Hércules 0-2 Villarreal B

Hércules-Villarreal B: Sobredosis de amargura y decepción

El Hércules encadena la tercera derrota en liga después de jugar una buena primera mitad que le pasó factura en la última media hora

Pedro Rojas

Pedro Rojas

La vida es eterna en un segundo, en el poco tiempo que pasa entre que el delantero lanza un penalti y lo detiene tu portero. El que transcurre entre que el central decide que el balón se marchará por la línea de fondo y el extremo, recién llegado al partido, fresco, joven, se lo niega en la cara y marca un gol que parecía imposible a los ojos del defensor. El tanto que te mata, el que te sume en una amargura densa, difícil de sostener, el que te devuelve a los días malos en los que no salía nada bien y estuviste a punto de renunciar a tu asiento en el estadio.

Tercera derrota consecutiva en liga, cuarta si se suma la eliminación en Copa. Cuatro tropiezos sin aparente ligazón, pero cortados por un patrón semejante, el del fallo puntual, el del error de cálculo en la contención, ese de valor gol que te penaliza por sistema, que te hunde en una depresión forzosa de la que conviene salir cuanto antes porque la pena mata. El Hércules se descuelga de la pelea por la promoción. Es lo que le toca a un recién ascendido al uso. Pero los blanquiazules nunca lo son, su aspiración histórica se lo impide. Aun así, hay que aceptar que con tu inversión, lejos de las más ambiciosas, puede no darte para golpear con dureza a rivales bien armados como el filial del Atlético de Madrid o como el del Villarreal, dos bloques dopados por los ingresos del fútbol profesional.

Los jugadores del Hércules se llevan las manos a la cabeza después de fallar una ocasión para adelantarse al Villarreal B.

Los jugadores del Hércules se llevan las manos a la cabeza después de fallar una ocasión para adelantarse al Villarreal B. / Jose Navarro

A ganar hay que acostumbrarse, no basta con quererlo, y la Primera RFEF se lo está recordando al equipo de Torrecilla cada semana. Si no marcas, es imposible sumar de tres en tres, y los delanteros blanquiazules solo han visto puerta dos veces entre los tres. Anoche, frente a un adversario pleno de talento, de músculo, de velocidad en las piernas, dio para sostener el pulso una hora.

La parada de Carlos Abad al lanzamiento desde los once metros de Geralnik emulando a Panenka frenó la potencia en el arranque de los amarillos y colmó de energía a los blanquiazules. Los tres minutos que estuvo pensando el capitán «groguet» en el modo de ejecutar la pena máxima por la atención médica al guardameta le amontonaron las dudas en la cabeza y al final eligió lo peor, darle al Hércules una vida extra en el minuto 8.

Desde ese instante, el derbi cambió de signo. Los alicantinos ganaron presencia, ocuparon mejor los espacios, compactaron las líneas y comenzó a surtir efecto la presión alta. El dibujo de Torrecilla, con un doble pivote, dos extremos puros y dos delanteros, con Soldevila por detrás de Coscia, valió para arrinconar al pequeño submarino amarillo, hundido en su área por el empuje local.

Desde ese instante, desde que Carlos Abad atajó el balón flotante de un penalti sospechoso, el Hércules fue mejor, superior hombre por hombre. Maniató a Etta Eyong, domó su energía superlativa, su arrojo. Lo hizo con ayudas constantes, con atenciones, con un derroche físico descomunal, sin darse tregua, pero sin pegada. Disparando desde lejos, sin concretar remates limpios, sin aprovechar los centros laterales ni los pases filtrados.

Tres zapatazos de Soldevila, un cabezazo suyo después de trenzar una contra eléctrica con Javi Moreno; un latigazo frontal del extremo diestro, y un gol anulado a Montoro después de la ejecución de una falta y la peinada en el primer palo de Agustín debieron servir para adelantarse en el marcador, pero no fue así. El árbitro se creyó la versión del juez de línea e invalidó un tanto completamente legal. La vida te cambia en un segundo, el que emplea en levantar la bandera un linier atribulado, fuera de lugar.

Soldevila no entiende como Pablo Moreno Morales no señala una falta clara en el Rico Pérez de Alicante.

Soldevila no entiende como Pablo Moreno Morales no señala una falta clara en el Rico Pérez de Alicante. / Jose Navarro

A pesar del error del colegiado, el Hércules no bajó la intensidad, siguió empujando, yendo a por más... pero la fuerza fue menguando, ley de vida. Y ahí empezó a crecer el Villarreal. Miguel Álvarez lo percibió y dio entrada a Víctor Moreno y Luis Quintero, una decisión capital. El primero le ganó una carrera a Sotillos, que se relajó creyendo que la pelota se escapaba. No pasó. El joven de 19 años se le coló por donde no cabía, metió el pie antes de que saliera y batió a Carlos Abad, al que no dio tiempo a reaccionar.

El segundo se coló entre las dudas y la fatiga de Montoro a dos minutos del final y sentenció mano a mano con el canario (0-2). Resultado injusto, desgraciado, uno amargo y decepcionante que pone el foco en lo evidente: para sostenerte arriba, con los grandes, no te vale con lo que tienes. Es la cruda realidad.

FICHA TÉCNICA

HÉRCULES CF: Carlos Abad, Abraham (Aranda, min. 75), Montoro, Colomina, Artiles (Mangada, min. 86), Coscia (Mendes, min. 68) ‘Nico’ Espinosa (Retuerta, min. 75), Javi Moreno (Alvarito, min. 68), Samu Vázquez, Soldevila y Sotillos.

VILLARREAL B: Rubén Gómez, Espigares, Arnau Sola, Hugo Pérez, Geralnik (Requena, min.) 74, Etta Eyong (Fofana, min. 74), Fabio Blanco (Víctor Moreno, min. 63), Pau (Luis Quintero, min. 63), Ojeda, Diatta (Rodrigo Martín, min. 84) y Daniel Budesca.

GOLES: 0-1, Min. 66: Víctor Moreno. 0-2, Min. 90: Luis Quintero.

ÁRBITRO: Pablo Morales Moreno (Almería). TARJETAS: amonestó con una cartulina amarilla a Carlos Abad, Coscia y Soldevila, del Hércules; y a Daniel Budesca y Dani Requena, del Villarreal B.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 13 en Primera RFEF disputado en el José Rico Pérez de Alicante. Se guardó un emotivo minuto de silencio que respetó íntegro toda la grada tras sonar el himno de la Comunidad. 9.168 espectadores en la grada.

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