área y descarga a la derecha para Samu, que inicia la galopada con el balón controlado. El lateral se apoya en Colomina, que observa como César Moreno le abre el espacio yéndose a la derecha. El mediocentro progresa y pasa al pivote cartagenero, libre de marca y con carril por delante. El canterano del Elche, sin perder de vista a sus compañeros, les observa llegar al área. Su primer envío lo repele la defensa, pero el segundo, cuando el cuero regresa a su pie, lo pone medido a la frente de Roger Colomina, que pica lo justo, suma la tercera diana y vuelve a darle otro punto a su equipo.
Aluvión ofensivo
Tres acciones de Alvarito –dos de ellas nítidas en la reanudación–, varios disparos de Mangada, uno de Ketu –todos desde la frontal–, una decena de envíos a la portería que no encuentran rematador, y el tanto anulado a Coscia debieron valer para deshacer la igualdad, para hacer justicia a los méritos atacantes, al riesgo asumido por uno y otro bloque, pero no hubo manera.
Los ocho minutos que añadió el colegiado para paliar el tiempo que el balón estuvo sin jugarse (que fue incontable) pudieron valer para que «Colo» fuera la solución... otra vez. No pasó. Su zapatazo, como sucedió con el de Iglesias, golpeó en un defensa, pero este no entró por dos dedos. La suerte es caprichosa, mejor no fiarse de ella. Nunca.
LA FICHA
► HÉRCULES (1): Carlos Abad, Ryan Nolan, Roger Colomina, ‘Alvarito’ (Jean Paul, min. 69), Artiles (Carlos de la Nava, min. 69), César Moreno (Mangada, min. 64), ‘Samu’ Vázquez, Juanmi, Marcos Mendes (Agustín Coscia, min. 85), Hugo Sanz y Ketu.
► ALZIRA (1): Dolz, Abraham, Nacho Vila (Mangel, min. 63), Robert Costa, Joaquín, ‘Pitu’ (Marenyà, min. 27), Busquets, Solbes, Alfaro, Dylan Iglesias (Palacín, min. 63) y Lado.
► GOLES: 0-1, Min. 10: Dylan Iglesias; 1-1, Min. 41: Roger Colomina.
► ÁRBITRO: Marc Oltra Sáez (Barcelona). T. Amarillas: para Hugo Sanz y Marcos Mendes, del Hércules, y para Nacho Vila, del Azira. T. Rojas: sin expulsados.
► ESTADIO: partido correspondiente a la jornada 12 en el grupo 3 de Segunda Federación disputado en el estadio Rico Pérez de Alicante ante 6.125 espectadores, según los datos facilitados por el Hércules.